Serbia
Una ciudad serbia es el mayor santuario urbano para búhos del mundo
En la ciudad serbia de Kikinda molestar a los búhos puede salir por casi 9.000 euros. Esa elevada multa es una de las medidas para preservar en el centro de esa localidad el mayor santuario urbano de esa ave rapaz en el planeta.
Cada invierno, esta ciudad del norte de Serbia se ve ocupada por cientos de búhos, que inundan los árboles de su plaza céntrica y han convertido el lugar en un imán para los ornitólogos.
Entre 250 y 750 de estas rapaces, la gran mayoría ejemplares de búho chico (en latín Asio otus) llegan cada año al centro de la localidad, explica a Efe Milan Ruzic, ornitólogo y presidente del Centro para la protección de los búhos de Serbia.
En alguna ocasión se han llegado a contar hasta 165 búhos en un solo árbol.
A finales de 2012 el Ayuntamiento decretó elevadas multas para los pocos desaprensivos que les molesten y declaró la céntrica zona peatonal como un hábitat protegido para los búhos.
A iniciativa del Centro para la protección de los búhos, se ha prohibido la celebración de conciertos y fiestas en el casco céntrico para reducir el ruido. Tampoco se puede usar iluminación a menos de cinco metros de los árboles.
Las multas impuestas por las autoridades municipales contra quienes dañen o destruyan los nidos, molesten durante el período de reproducción y cría, poden o corten ramas y causan otros problemas van hasta más de 650 euros para personas físicas, y pueden superar los 8.700 euros para la empresas.
Esta cantidad es enorme en un país en el que el sueldo mensual medio es de alrededor de 490 euros.
Los ciudadanos de la localidad, que desde hace años comparten el centro arbolado de su ciudad con estos huéspedes invernales, tienen afecto por ellos y tratan de no molestarles, según explicaron a Efe desde la oficina turística de la ciudad.
Tampoco creen en las supersticiones que dicen que el ulular de esas aves -que no suelen dejarse ver con frecuencia- augura desgracias y mala suerte.
Además, los búhos son una de las bazas turísticas y mediáticas de Kikinda ya que atrae también a muchos ornitólogos. En 2011 se celebró allí una conferencia internacional sobre las investigaciones, observación y protección del búho chico.
Desde septiembre hasta comienzos de abril, los búhos pasan el invierno en la localidad situada en la fértil llanura de Vojvodina, que acoge a más de 30.000 ejemplares durante esos meses.
Según Ruzic, "toda Vojvodina es un gran fenómeno"europeo y mundial, y "Kikinda aún más, lo es dentro de Vojvodina".
"Tenemos datos de que los búhos se concentran en más de 450 localidades en Vojvodina cada año, son sus invernadas permanentes, y Kikinda es la mayor de ellas", agregó.
Ruzic señaló que el fenómeno se sigue desde el año 2003, pero que "todavía hay que trabajar mucho para comprender por qué llegan tantos a estas zonas".
Kikinda está rodeada de vastos campos labrados en los que abundan diferentes roedores, como ratones de campo o topillos, el alimento preferido del búho y que de esa forma ayuda a mantener a raya a los roedores.
Los topillos campesinos hacen grandes daños a los cultivos porque se alimentan de trigo, trébol, maíz y otras plantas y sus raíces, y fácilmente pueden diezmar los campos.
El búho en una noche consume una media de tres ratones o topillos, y se calcula que en Kikinda consumen durante el invierno más de medio millón de roedores, y en Vojvodina unos 15 millones, con lo que suponen ahorros de decenas de millones de euros para evitar las plagas sin la utilización de pesticidas.
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