Familia

Imposible conciliar familia y trabajo sin ayuda de los abuelos

Su apoyo anímico y económico hacia los suyos así como el tiempo y la experiencia vital que aportan los convierten en un pilar de nuestra sociedad.

María Jesús Prieto junto con dos de sus hijos y una nieta, cuando recibió el reconocimiento como Abuela de Honor del Colegio Internacional Peñacorada de León.
María Jesús Prieto junto con dos de sus hijos y una nieta, cuando recibió el reconocimiento como Abuela de Honor del Colegio Internacional Peñacorada de León.larazon

Su apoyo anímico y económico hacia los suyos así como el tiempo y la experiencia vital que aportan los convierten en un pilar de nuestra sociedad.

Es habitual verles en las puertas de los colegios esperando a que salgan sus nietos para llevarles a casa. Ejercen de canguros, de profesores, hacen la compra e incluso cocinan y, en los últimos años, se han convertido también en el sostén de muchas familias, tanto a nivel económico como anímico, por la crisis. Y son los mejores transmisores de los valores y tradiciones familiares, además de ser capaces, con su presencia, de estrechar vínculos.

Son los abuelos, protagonistas desde siempre en la estructura familiar española, pero especialmente en la sociedad actual, cuya figura ha crecido en importancia por hacer la vida más fácil a sus vástagos. Y es que sin su desinteresada ayuda, sería imposible para muchas parejas conciliar familia y trabajo. Sin horarios ni festivos, afrontan esta tarea por amor hacia los suyos y porque su bienestar es para ellos lo primero, aunque tengan que asumir cada vez más compromisos y renunciar a su vida y aficiones.

Una situación que provoca en muchos de ellos el denominado «síndrome del abuelo quemado», que se siente sobrepasado por las obligaciones que tienen que soportar cada día.

No es el caso de María Jesús Prieto, una joven abuela de 60 años de León, registradora de la propiedad aún en activo, madre de diez hijos -seis chicos y cuatro chicas de entre 33 y 15 años- y con seis nietos que adora, que serán nueve este verano. Una «superabuela» que dice que su día a día es normal aunque aprovecha cada minuto al máximo, ya sea por la mañana para atender a su familia y acudir al trabajo, o por las tardes y los fines de semana para estar con sus nietos. «No me siento una abuela quemada porque me gusta llenar mi vida con la familia y ayudar en todo lo que pueda », señala a LA RAZÓN esta mujer, que ha sido reconocida también como Abuela de Honor del Colegio Internacional Peñacorada de León.

Y aunque reconoce que a veces ha tenido que prescindir de algún hobby por cuidar de sus nietos, asegura que no es algo que le suponga carga alguna. Es más, afirma que «son divertidísimos» y que cada día aprende cosas de ellos. «Sobre todo -apunta- de su ingenuidad y porque nos muestran cómo deberíamos de comportarnos los adultos».

Dice que tiene fama de exigente con sus hijos y que no le gusta que sus nietos hagan siempre lo que quieran. «Hay que saber decirles no y no cuando se equivocan, aunque tampoco es bueno que nos hagan más caso a nosotros que a sus padres, porque tienen que respetarlos», señala.

Ante la crisis de valores en la sociedad de hoy, y especialmente entre los jóvenes, apela al esfuerzo como el pilar en el que debe sustentarse su educación y, en este sentido, defiende también el papel que juegan los abuelos, por la experiencia vital que aportan.

Por otra parte, estudios recientes ponen de manifiesto la importancia de los abuelos en estos años de crisis económica en nuestro país. Uno de ellos, que maneja el sindicato UGT, revela que tres de cada diez se hacen cargo de todos los gastos de hijos y nietos, además de advertir también de la pérdida de poder adquisitivo de muchos de ellos y de que el Estado se está ahorrando dinero con ellos.

En este sentido, Prieto es contundente y considera que al Estado, en general, y a los políticos, en particular, tanto las personas mayores como las familias numerosas, como es su caso, «les importamos cada vez menos». «Sólo se acuerdan de nosotros cuando hay que ir a votar», dice, mientras apunta que los abuelos atienden a muchas familias en su manutención sin recibir ayudas, y que los beneficios existentes para las familias numerosas son «mentira».