Susana Díaz

El Gobierno de Susana Díaz dejó en herencia a 428.525 menores en riesgo de pobreza

Las transferencias sociales y las pensiones redujeron ese peligro en la infancia en «unos once puntos porcentuales», según el Observatorio de la Infancia en Andalucía, pero la capacidad de ese trasvase ha caído

En la imagen, un niño en el asentamiento del Vacie
En la imagen, un niño en el asentamiento del VacieManuel Olmedo

La realidad es tozuda y hasta se filtra por las estadísticas. El Observatorio de la Infancia en Andalucía (OIA), un órgano consultivo adscrito a la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta, ha llevado a cabo una serie monográfica titulada «Estado de la Infancia y Adolescencia en Andalucía», cuyo objetivo es dibujar la de la población menor de 18 años en la comunidad, a partir de una serie de indicadores cuantitativos procedentes de fuentes como registros oficiales y encuestas consolidadas. Está alimentada por varias cuadernos y uno de ellos se centra en la «Pobreza y desigualdad» dentro de ese segmento de personas.

De acuerdo a lo reflejado en ese documento, fechado en noviembre de 2019 y consultado por LA RAZÓN, «más de una cuarta parte (el 26,9%) de las personas menores de 18 años» se encontraba en 2018 «en riesgo de pobreza o exclusión social» en la región, traducido en números, «428.525 niñas, niños y adolescentes». Y si se emplea para hacer el cálculo el umbral de pobreza de España, en lugar del andaluz, «sería el 38,6%».

En 2018, el último año de gestión del Gobierno socialista que dirigió Susana Díaz, «el 47,8%» del grupo de personas que aún no había alcanzado la mayoría de edad vivía «en hogares sin capacidad para afrontar gastos imprevistos» de 650 euros y «el 42,2%» lo hacía en otros en los que no podían permitirse «salir de vacaciones al menos una semana al año». De acuerdo a lo reflejado en el mencionado análisis, «el 12,2% de los niños, niñas y adolescentes de la comunidad» habitaba donde les era imposible «mantener la vivienda a una temperatura adecuada» y «el 18,9%» residía en hogares en los que se producían «retrasos en pagos» como el alquiler, la hipoteca o los suministros básicos. «En España son menores los porcentajes de niñas, niños y adolescentes con este tipo de carencias», se asevera en el informe.

La recolecta de datos continúa y se contrapone que en Andalucía fue «el 12,4% de los menores» el que residía «en hogares sin empleo o con muy baja intensidad laboral», mientras en el país era del «7,6%», esto es, un 4,8% menos. Un porcentaje que coincidía con la estimación de este indicador para el conjunto de la Unión Europea. Tomando como base el umbral de pobreza autonómico, en 2018 se hallaban en riesgo de pobreza «el 21,5% de las personas menores de 18 años», lo que significa «una tasa de pobreza relativa 9 puntos porcentuales superior a la de la población general de Andalucía».

En el ejercicio radiografiado, las transferencias sociales y las pensiones de jubilación o supervivencia redujeron el peligro del agujero de la pobreza en la infancia en «unos 11 puntos porcentuales» en la región. Sin ellas, ese riesgo habría alcanzado «al 34,9% de las personas menores de 18 años». En relación a este punto, en el texto se advierte de que «la capacidad» de ese trasvase para rebajar la pobreza grave en la infancia y la adolescencia «ha disminuido en los últimos años». En concreto, tomando como referencia el umbral de aquélla, la caída «fue de 14 puntos porcentuales en 2017, de 16 en 2016».

En total, los menores al borde de la pobreza grave en 2018 en el territorio autonómico supusieron «el 13,3%» de esa parte de los andaluces, una marca «casi 3 puntos porcentuales mayor» que la de la ciudadanía de todas las edades.

Desigualdades económicas

Una parte del trabajo del OIA se dedica a las desigualdades económicas. Se explica en él que para medirlas se suele emplear el índice de Gini ligado a la desigualdad en todos los estratos sociales –éste varía entre el 0%, la máxima equidad en la distribución de la renta, y el 100%, el tope de inequidad– y el S80/S20, que compara los extremos más ricos y más pobres de cada sociedad. El ejercicio estudiado, el coeficiente Gini para Andalucía arrojó «un valor de 34,9» y el otro indicador «de 6,5», traducido supuso que el quintil con el nivel de renta más elevado logró «casi 7 veces más ingresos que la quinta parte más pobre» de la comunidad. Con todo, las desigualdades económicas se redujeron «ligeramente» respecto al año anterior, 2017, aunque siguieron siendo «algo más elevadas que en España».

Más carencias que en España y Europa

Se estima que en 2018 «un 7,8% de las personas menores de 18 años» que poblaban la comunidad andaluza presentaba «carencias materiales severas». Sin embargo, el dato para España y el conjunto de la Unión Europea (UE) fue de un «6,5%», algo más de un punto inferior al registrado en la comunidad.