Crítica de cine

Yimou, el chaquetero

Dirección: Zhang Yimou. Guión: Liu Heng, según la novela de Yan Geling. Intérpretes: Christian Bale, Ni Ni, Zhang Xinyi. China-Hong Kong, 2011. Duración: 146 minutos. Drama.

Yimou, el chaquetero
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Puede que el cine de propaganda, que hizo furor durante la Segunda Guerra Mundial en todas las naciones implicadas, parezca un género anacrónico, pero China, que necesita protegerse como primera potencia económica mundial, aún está librando batallas que Occidente da por ganadas. Es triste que el que fue cabeza visible de los cineastas de la Quinta Generación, los que dieron a conocer internacionalmente una cinematografía que luchaba contra los discursos oficiales de un país proclive a la censura, se haya convertido en su portavoz gubernamental. No es extraño que, después de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín, Zhang Yimou haya dirigido «Las flores de la guerra», en la que un americano canalla (Christian Bale) emprende el camino de la redención cuando se convierte en salvador de un puñado de estudiantes católicas y unas cuantas cortesanas que se ocultan en las ruinas de una catedral del temible invasor japonés. Se trata de hacer más accesible al público la temible masacre de Nanking, episodio central de la implacable «Ciudad de vida y muerte» que Yimou glamuriza sin temor al ridículo. Eso sí, quien tuvo retuvo: las escenas bélicas están rodadas con pulso firme. Una pena que el arco dramático del protagonista sea completamente inverosímil, que la película prefiera elogiar al héroe americano aunque sea después de presentarlo como alcohólico oportunista y que los japoneses se conviertan en villanos seudoparódicos en su adicción a la tortura sacrificial.