Panamá
Panamá: abierto en canal
El próximo mes de abril es la fecha prevista para la inauguración del nuevo tramo del Canal de Panamá, que abrirá para los grandes buques una ruta que la naturaleza bloqueó hace diez millones de años
El próximo mes de abril es la fecha prevista para la inauguración del nuevo tramo del Canal de Panamá, que abrirá para los grandes buques una ruta que la naturaleza bloqueó hace diez millones de años
Desde la misteriosa extinción de los dinosaurios, ningún acontecimiento conocido ha tenido tanta incidencia en la evolución del planeta como la formación del istmo de Panamá. Hace diez millones de años (hasta hace poco se consideraba que había sido «tan sólo» hace 3,5 millones), como resultado del choque de las dos placas tectónicas unido a una virulenta erupción volcánica submarina, Panamá surgió del mar, creando una barrera natural entre el Pacífico y el Atlántico. Más allá de la repercusión del Gran Intercambio Americano (migración de animales y plantas entre América del norte y del sur), el nacimiento del istmo cambia, para siempre, las características de los mares: el Caribe aumenta su salinidad y temperatura, mientras que el Pacífico se enfría y se llena de nutrientes. Surgen las dos grandes corrientes marinas (la del Golfo y la de Humboldt) que provocan un gran cambio climático que afecta a todo el planeta. Había comenzado la Edad del Hielo.
Océanos unidos por el hombre
Hablar de Panamá obliga, aun sin quererlo, a citar su canal. Y no es para menos, ya que esta monumental obra faraónica –posiblemente el hito de la ingeniería más importantes en la historia de la humanidad– se ha convertido en el verdadero motor económico del país. Esto es muy fácil de entender si pensamos que, desde que EE UU cediera los derechos de explotación a Panamá el 31 de diciembre de 1999, más del 30 por ciento de su población se beneficia, directa o indirectamente, de los ingresos generados por el canal. Y es que las cuentas son muy claras: 365 días al año funcionando las 24 horas del día, para conseguir que unos catorce mil barcos soliciten atravesarlo anualmente, e ingresar en las arcas del canal una media de 200.000 dólares por buque.
Panamá fue elegida para la construcción de esta fastuosa autopista interoceánica por su perfecta situación geográfica, al ser la franja terrestre más estrecha de toda América Central. Sin embargo, había un problema que necesitaba una solución ingeniosa: el océano Pacífico, en estas latitudes, está 80 metros por encima del Atlántico. Por este motivo no fue posible realizar un canal normal, como el de Suez, y hubo que diseñar un sistema de esclusas, que funcionan como ascensores de agua y elevan los barcos desde el nivel del mar hasta los 26 metros de altitud del Lago Gatún.
Cada juego de esclusas lleva el nombre del lugar donde fue construido: Gatún (zona Atlántico), Pedro Miguel y Miraflores (zona Pacífico). Las embarcaciones recorren los 80 kilómetros que separan los dos océanos en poco más de diez horas; puede parecer mucho, pero es un tiempo récord si pensamos que la otra opción es una travesía de al menos dos semanas y 13.000 kilómetros, con la obligación añadida de tener que sortear el impredecible y peligroso Cabo de Hornos.
Desde el año 2007, con un presupuesto global de 5.250 millones de dólares, se lleva a cabo la construcción de un segundo canal, con un trazado paralelo al original, pero con un nuevo y sofisticado sistema de esclusas, más grandes y efectivas: 16 compuertas rodantes situadas perpendicularmente a las cámaras de las esclusas, totalmente diferentes de las cerraduras actuales en bisagra con forma de V. El nuevo cauce (6,1 kilómetros) dará acceso a los inmensos Post-Panamax, buques de hasta 49 metros de ancho y 366 de largo, con capacidad para 12.000 contenedores, el triple de la carga máxima permitida en la actualidad, que representan el 50 por ciento de los cargueros que hoy surcan las rutas comerciales marítimas.
El pasado 14 de septiembre se iniciaron las tareas de llenado del cauce, para lo cual serán necesarias un total de 19 millones de metros cúbicos de agua procedentes del Lago Gatún. Una vez inundadas las esclusas, se procederá con las pruebas pertinentes de funcionamiento de los mecanismos de llenado, vaciado y de tránsito de buques. Si no hubiera ningún contratiempo, las autoridades del canal de Panamá (ACP) tienen previsto que la nueva vía inicie sus operaciones la primera semana de abril de 2016.
El «BioMuseo» de Gehry
En un enclave privilegiado, con vistas a la bahía de Panamá y a la entrada del Pacífico en el Canal, el arquitecto Frank Gehry ha construido el «Biomuseo», el Museo de la Biodiversidad de Panamá, el primer edificio tropical del padre del Guggenheim bilbaíno. Es una estructura multicolor, con amplios espacios abiertos, ventilados y luminosos, concebido para albergar una serie de exposiciones permanentes que nos permiten conocer el papel decisivo en la evolución climática y biológica tras la formación del istmo de Panamá. La Autoridad del Canal (ACP) y el Biomuseo han firmado recientemente un acuerdo por el cual se puede adquirir una entrada conjunta al Biomuseo y al Centro de Visitantes del Canal en Miraflores. Tiene un precio de 25 dólares, que representa una rebaja importante del precio de las entradas, si éstas se compraran por separado.
La tribu Emberá
La selva del Parque Nacional del río Chagres, a tan sólo dos horas en canoa del centro de Panamá, es el hogar de los Emberá, una de las cinco tribus primigenias panameñas. El móvil aquí no tiene ningún sentido, no hay internet ni el más mínimo indicio de lujo o modernidad propia del siglo XXI. El poblado lo conforma un reducido grupo de sencillas cabañas de madera, cubiertas con hojas de palma, limpias y con lo justo para dormir y cocinar la comida del día.
Los emberá han sido, desde siempre, un pueblo de excelentes cazadores. En la actualidad, han tenido que abandonar esta actividad a cambio de poder seguir dentro del Parque Nacional. Debido a ello, no les ha quedado más remedio que apostar por otras fuentes de ingresos. Por ello, en 1998 decidieron permitir las visitas de turistas a sus poblados. A cambio de esta apertura, el Estado les concede fondos destinados a educación y salud.
Aquí el ambiente es cordial, hospitalario, aunque un tanto distante. Nos muestran su hogar y sus costumbres, pero sin dejarse invadir por los visitantes. Quizás ésta sea la única fórmula que ellos tengan para que dichas incursiones tarden mucho tiempo en edulcorar, o incluso transformar completamente, su verdadero modus vivendi.
- Cómo llegar: La aerolínea Iberia (www.iberia.com) ofrece vuelos directos entre Madrid y Ciudad de Panamá (Aeropuerto de Tocumen).
- Dónde dormir: Hotel Trump (www.trumphotelcollection.com). A los pies de la bahía de Ciudad de Panamá, es uno de los alojamientos más bellos de Centro América.
- Más información: en la página web www.visitcentroamerica.com.
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