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Rajoy se blinda para resistir y Sánchez se postula con Podemos

La investidura fallida abre otro escenario hasta las elecciones vascas y gallegas: el PP cerrará filas ante las presiones desde Ciudadanos y el PSOE para que caiga su líder y los socialistas lo intentarán otra vez con Podemos

Sánchez pasa ante el escaño de Rajoy, ayer, en el Congreso, donde se volvió a constatar el bloqueo político que puede acabar en terceras elecciones
Sánchez pasa ante el escaño de Rajoy, ayer, en el Congreso, donde se volvió a constatar el bloqueo político que puede acabar en terceras eleccioneslarazon

La investidura fallida abre otro escenario hasta las elecciones vascas y gallegas: el PP cerrará filas ante las presiones desde Ciudadanos y el PSOE para que caiga su líder y los socialistas lo intentarán otra vez con Podemos►EDITORIAL: España fallida: Rajoy no es el problema, es la ambición de Sánchez ► El segundo rechazo a Rajoy abre un escenario incierto ► El Rey recibirá a Ana Pastor el lunes en Zarzuela

El Congreso confirmó ayer la votación del martes pasado y una segunda investidura fallida, esta vez la del candidato popular, Mariano Rajoy, pese a disponer de 170 escaños a su favor, pero con 180 en contra, lo que le impidió salir por mayoría simple. El bucle del bloqueo político continúa su andadura y ahora todos los focos se dirigen hacia el PSOE. Aunque también hay una mirada puesta en el Rey, en un momento en el que el desgaste por la imposibilidad de formar gobierno afecta a todos los partidos y amenaza incluso con extenderse a algunas instituciones fundamentales. El cierre del debate de investidura dejó la reiteración en las posturas fijadas, con matices. El líder socialista, Pedro Sánchez, aprovechó para postularse como alternativa. Mientras Albert Rivera jugó al «sí», pero «no», y sacó a circular la idea de una posible candidatura distinta a la de Rajoy. En concreto, pidió al PP otro candidato que tenga una candidatura viable. La respuesta del PP, por boca de su portavoz, Rafael Hernando, fue inmediata. Y Moncloa y la cúpula popular se sumaron a ese cierre de filas. La decisión es resistir con Rajoy como candidato hasta conformar Gobierno,y si no puede ser, la intención es mantenerle como cabeza de lista en unas nuevas elecciones, salvo que él diese un paso atrás que no se espera. El secretario general del PSOE salió de la Cámara Baja con la satisfacción de haber conseguido su objetivo estratégico de que igual que él perdió una investidura, también la pierde Rajoy. Una estrategia calculada que atiende a factores relacionados con la lucha por el liderazgo socialista y también con la guerra por la hegemonía de la izquierda. Pero los socialistas saben, con independencia de cómo evolucione el debate interno y de si hay o no de nuevo elecciones generales, que al final el PP gobernará. Ahora o después de otros hipotéticos comicios. Ésa es la tesis mayoritaria, con independencia de las hipótesis de trabajo que pueda estar manejando el secretario general del PSOE en su cabeza. El sentir mayoritario es que es sólo cuestión de tiempo. Que falta por marcar el cuándo y el cómo, según un ex dirigente del PSOE que observa con crecientes recelos la posición de Ferraz. Que falta por marcar quién cederá en estos dos meses antes de que se disuelvan de nuevo las Cámaras o bien después de unas nuevas elecciones, que en la teoría parecen cada vez más cercanas, pero con las que no cuenta todavía en serio nadie. Y si eso es lo que piensan en el PSOE, en el PP lo tiene aún más claro. «Al final, el Gobierno pasa por Rajoy, porque Rajoy no se va a ir y si el PSOE quiere que vayamos de nuevo a elecciones, sabe que el PP mejorará su resultado», defendían anoche.

El presidente del Gobierno en funciones traslada a su entorno una imagen de tranquilidad absoluta. Considera que la triple negativa de Sánchez, el «no» a las terceras elecciones, el «no» a investirle y el «no» a la alianza con Podemos es una maniobra para ganar tiempo en su batalla por mantener el liderazgo de su organización política. Pero considera, según trasladan sus colaboradores, que el PSOE está en una encrucijada en la que todas las salidas encierran riesgos. Septiembre será un mes inhábil para la negociación de la investidura, salvo sorpresa en el seno socialista. Y Rajoy se va a dedicar a su partido, a buscar un buen resultado en Galicia y Pais Vasco, y a esperar a ver qué se mueve en el principal partido de la oposición. Sin dejar de tantear al PNV, ahora en campaña, pero cuyo apoyo sería decisivo para colocar al PSOE entre la espada y la pared. Y sin dar un paso atrás ni rebajar la presión sobre los socialistas. Desde el PP sostienen que el problema de Sánchez es que no acepta los resultados electorales. Y señalan cómo reto inmediato conseguir preservar el acuerdo con Ciudadanos como elemento fundamental en esa campaña de presión sobre la dirección socialista. Rajoy acudirá a otra sesión de investidura, pero sólo si tiene más apoyos que ayer. Si se confirman sus previsiones, al PSOE le irá mal en estas dos citas electorales, y Sánchez estará en peores condiciones que él para afrontar otras generales. De momento, hoy gana más tiempo, y desde Ferraz se apuntan el tanto de haber ganado esta batalla parlamentaria a Iglesias y advierten de que la mayoría del Comité Federal estará de acuerdo, cuando se reúna, en respaldar su decisión de blindar su «no» a Rajoy, en vez de apoyar a las voces discordantes de algunos «barones».