Medios de Comunicación

José Luis Salas: «Los oyentes de Melodía FM tienen muy bien educado el oído»

Nadie sabe de dónde saca el tiempo pero ahora comanda un programa en Melodía FM destinado a desconectar de la presión diaria a base de música

José Luis Salas
José Luis Salaslarazon

Nadie sabe de dónde saca el tiempo pero ahora comanda un programa en Melodía FM destinado a desconectar de la presión diaria a base de música

«Ya está bien por hoy» es el lema con el que este pinchadiscos quiere alegrar el final del día a los oyentes de Melodía FM, hace lo mismo por las madrugadas pero en Onda Cero con «No son horas», con una selección de buena música para que las últimas horas de la jornada no parezcan el Tourmalet.

–No tenía suficiente con poner la música para arrancar el día y ahora también nos pone la de la despedida.

–(Risas). Hay bromas porque ha habido comentarios cariñosos de la competencia, algo de lo que me siento orgulloso, como: «¿Y el Salas cuándo duerme?». El que la profesión le siga a uno me honra y es lo que comentas, si no tenía suficiente, ahora en Melodía FM. Es una espinita que tenía porque se trata de un proyecto que debió ponerse en marcha hace año y medio pero que hemos conseguido ahora.

–«Ya está bien por hoy» suena un poco a alivio absoluto.

–En cierta manera lo es, porque la clave está en una selección musical que se sale de la radio fórmula utilizando criterios que he ido acumulando después de 30 años en la radio y otros tres más de pinchadiscos. Hay que intentar alegrarle un poco el día a la gente en un momento en el que ya no sabes muy bien qué hacer. Es entretenimiento, servicio y un boletín sólo con noticias buenas, algo que es bastante complicado, pero con tres o cuatro al día me conformo.

–¿Existen noticias buenas?

–Claro, rastreando, siempre das con algo. Siempre hay una noticia de medicina, artística o científica, aunque algunos días es un verdadero desierto. Eso no quiere decir que el programa sea un poco «cabeza de avestruz», somos realistas y sabemos en el mundo en el que vivimos.

–¿Y con esto del «Ya está bien por hoy» no se le ha ocurrido ir al Parlamento catalán?

–Tengo un amigo que es un filósofo puro, siendo norteamericano lleva muchos años viniendo a nuestro país. Yo le llamo Pepillo California, pero se llama Joe, y me dijo literalmente sobre el problema catalán: «Esta gente folla mal y poco, si practicasen más sexo no habría este problema». Esto lo dije tal cual de madrugada pero en el programa de por la tarde dije que había que buscar el contacto con los demás.

–A veces no hace falta el contacto con los demás, con uno mismo...

–Claro, no tiene nada que ver, todos podemos querernos a nosotros mismos pero siempre es más bonito querer al prójimo, en compañía, te lo puedo asegurar. (Risas).

–¿Qué música me recomienda para relajarme al final del día?

–Una música que te tranquilice pero que no te duerma y que te anime en el mismo momento. El ritmo no se puede perder, pero aunque el programa bebe en general del rock y del pop, me he permitido meter en este tiempo una rumba de Pescaílla o un bolero de Luz Casal. Todo esto viniendo de Led Zeppelin y a la mitad con un disco de Duran Duran. La canción tiene que contar algo y tener pellizco, corazón. Sobre todo, no pasarse para que la gente ni se vaya a la cama ni se ponga como los que se han tomado tres cafés expresos.

– ¿A los oyentes les pasa el balón o sigue fiel al inflexible pinchadiscos: «Ésa no la tenemos»?

–(Risas). Los oyentes de Melodía FM tienen muy bien educado el oído, aunque de vez en cuando se te cuela uno que te pide que le pongas una canción que tú sabes..., pero son los menos. Eso me recuerda cuando yo pinchaba en las discotecas y te llegaba siempre la persona que pedía algo que iba perfectamente con el momento o todo lo contrario. Hay que tener clara la psicología del pinchadiscos, saber cuándo se tiene que llenar la pista, cuándo hay que dejarla vacía, otras veces hay que buscar una música suave para que la gente consuma porque si no cierra la discoteca. Un programa de radio de estas características se parece mucho, lo hacemos los miércoles y me siento como cuando estaba en la cabina de la discoteca.

–«Esa canción no la tengo, no puede subir la copa, no seas pesado», malajes son los pinchadiscos.

–(Risas). Depende de quién te lo pidiese, no es lo mismo que te lo pida una chica mona que un tío pasado de copas. Aunque la petición de la chica mona te cueste un dolor de oído, le haces caso. Eso tiene mucho que ver con lo que hacemos semanalmente, pero bien, porque cada día es temático: los lunes hay que animar, el martes es el turno de los años 80, el miércoles las peticiones del oyente, los jueves estamos enchufados ya para el fin de semana y el viernes es el «¡Por fin es viernes!», todo música de baile y la bolita de espejos girando. Entra de todo y hasta me permito poner una canción lenta porque no quiero que se pierda el lento. La gente no sabe lo que es bailar lento, cuando pinchamos en «La Polaca» con Francis Guzmán vemos cómo los veteranos se lanzan a la pista, pero la gente joven no tiene ni zorra idea. ¡Con todo lo bueno que ha dado el lento a España y al mundo entero! A lo mejor gracias a una canción lenta tú yo estamos aquí ahora.

–Lennon decía que todos somos hijos de una botella de whisky...

–Totalmente de acuerdo. Hay que poner una canción lenta y de «ajuntamiento». Ese «Woman in love» de Barbra Streisand o el «New kid in town» de Eagles.

–Me están entrando ganas de echarle los brazos al cuello...

–(Risas). Pues en el programa también damos consejos para cómo enfrentarse a cada canción. Bueno, es que esa canción servía para saber si esa noche había plan o no. Era un juego de manos, tenías que empezar el baile lento, eso el tío, e ir bajando lentamente las manos. Si te dejan seguir bajando, esa noche tienes plan, pero si hay algún impedimento físico, un gesto, olvídate que no tienes nada que hacer.

–¿En qué minuto de la canción está la frontera entre el éxito y el mamarracho?

–Me lo dijo Miguel Merino, que es de Córdoba y uno de los pinchadiscos más elegantes que he conocido. Es «flipante», la frontera en «New kid in town» está en el segundo 30, si para entonces no te han dejado bajar las manos, olvídate del plan.