Política

Humillante negociación

PSOE y ERC se reúnen en Barcelona para avanzar hacia un Gobierno socialista
(I-D siguiendo las manecillas del reloj): la portavoz y secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta; el portavoz de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso, Gabriel Rufián, el presidente del Consejo Nacional de ERC, Josep María Jové; el secretario de organización del PSC, Salvador Illa Roca; la portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Adriana Lastra; el ministro de Fomento en funciones, José Ábalos, durante la tercera reunión entre el PSOE y ERC sobre la investidura de Pedro Sánchez, celebrada esta vez en la sede del Área Metropolitana de Barcelona (Cataluña/España), a 10 de diciembre de 2019.10 diciembre 2019David Zorrakino / Europa Press10/12/2019David ZorrakinoEuropa Press

Estos días comentábamos el contrasentido que supone que Sánchez haya decidido que su investidura, e incluso la «gobernabilidad» de España, dependa de un partido como ERC, y –en última instancia– de Junqueras, que está en prisión condenado por sedición.

Por si a alguien le quedaba alguna duda, el líder indiscutible de ERC se ha encargado de despejarlas claramente en unas declaraciones recogidas en un magnífico trabajo periodístico publicado ayer en este medio. Sus palabras denotan la firmeza de quien se siente en posesión de la verdad, y ganador en su estrategia. Pero, más allá de entrar a valorar si tiene o no razón en sus afirmaciones –que, por supuesto, no la tiene–, lo relevante es que se siente legitimado en su postura ante la suicida actitud de Sánchez y el estruendoso silencio de su partido. Así conviene aclarar bien la situación: lo que ERC está negociando con el partido sanchista para «encauzar la solución a un conflicto político», no es precisamente un programa político de Gobierno, como sería lo normal, sino cómo satisfacer su pretensión de querer ejercer un inexistente derecho a decidir sobre su autodeterminación.

Cada paso que se da en esa dirección, es un flagrante atentado al principio de la «indisoluble unidad de la nación española», fundamento de la CE, como literalmente proclama su artículo 2. Esa lamentable negociación es un triunfo separatista y una humillación a España. Ni puede ni debe proseguir.