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Una familia real de vergüenza ajena
«The Royals», que ya está disponible es Movistar Series, es una parodia sobre la realeza británica que protagoniza Elizabeth Hurley
«The Royals», que ya está disponible es Movistar Series, es una parodia sobre la realeza británica que protagoniza Elizabeth Hurley.
Hay series tan absurdas, que justamente ahí radica su encanto: saber hasta dónde están dispuestos a llegar sus creadores en su escalada de idas de olla, despropósitos y demás desparrames. «The Royals», cuya cuarta temporada ya está disponible en Movistar Series, es una de ellas. Se podría interpretar que es la cara B de «The Crown», una sátira –cabe la posibilidad de calificarla como alocada pero es más pertinente decir que enloquecida– sobre una ficticia familia real británica cuyos miembros son chocantes.
Solo así se puede entender que la excesiva reina Helena (Elizabeth Hurley), consumida ante su inactividad sexual, contrate a un gigoló y le confunda con su nuevo guardaespaldas como si de Whitney Houston y Kevin Costner se tratasen pero en versión cutre por muy palacio real que sea. A partir de ahí, lo más descabellado que se puedan imaginar sucede.
El resto de parientes también son para echarlos de comer aparte. El príncipe Robert ha sido coronado como rey, pero ya tiene varios cuchillos clavados en su espalda: el de su hermano, que está celoso perdido, y el del anterior monarca, Cyrus, que tomaba la decisión de conceder títulos nobiliarios a prostitutas. No faltan princesas con los modales de las Kardashian y un personal de servicio que, como los tres monos sabios de la tradición japonesa ni ven, ni oyen, ni hablan, no sea que les salpiquen los conflictos.
Vocación de folletín
«The Royals» es una comedia de trazo grueso que no pretende ser el espejo distorsionado del reinado de Isabel II, aunque el personaje de Eleanor sí que parece una caricatura de la princesa Margarita. Sin tomársela en serio, es imposible, esta ficción tiene algunos trazos interesantes. No es una casualidad que la produzca el canal de suscripción estadounidense E!, que se dedica a informar sobre todas las podredumbres de las celebridades. Ellos mejor que nadie saben que a los estadounidenses se les cae la baba con la familia real británica, mucho más aún desde que llegó Diana de Gales y se humanizó hasta lo grotesco con aquella escatológica demostración de amor del Príncipe Carlos cuando dijo que quería ser el «tampax» de Camilla. Esa escena podría pertenecer a «The Royals», sin desentonar con su vocación de folletín.
Hurley no deja de ser una actriz mediocre. Sin embargo, a su favor está que sabe reírse de sí misma al interpretar a esta reina ambiciosa que pretende ser una villana. Tiene una buena maestra porque de lo mejorcito de «The Royals» es que Joan Collins («Dinastía») interpreta a su madre. Es una delicia ver cómo le asignen el papel que sea a ella le importa un bledo porque solo sabe interpretarse a sí misma y lo hace estupendamente. Ahí está su grandeza. Es la guinda de uno de esos pasteles que se tiran a la cara. Vamos, una payasada... pero cómo engancha.
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