Lisboa
Pousada de Lisboa, una joya en el centro de la capital portuguesa
Una magnífica labor de rehabilitación de un edificio de indudable valor histórico
Dejemos por unos momentos volar sin límites la imaginación. Intentemos pensar en cómo sería nuestro alojamiento de ensueño en Lisboa. Seguramente, le pediríamos una serie de requisitos: una buena localización, un magnífico servicio, un edificio con historia, atención personalizada, máximo cuidado en los detalles, ciertos lujos, excelente gastronomía, conseguir que la estancia sea inolvidable, etc. Pues bien, volvamos a la realidad y pensemos que hace apenas un año se ha inaugurado uno de esos hoteles que no dejan indiferente al huésped; de los que consiguen experiencias imborrables. Un hotel que se graba por mucho tiempo en la memoria y que, naturalmente, atesora todas esas características.
Me estoy refiriendo a la Pousada de Lisboa, situada en pleno centro histórico de la capital, en la emblemática Plaza del Comercio.
Una magnífica labor de rehabilitación de un edificio de indudable valor histórico, decorado con innumerables antigüedades y obras de arte, ha conseguido hacer realidad la apertura de uno de los alojamientos más atrayentes de la capital portuguesa.
Desde que entramos por la recepción descubrimos que es un lugar especial. La impronta de su pasado está presente en cada rincón. Como ejemplo representativo, "nos recibe"la estatua ecuestre (réplica en menor tamaño de la existente en Batalha junto al monasterio) de D. Nuno Álvarez Pereira ("O Condestável"), uno de los personajes más importantes de la historia de Portugal.
Espectacular es también el gran "Salâo Nobre", otra seña de identidad de la Pousada. Su rica decoración en techos y paredes lo convierte en un espacio ideal para todo tipo de eventos.
El cúmulo de agradables sorpresas se experimentará minutos después de levantarnos. Y es que tomar un fantástico desayuno en el patio central (con un techo acristalado retráctil), cuyo suelo reproduce la típica calzada portuguesa, es, desde luego, una magnífica forma de empezar el día.
No quiero dejar de mencionar, para los huéspedes que gusten de la sofisticación y el lujo, su increíble suite "Dom Pérignon". Más que una habitación. Más que una suite al uso. Varias espaciosas estancias con paredes forradas de madera, altos techos, biblioteca, salón de reuniones, tres grandes ventanales con vistas a la Plaza del Comercio y la historia de lo que antaño fue este espacio, indican que es un lugar muy exclusivo.
En definitiva, un hotel con personalidad propia incluido en el selecto club Small Luxury Hotels of The World.
Restaurante Lisboeta
Tiago Bonito es el cocinero jefe de estos acreditados fogones. Sin olvidar las ricas prácticas culinarias y el denso recetario tradicional de este país, Tiago propone fusionar el pasado con el presente a través de su visión gastronómica. Modernidad y tradición juntas. Viejas recetas presentadas en novedosas versiones. Cocina de altos vuelos. Magníficas elaboraciones con presentaciones que seducen a primera vista. Dedicación y trabajo que van logrando sus frutos gracias a una estudiada "ementa"y una más que trabajada selección de vinos.
Todo ello -sería injusto no mencionarlo- unido a un extraordinario equipo humano, tanto en cocina como en sala. Si los fogones de Tiago son dignos de mención, no lo es menos el esmerado servicio y la atención que recibe el comensal en un local que conjuga la comodidad con la historia de estos gruesos muros.
Quiero finalizar con unas palabras que leí sobre la Pousada de Lisboa recientemente en un prestigioso foro on line. Decía: "Realmente se gana las cinco estrellas". Una magnífica forma de definir un hotel único.
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