Música
Melani García: «Mi sueño es ir a Eurovisión»
Melani García, de diez años, participa en «La Voz Kids» y ha sorprendido a la audiencia por su versatilidad y, sobre todo, por sus conocimientos de ópera
Es una niña de 10 años, de pelo largo y ojos hipnotizantes cuya vida se podría considerar como la de cualquier otra niña con un añadido: se ha convertido en toda una estrella en su barrio gracias a su participación en «La Voz Kids». Su interpretación de «O mio babbino caro», aria de la ópera Gianni Schicchi de Giacomo Puccini y Giovacchino Forzano, dejó a los tres jueces con la boca abierta y, en especial, a Melendi a quien su voz lírica no dejó indiferente. Pero, ¿cómo ha llegado una niña tan pequeña a la ópera?
Sensibilidad innata
Ella lo explica de forma muy sencilla: «A los siete años les pedí a mis padres que me apuntaran a un coro», dice al otro lado del teléfono. Y fue la profesora la que decidió ponerles una ópera como inicio del curso. La mayoría de sus compañeros se miraban y hacían gestos de sorpresa. A ella le ocurrió todo lo contrario. «Me quedé embobada», reconoce. Y eso denota la sensibilidad innata que tiene: «La ópera es capaz de mostrar muchos más sentimientos que otros tipos de música» y, además, asegura que la relaja. Esas primeras notas musicales la marcaron y decidió indagar por su cuenta otras arias. Así fue como conoció a la que hoy considera su cantante favorita: «Escuche a las mejores cantantes de ópera y cuando escuché a María Callas supe que era ella». Melani no duda en explicar qué le cautivó de la soprano griega. «Si es una canción triste, lo refleja en seguida, si es alegría también... transmite tan bien los sentimientos que te llegan al corazón». Eso sí, ella reconoce que es raro que a una niña tan pequeña le guste la lírica: «Soy una niña, ¿cómo me podía gustar esto?», se pregunta ella misma, entre risas.
A sus padres les dejó igual de anonadados que a su profesora del coro, con esa decisión de optar por la música clásica. Pero no era la primera vez que les sorprendía con alguna petición. «Desde que empezó a hablar reclamaba un violín», recuerda Noe. Sus padres creían que era un capricho pasajero. Por eso decidieron regalarle uno de juguete. Pero el interés de Melani iba más allá. «En el conservatorio no te dejan tocarlo hasta que no cumples cierta edad porque los dedos no los tienen tan desarrollados». Por eso tuvo que esperar a que fuera algo mayor para iniciarse. Y desde entonces no lo ha soltado.
Melani tiene dos aficiones más: la gimnasia rítmica y el inglés. Con una niña así, no es raro que en algún momento, alguno de sus compañeros haya pensado en Melani, como en «el repelente niño Vicente». Pero en el caso de esta valenciana es todo lo contrario porque tanto sus compañeros como sus profesores la adoran. La lanzamos una última cuestión: «Dime algo que no te guste, con lo que no disfrutes. Las mates, ¿por ejemplo?» Ella se ríe: «Qué va, las Matemáticas me encantan. Me gustan todas las asignaturas». Pero damos con su punto débil: las verduras. «Sólo las tomo porque mi madre es capaz de esconderlas en puré», reconoce. Detrás de sus grandes ojos azules ahora solo hay un sueño: «Me encantaría ir a Eurovisión y representar a España». Por eso admira a Amaia y a Alfred, que participarán este año.
Antes de ir al cole, Melani le pide a su madre que la peine «porque es muy coqueta». A mediodía come en casa y vuelve al aula. Después da clases de violín o practica gimnasia rítmica. Los viernes tiene su actividad preferida: la fiesta de pijamas.
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