Austria

Una Austria polarizada elige de nuevo presidente

Empate técnico entre el ultraderechista Hofer y el ecologista Van der Bellen, tras una campaña centrada en los refugiados y Europa

Carteles electorales de Van der Bellen y Norbert Hofer
Carteles electorales de Van der Bellen y Norbert Hoferlarazon

La votación en la repetición de las elecciones presidenciales austríacas ha terminado hoy a las 16.00 GMT con el cierre de los últimos colegios electorales y sin que se hayan registrado ningún tipo de irregularidades.

Austria elige por tercera vez en menos de un año a su nuevo presidente. La votación en la repetición de las elecciones presidenciales austríacas ha terminado hoy a las 16.00 GMT con el cierre de los últimos colegios electorales y sin que se hayan registrado ningún tipo de irregularidades.

Los dos aspirantes están muy igualados en las encuestas tras 50 semanas de campaña electoral. Tanto el ecologista Alexander Van der Bellen, de 72 años, como su rival de ultraderecha, Norbert Hofer, de 45 años, saben que su éxito puede depender de un puñado de votos. Van der Bellen subraya lo mucho que se juega Austria: «Esta elección no va sólo de dos candidatos, sino también sobre en qué dirección va a ir nuestro país». Y es que Austria está polarizada entre los dos candidatos, antagónicos personal y políticamente. Hofer es un euroescéptico militante que se ha esforzado en campaña en desmentir que planea un «Oxit». «Muchos periodistas me preguntan: ‘¿Va Austria a salir de la UE?’ No. El deber de Austria como país situado en el centro de Europa es desarrollar esta unión», trata de tranquilizar el candidato del Partido Liberal (FPÖ), que ve estos comicios como un trampolín para llegar al Gobierno de Viena.

Definido por la Prensa como un lobo con piel de cordero, Hofer ha capitalizado el malestar de la población por la llegada de 120.000 solicitantes de asilo en 2015 con un discurso nacionalista que vincula a los inmigrantes con el terrorismo y la delincuencia. «El islam no es parte de Austria y si mantenemos nuestra política, en 2050 la mitad de los menores de 12 años de todo el país serán musulmanes. No quiero que Austria sea de mayoría musulmana», proclama. En su punto de mira están las ayudas a los refugiados, a quienes acusa de socavar el Estado de Bienestar: «Necesitamos controlar nuestras fronteras. Austria no es la seguridad social de medio planeta».

Son argumentos que calan en un país minado por el temor a la devaluación de la economía, pese a unos indicadores que envidiarían muchos de sus vecinos europeos. Un déficit público del 1%, un índice de crecimiento de 1,3% del PIB en el tercer trimestre de 2016 y un 6,3% de paro. Aunque Austria es el tercer país de la zona euro con un índice de desempleo más bajo, muchos de sus 8,7 millones de habitantes, habituados al pleno empleo, no se sienten protegidos. Sólo el 23% de la población cree en un futuro mejor, según el Instituto Imas.

Con la anulación de los comicios del 22 de mayo, Hofer tiene una segunda oportunidad para convertirse en el primer presidente europeo de la extrema derecha desde la II G M y las encuestas le dan una ligerísima ventaja. El Brexit y la victoria de Donald Trump dan oxígeno a los populistas para humillar a la Gran Coalición de socialdemócratas (SPÖ) y conservadores (ÖVP) que ha gobernado Austria los últimos setenta años. Aunque las atribuciones del jefe de Estado son esencialmente representativas, el aspirante del FPÖ amenaza con ejercer plenamente su poder para nombrar canciller si el Gobierno no hace lo suficiente para garantizar la seguridad de las fronteras.

El «efecto Trump»

Precisamente, la incertidumbre sobre el rumbo que va a tomar el polémico magnate da pie al candidato ecologista para defender los valores europeos. «No sabemos si Trump va a aplicar políticas más aislacionistas, tal y como ha anunciado. Para nosotros, europeos, eso sólo puede significar cerrar filas, explorar lo que tenemos en común, definirlo y buscar el interés común. Más que nunca, ahora». Con todo, los expertos no se ponen de acuerdo sobre cómo influirá el «efecto Trump» en las urnas. «Tendrá una cierta influencia, pero no en el sentido que la mayoría espera. No beneficiará únicamente al FPÖ», cree el politólogo Thomas Hofer. «Van der Bellen también puede utilizar como combustible estos miedos y movilizar sus fuerzas en contra de Hofer. Puede decir que hay que prevenir una situación como la acontecida en EE UU o en Reino Unido con el Brexit», explica.

Las elecciones más largas de la historia del país se deben a la repetición electoral que ordenó en julio el Tribunal Constitucional por irregularidades formales en la victoria de Van der Bellen, por apenas 30.000 papeletas, en mayo. Un mes antes, durante la primera vuelta, fueron barridos los candidatos conservador y socialista.

Van der Bellen

Ecologista y economista

Amante de los coches y fumador empedernido, Van der Bellen es un ecologista muy particular. Este economista de 72 años y europeísta convencido destaca por su fama de honesto. Descendiente de madre estonia y padre ruso, que escaparon de la revolución de 1917, fue decano de la Facultad de Económicas de Viena antes de liderar Los Verdes de 1997 a 2008.

Norbert Hofer

Lobo con piel de cordero

Este ingeniero de 45 años educado y sonriente es la cara amable de la derecha populista austriaca para seducir al electorado. Ha atemperado los mensajes xenófobos y antisemitas del líder del FPÖ, Christina Strache, y trata de atraer al votante socialdemócrata apelando a la protección social y al poder adquisitivo. Admirador de Orban, Hofer es un ferviente nacionalista.