Coronavirus

La fallida central sanitaria de compras

“Sorprende que los agregados comerciales de las embajadas españolas en Asia y otras zonas proveedoras no hayan asesorado eficazmente sobre la fiabilidad de los proveedores”

Uno de los puntos de recogida rápida de muestras desde el automóvil
Uno de los puntos de recogida rápida de muestras desde el automóvilManuel Olmedo

Perdida entre los anales que testimonien esta pandemia quedará la respuesta de la Directora general de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia a la pregunta de por qué el gobierno español volvió a recurrir a los servicios de la misma empresa china que había suministrado los kits de test inservibles de COVID-19. Merece la pena recordar esta respuesta de Doña Patricia Lacruz Gimeno en la rueda de prensa del Comité Técnico de la Epidemia del día 28 de marzo: “Todos los pedidos se realizan evidentemente a empresas, en este caso a fabricantes o en su defecto si no llegamos a fabricantes vamos a distribuidores, intermediarios o empresas que al fin y al cabo nos garantizan el objetivo del producto. Este es el fin desde luego para poder adquirir cualquier producto que es necesario para hacer frente a la infección del COVID-19. Estas empresas pueden ser bien nacionales o bien en este caso pueden ser de China o de otros países europeos. Gracias”. La pregunta era tan previsible que no pueden admitirse excusas del tipo falta de experiencia en el tratamiento con los medios de comunicación. Tuvo tiempo y asesores de sobra para ayudarle en la respuesta.

En los días previos a la compra fallida de los necesarios test (por cierto parte de la clave del éxito de la gestión en Corea del Sur y Alemania) el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, reconoció públicamente que las trabas legales habían impedido poner en marcha una única central de compras del material sanitario a nivel nacional. Central que hubiese permitido no sólo aprovechar mejores condiciones en los pedidos (por ejemplo, menor tiempo de suministro) sino también aprovechar más eficiente y eficazmente la logística del transporte. Nadie me ha explicado cuales han sido estas trabas aunque lo pregunté públicamente en twitter a dos altos cargos de la Administración autonómica de cuya competencia no tengo duda alguna.

La situación es lacerantemente ilógica. Basta compararla con la repatriación de europeos bloqueados en el extranjero. En este caso sí ha operado la lógica de utilizar los aviones fletados por los países miembros para repatriar a ciudadanos de diferentes países de la Unión Europea. Esto es, cuando ha habido un avión fletado por un país y con plazas libres, se han ofrecido las plazas a otros países socios para repatriar a sus ciudadanos. En cambio, los aviones fletados por las diferentes administraciones regionales no permitían en sus bodegas transportar material para otras regiones.

La necesidad de la central única de compras sanitarias –un tema nada nuevo, conviene recordar- ha sido enfatizada por la presidenta regional de Madrid cuando, en mitad de una gestión bastante aplaudida, explicaba que el mercado internacional de estos productos tan necesarios funcionaba como un auténtico mercado persa. Un mercado al contado en el que se lleva el producto el primero que llegue con un mecanismo de pago líquido en la mano. En este punto sorprende que los agregados comerciales de las embajadas españolas en Asia y otras zonas proveedoras no hayan asesorado eficazmente sobre la fiabilidad de los proveedores y los medios de pago a utilizar.

A estas alturas es sabido que parte central del éxito sur coreano en la lucha contra la extensión de la pandemia ha estado en la utilización masiva de los test. Importante es señalar que ya disponían de tests dada la experiencia del país tras haber sufrido la pandemia del SARS-1. Actualmente los ciudadanos sur coreanos usan extendidamente apps con las que se hace una primera criba y además se pueden rastrear los contactos de contagiados. A eso unen el seguimiento disciplinado de los ciudadanos y la «cultura de la reverencia, frente a la del abrazo».

En el influyente artículo a nivel mundial del español Tomás Pueyo “Coronavirus: The Hammer and the Dance”, explica que una vez aplanada la curva de contagios tras el confinamiento severo y el parón industrial, quedará la fase de “danzar” con el virus cada vez que reaparezca. Una danza que, idealmente, sería similar a la que anualmente se sostiene con la gripe común. ¿Se habrán resuelto para entonces las trabas legales que ahora han impedido crear una única central de compras sanitaria (o de cualquier otra índole)? ¿dejaremos la lógica sólo para compartir aviones en la repatriación de compatriotas y resto de ciudadanos europeos?

* José Manuel Cansino es catedrático de la Universidad de Sevilla y profesor de la Universidad Autónoma de Chile