Albariño fresco

E s que... ¿Quién se cansa de tomar marisco y de beber Albariño? Van pasando las fechas navideñas, pero el Albariño sigue en primer plano. Abadía de San Campio es un perfecto ejemplo de un Albariño directo, sin complicaciones, al natural. Viste un color amarillo pajizo, ligeramente dorado. Por momentos, parece marcar lágrima en la copa. La nariz es muy expresiva y muy adecuada para estos tiempos: fruta tropical (piña), mucho cítrico (limón y lima) y una exquisita fruta blanca de hueso, carnosa, ácida y verde todavía (albaricoque y melocotón). Las primeras copas de este vino, terriblemente fresco, parecen más salinas, aunque lo mejor es un paso de boca de buena y marcada acidez. Los cítricos aparecen sin ningún pudor y, al final del recorrido, por el paladar se aprecia una piña exquisita.

Vino límpido, que nos reconcilia con el vino blanco gallego, que no necesita el famoso trabajo de las lías y de las levaduras tan presente en otros ejemplares de la zona. El mejor recuerdo de Abadía de San Campio se alcanza con un tiempo de espera en botella. Rías Baixas, tierra ejemplar de cultura del vino, adquiere una evolución genial con un vino de precio estupendo y de resultado versátil. Tal vez hoy una de las bodegas referencia de vinos frutales pero muy jugosos.

Terras Gaudas nos ofrece una vez más un vino que armoniza con los mariscos del principio y los pescados eternos del final.