Cádiz

Los ecosistemas más vulnerables reclaman mayores esfuerzos de conservación

Mayor implicación de las administraciones, la ampliación de la figura de protección y la participación de toda la sociedad son los retos de conservación de los ecosistemas húmedos, que mañana celebran su Día Mundial.

Deltas, manglares, estuarios, arrozales, zonas costeras, lagos, marismas, pantanos y toda la biodiversidad presente en ellos son desde 1977 los protagonistas de cada 2 de febrero.

El papel de estos espacios naturales -los más vulnerables del planeta- sobre el equilibrio ecológico es indiscutible; refugios de aves y especies vegetales únicas, fuentes de abastecimiento de agua dulce, reguladores de sequías e inundaciones, controladores de las emisiones de efecto invernadero o almacén de dióxido de carbono (CO2).

Como ha explicado a EFEverde Federico García, responsable de Educación Ambiental y Voluntariado de SEO/BirdLife, "se trata de los ecosistemas con mayor biodiversidad, pero además son los que más servicios ofrecen y, por tanto, de los que mayor riqueza económica aportan", a través del ocio y el turismo.

Sin embargo, los innumerables beneficios no van acordes con los esfuerzos de protección de estos espacios, ha asegurado Federico García, quien ha demandado "que se cumplan las leyes y se potencie la participación de la sociedad en su protección".

El Día Mundial de los Humedales conmemora la firma el 2 de febrero de 1971 del Convenio Ramsar, al que 40 años después se han adherido ya 160 países con el compromiso de preservar y hacer un uso racional de los más de 2.000 humedales de todo el mundo, que ocupan casi 200 millones de hectáreas.

España, que se sumó a la lista en 1982, aporta 68 espacios, con una superficie de más de 285.000 hectáreas, la mayoría de ellos incluidos en la Red Natura 2000.

El mayor de todos es el Parque Nacional de Doñana, que se adhirió en 1982 con 50.720 hectáreas, seguido del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio, que incorporó casi 40.000 hectáreas en el año 2006.

El hecho de que la mayoría de los humedales españoles estén integrados en la Red Natura 2000 obliga a una gestión de los mismos que respete los usos tradicionales humanos del territorio que ocupan.

Como ha recordado el responsable de Educación Ambiental y Voluntariado de SEO/BirdLife, "el reto es que la gente que está sobre el terreno, que en parte es quien ha ayudado a su conservación, no vea el corto plazo y sepa que esto es un ecosistema en el que todos tenemos que conocer nuestro papel".

En el Día Mundial de los Humedales hay que recordar los errores del pasado que pusieron en serio riesgo su preservación, como la creencia de que se trataba de focos de enfermedades o de lugares inundados dañinos para el campo, ha recordado Federico García.

Otras veces, prácticas agrícolas equivocadas provocaron una sobreexplotación de los acuíferos que los sustentan, como ocurrió en el Parque Nacional de Daimiel, al borde de su desaparición en la pasada década y hoy en un momento glorioso con sus lagunas inundadas y la ampliación del territorio protegido en más de mil hectáreas.

El momento de esperanza que viven los humedales españoles no oculta sin embargo una realidad preocupante; según la Fundación Biodiversidad, en España su superficie ha mermado en más de la mitad en los últimos 50 años.

Además, estos espacios, tan dependientes de las precipitaciones y de la temperatura, son los más vulnerables al cambio climático y, por tanto, a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Y la pérdida de biodiversidad en estos ecosistemas tan vulnerables tiene un coste, como recoge un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Así, si Doñana, el mayor humedal español, aprovisiona a la agricultura, al turismo o a la pesca en 570 millones y medio de euros al año, los más de mil pozos ilegales existentes en el entorno han herido de gravedad al acuífero y han reducido en un 90 por ciento el aporte de agua a las marismas del Parque Nacional.