Casas reales

Niza «royal»

La Costa Azul vuelve a recibir este verano a sus habituales visitantes regios –entre ellos, las familias reales de Mónaco, Reino Unido y Luxemburgo– y de fama internacional –como Beyoncé, Elton John y el matrimonio Beckham– porque en sus localidades pueden disfrutar de sofisticación, lujo y, sobre todo, discreción

Biarritz. Kate Middleton y el príncipe Guillermo pasaron sus vacaciones en el lujoso Hôtel du Palais
Biarritz. Kate Middleton y el príncipe Guillermo pasaron sus vacaciones en el lujoso Hôtel du Palaislarazon

La Costa Azul vuelve a recibir este verano a sus habituales visitantes regios –entre ellos, las familias reales de Mónaco, Reino Unido y Luxemburgo– y de fama internacional –como Beyoncé, Elton John y el matrimonio Beckham– porque en sus localidades pueden disfrutar de sofisticación, lujo y, sobre todo, discreción

Niza nunca defrauda. La Costa Azul, un año más, se ha convertido en el destino elegido por muchas de las familias reales europeas. Y no sólo por los mayores de la casa. Las nuevas generaciones han apostado este año por disfrutar de sus días de asueto estival en el lujoso sur de Francia. Y es que la exclusividad que rodea cada rincón de la Riviera francesa atrae cada verano a más fortunas internacionales. Francia, uno de los pocos países de la zona sin monarquía, se convierte durante la temporada estival en el territorio con más «royals» por metro cuadrado del continente y, probablemente, del mundo.

Sofisticación, lujo y, sobre todo, discreción. Ésos son los tres pilares sobre los que se asienta el atractivo del destino predilecto de las principales familias reales europeas y de grandes caras conocidas del panorama internacional. Tras los altos muros de sus mansiones, se reúnen cada verano y tratan de esconderse del séquito de curiosos que les persiguen durante el resto del año. Suecos, belgas, luxemburgueses y monegascos se dan cita en los puertos más sofisticados del mundo –casi todos con sede en Cannes o Saint-Tropez– para salir a disfrutar de sus yates en jornadas familiares maratonianas.

Una de las que más se deja ver por la zona es la familia Bernadotte. Desde que heredase la maravillosa mansión en Sainte Maxime, a las afueras de Saint-Tropez, el rey Carlos Gustavo ha conseguido reunir allí cada verano a su familia al completo. Durante al menos una semana disfruta de todos sus hijos, yernos y nietos a bordo de su yate «Polaris», atracado en un puerto cercano a la residencia y al que llegan a diario en una cómoda zódiac. Este año, a diferencia de los anteriores (sobre todo por el ritmo de crecimiento de la familia), la princesa Magdalena ha alquilado una casa en un pueblo cercano donde poder conservar cierto grado de intimidad junto a su marido y sus hijos, cerca de la playa Pampelonne, donde se encuentra el exclusivo Club 55, frecuentado por celebridades internacionales.

- Yate con iniciales

El mismo plan, cada año, consigue reunir a la díscola familia real belga. La delicada salud de la reina emérita Paola, siempre acompañada por su esposo Alberto, ha convertido a su palacete en Chateauneuf de Grasse, entre Cannes y Niza, en lugar de peregrinación obligado para prácticamente todos los miembros de su numerosa prole. Del mismo modo que los suecos, el matrimonio posee un yate en el puerto de Antibes (Cannes). Bautizado como «l’Alpa» (de Alberto y Paola.), el valor actual de la lujosa embarcación se estima que asciende a 4,6 millones de euros. Aunque intentan mantener cierto grado de intimidad, es habitual encontrarse con los reyes en misa, haciendo compras en mercadillos o dando paseos en el descapotable del que sólo disfrutan en vacaciones. Su propiedad colinda con la de Marina Berlusconi, asidua a organizar grandes fiestas con invitados de excepción, como el hermano de Lady Di.

También se encuentra a pocos kilómetros (las une una encantadora carretera empedrada) la residencia del gran duque Enrique de Luxemburgo, sobrino del rey Alberto. En la pequeña población de Cabasson disfruta junto a su mujer, María Teresa Mestre, del mes de agosto y de unos días acompañado por sus cinco hijos y sus respectivas familias.

Charlène de Mónaco es otra de las habituales de la zona. Aunque la diferencia entre las vacaciones en el Principado y en Niza son casi inapreciables, la permanencia de la princesa en la Roca le suele resultar asfixiante, por lo que organiza, con frecuencia, excursiones a las playas francesas vecinas junto a sus dos hijos sin alejarse demasiado de sus obligaciones en el Principado. Durante los meses de verano, Jazmin Grace y Alexandre Eric (los dos hijos anteriores al matrimonio de Alberto de Mónaco) disfrutan de las vacaciones junto a su padre y los mellizos.

Biarritz es uno de los destinos reales históricos de la zona. Durante décadas ha sido considerado otro de los retiros más exclusivos de Europa, sobre todo por las élites tanto de sangre azul como de la alta sociedad internacional. Por ello, no ha extrañado que haya sido el destino elegido por los duques de Cambridge para disfrutar de sus días sin agenda oficial junto a sus dos pequeños, los príncipes George y Charlotte. Aunque pocos son los detalles que se conocen de sus días de asueto, se sabe que han estado hospedados en el exclusivo Hôtel du Palais, donde el precio por noche parte de 500 euros por la habitación más básica, hasta 4.000 por la suite más exclusiva. El origen real del alojamiento de cinco estrellas hace aún más sofisticada su estancia. Antes de convertirse en hotel, fue el Palacio de verano de Napoleón II y Eugenia de Montijo.

- Destino de «celebrities»

Durante las últimas semanas, los vecinos de la zona también han visto pasear por sus calles a personajes tan mediáticos como el matrimonio formado por Beyoncé y Jay-Z, a Enrique Iglesias, Elton John y hasta al diseñador Karl Laggerfeld acompañado por su exclusivo séquito de modelos. Sin embargo, mientras la mayoría de «celebrities» opta por el glamour de Saint-Tropez, parte de la élite prefiere el silencio de la otra parte de la montaña. Para ello, cuentan con grandes mansiones, interesantes visitantes y, sobre todo, con la mayor intimidad posible tras sus inmensos muros.

Brad Pitt y Angelina Jolie adquirieron en 2008 el castillo de Miraval, cerca Correns, donde disfrutan de gran parte de sus vacaciones refugiados tras sus muros. Tanto, que los habitantes de Correns afirman que nunca los han visto. Johnny Depp es otro de los habituales. A unos veinte kilómetros de Saint-Tropez, posee una casa de proporciones faraónicas compuesta por varias casas de huéspedes, una capilla, un restaurante y un bar, una casa para el personal, un espacio para los niños, una sala de fitness, y, por supuesto, una increíble piscina.

Otra de las grandes mansiones de la zona es propiedad de Nicolas Sarkozy y Carla Bruni. El ex presidente y su esposa disfrutan de sus vacaciones en el castillo de Faraghi, en Cabo Negro. La imponente residencia, propiedad de la familia Bruni-Tedeschi, fue construida en 1937 y cuenta con más de tres hectáreas. Una de las parejas asiduas a visitarles es la formada por el matrimonio regente de Jordania; la reina Rania y la ex modelo son íntimas amigas desde hace años.

Los Beckham malvenden su mansión

El matrimonio ha sido durante la última década otro de los habituales de la Costa Azul. En 2003 compraron una espectacular villa en el pueblo de Bargemon, a las afueras de Cannes, de más de 600 metros cuadrados. Invirtieron seis millones de euros para adaptarla a los exclusivos gustos de la ahora diseñadora. Trece años después, la han puesto a la venta por un precio muy por debajo del de mercado y de la inversión realizada: 2,75 millones.

La Toscana, la otra costa azul

Italia gana adeptos entre las monarquías europeas. Este verano, La Toscana se ha situado como una alternativa interesante a Francia, gracias a la intimidad y calidad de sus costas.

Desde hace décadas, la reina Margarita de Dinamarca disfruta allí de algunos días al año separada de su díscolo marido, el príncipe jubilado Enrique. Y no es la única. Este año, otras figuras del panorama real europeo han seguido sus pasos. Carolina de Mónaco, así como su hija Carlota (en la imagen, junto a su hijo), han cambiado las playas de la Riviera francesa por las italianas para disfrutar de unos días a bordo del yate de los Grimaldi y del de la familia del novio de Carlota, Lamberto Sanfelice. Otro de los incondicionales de Italia es nuestro emérito. Don Juan Carlos conserva algunos amigos con los que comparte su pasión por el mar y por el buen comer. Durante sus vacaciones ha visitado el país en dos ocasiones: estuvo en Roma, en junio, y en Venecia, en agosto. No se descarta que participe en alguna de las regatas que tendrán lugar de aquí a final de la temporada en la costa Toscana.