Destinos internacionales
Orgullo israelí: Tel Aviv
Más de 200.000 personas visitan esta semana Tel Aviv, que hoy festeja su Orgullo LGTB y que atrae a curiosos de todo el mundo para disfrutar de playas paradisiacas, gastronomía vanguardista que no pierde el sabor a tradición y fiesta para todos los gustos
Más de 200.000 personas visitan esta semana Tel Aviv, que hoy festeja su Orgullo LGTB y que atrae a curiosos de todo el mundo para disfrutar de playas paradisiacas, gastronomía vanguardista que no pierde el sabor a tradición y fiesta para todos los gustos.
Estos días se celebra en Israel el 50º Aniversario de la Guerra de los Seis días, cuando el Ejército hebreo derrotó en un conflicto exprés a tres países (Egipto, Jordania y Siria) y se hizo con el control de Cisjordania, la Franja de Gaza, Jerusalén este y el Sinaí. Un hito histórico que reconfiguró el juego de fuerzas en Oriente Medio y que condujo al país a un conflicto enquistado entre árabes e israelíes. En estos 50 años se han construido muros y levantado paredes que han conducido a un sinfín de intentos de paz infructuosos salpicados de confrontaciones que han sesgado la vida y los sueños de miles de personas.
En Tel Aviv, poco se habla del «conflicto», aquí se lidia con una agenda política diferente a la de Jerusalén. Las prioridades son los derechos sociales, fomentar las libertades y la igualdad. Es más, hay quien considera a Tel Aviv «el Miami de Oriente Medio». Una burbuja anclada en una región hostil, golpeada por conflictos político-religiosos que desangra cada día a su población. Tanto es así, que, por ejemplo, la celebración del Orgullo Gay de la segunda ciudad más importante del país se ha convertido en un referente mundial. En la calles, repletas de banderas multicolor, se lleva a cabo hoy la popular «LGTB Parade» que recorre las principales vías de la ciudad bajo los más de 30ºC que no son un impedimento para los jóvenes sedientos de diversión. Un aperitivo del World Pride que este año acoge Madrid a primeros de julio. Este evento, además de ser un atractivo para el colectivo LGTB, es también un reclamo para turistas ansiosos de buena temperatura, fiesta y paisajes de ensueño.
Récord de visitantes
Las playas de Tel Aviv, así como su vida nocturna, son una seña de identidad que ya han colocado a la ciudad en el «Top Ten» de los destinos turísticos. Sólo el orgullo israelí atrae a más de 200.000 personas, incluidos más de 40.000 turistas. Hasta aquí llegan gays, lesbianas, heterosexuales, bisexuales y transexuales de todo el mundo. Muchas personas, acosados en países vecinos, como Irak, Siria, e incluso de pequeñas poblaciones de Israel, no dudan en hacer las maletas y mudarse a la costa donde les espera una población abierta de mente y de filosofía occidental.
De aquí han salido varios iconos del colectivo LGTB, desde la cantante Dana International, que ganó a finales de los 90 el Festival de Eurovisión, hasta el cantante Ivri Lider que, por cierto, estará a finales de mes en Madrid para participar en el Worl Pride. «Es necesario seguir luchando por nuestros derechos. Creo que a través de la música se puede conseguir este fin. Yo, hasta que no publiqué mi tercer álbum no hablé de mi sexualidad. Ahora me siento libre. La aceptación ha sido muy buena», reconoce el artista a LA RAZÓN. Como gran parte de los miembros del colectivo LGTB israelí, Ivri nació en un Kibutz, una comuna agrícola de poco más de 100 habitantes. Pronto se trasladó a Tel Aviv donde su carrera comenzó a despegar. «En mi familia lo aceptaron perfectamente. Una noche no fui a dormir a casa y mi madre me preguntó si había estado con una chica o un chico. Yo le contesté con un hombre y ella me dijo: ‘‘Vale. Hay pasta en el frigorífico”. No le dio más importancia», relata el cantante. Ahora, recibe numerosas cartas y menajes de fans que le piden ayuda desde diferentes puntos de Israel para lidiar con su orientación sexual, un aspecto que en esta región sigue siendo tabú, cuando no castigado con la muerte.
Tel Aviv es sinónimo de progresía, aunque, mientras que en la sociedad los miembros LGTB son aceptados y es normal cruzarse con transexuales o parejas homosexuales sin que nadie se de la vuelta, la legislación y los avances políticos en esta materia (que dependen del Gobierno central) van demasiado lentos. Curiosamente, no existe el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, pese a que, por ejemplo, el Ejército israelí ha financiado la operación del primer oficial transexual.
Contradicciones de un país suculento para los turistas, los cuales son un pilar básico de la economía israelí. De hecho, entre enero y abril de este año, un millón de extranjeros han pisado Tierra Santa, lo que conlleva una inyección de casi 1.500 millones de euros. Este aumento del turismo se debe, además de a los atractivos del país, a que otros lugares como Turquía han sido golpeados por el terrorismo y el miedo obliga a los extranjeros a pensar en destinos alternativos. Claro está que Jerusalén es un «must» de quienes visitan Israel, donde en cada esquina se respira historia y donde la mezcla cultural y religiosa es mágica. Pero para los viajeros más jóvenes, Tel Aviv es ahora la gran apuesta, pues la ciudad, meca de la tecnología de las startups, ha ido remodelando con el paso de los años sus infraestructuras y desarrollando una oferta hostelera, gastronómica y playera sin parangón. Como ejemplo el nuevo mercado de Sarona, antigua colonia alemana, que supone una «delicatesen» para los sentidos. Así como Jaffa, la zona árabe de la capital económica donde está el mercado de pulgas o la calle de artesanos de Nachlat Binyamin, donde es recomendable perderse entre antigüedades y ambiente bohemio. Aunque, si lo que busca es disfrutar del sol mediterráneo, la clave está en extender la toalla en la paradisíaca playa de Fishermen, al norte de Tel Aviv. No dejen de visitar algún restaurante Kosher como puede ser el Goshen, otros de los factores que potencian el orgullo israelí.
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