Coronavirus
"Hemos recogido efectos de los recortes sociales fuertes que se hicieron a raíz de la crisis de 2008”
El profesor del IESA Pérez Yruela no cree que “haya cambios espectaculares ni radicales” tras el confinamiento, aunque sí surgirán por el camino “ventanas de oportunidad” que convendría abrir
El Covid-19 ha provocado que los roces sean peligrosos y momentos de exteriorizar nervios contenidos. La información que quedará en la historia de estos días es contradictoria y los augurios han adquirido el peso sustancial que les otorga el no saber. Es fácil escuchar opiniones como que “cuándo termine el confinamiento nada será igual” y también quién asevera lo contrario. LA RAZÓN le ha preguntado al profesor de investigación del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) Manuel Pérez Yruela, quien sostiene que “hay un poco de retórica en la comunicación que se hace en estos momentos y en el uso de expresiones” como la mencionada, que, a su juicio, es “una exageración”. Explica que “el cambio social es lento y no se produce de una forma rápida, si no hay una causa que lo justifique, que es una catástrofe de mayor envergadura de la que estamos teniendo”. Mantiene que hay que mirar este tiempo de encierro “con una perspectiva un poco más modesta” y que habrá que “seguir viviendo con cierto cuidado”, pero “el orden social del país, que es cómo estamos organizados y cómo funcionamos, va a seguir siendo el mismo, sin ninguna duda”.
Preguntado sobre si considera que habrá alguna modificación concreta, tras meses de sortear senderos en subida, Pérez Yruela responde que sí. Anota que habrá una que, “será coyuntural, aunque durará algún tiempo”, como es “el aumento de la pobreza y de la exclusión social”. Vaticina que se incrementarán “los problemas sociales, al haber más gente con desempleo o ingresos muy escasos, con lo que se deberá poner más dinero y más medidas para proteger a los ciudadanos”. Apunta el profesor que “se habla mucho ahora de la renta mínima, que no hay que confundir con el concepto de renta básica universal que es un asunto mucho más complejo, con la que se pretende que ningún ciudadano se quede" sin un umbral de ingresos “para una vida decente o digna”. Espera que “se apruebe”, al entender que no se trata de “un invento social irrelevante”, sino que permitirá agrandar “la cohesión social y el sentido de pertenencia a una sociedad, a un Estado que protege”.
Apunta además que los ciudadanos están siendo testigos presenciales de otra realidad. “Hemos recogido parte de los efectos de los recortes sociales fuertes que se hicieron a raíz de la crisis económica de 2008”. A aquéllos atribuye, aunque no como “única causa”, que “el sistema sanitario esté menos dotado de recursos de los que había entonces” lo que ha contribuido a que se haya visto “saturado” y “sobrepasado por el Covid-19”.
Una sociedad más miedosa, pero sólo temporalmente
Interrogado sobre si la sociedad pos coronavirus será más temerosa, cree que sí, pero “por un tiempo solamente”. “En este momento muchas personas tienen miedo a ser contagiadas y van a vivir de forma diferente a cómo lo hacían antes, pero en cuanto tengamos la vacuna, que parece que es factible, la vida volverá a ser como era, más o menos, antes”, condensa.
Cuando el país deje atrás el confinamiento, llegarán “unos meses” en los que habrá que “organizar un sistema de defensa contra el virus”, para luego “volver a hacer las cosas normales y, tal vez, con puntos que sí perduren en el tiempo, como el ingreso mínimo ciudadano, que podría reducirse cuando se necesite menos porque haya mejorado la economía”, insiste.
Por el camino surgirán lo que denomina “ventanas de oportunidad” para cambiar, que desconoce si se abrirán o no, pero que, a su entender, pueden ser positivas. Alude entre ellas al uso “del conocimiento científico en la gestión pública”. Pone el acento en que ahora “casi todas las decisiones políticas que se toman respecto a cómo combatir esta infección pandémica se basan en lo que dicen científicos y técnicos que están asesorando a los gobiernos”. Invita a que esto se repita “de forma sistemática para otros muchos problemas”, dado que, “por lo general, en la gestión pública no se hace el debido caso al conocimiento acumulado en las universidades y otros ámbitos” similares. “Quizás nos demos cuenta de que tendría que prestársele atención con más frecuencia y para más problemas sociales como el propio ingreso mínimo”, lanza. En ese punto, anota que las universidades podrían haber prestado servicios importantes desde el principio, por ejemplo, “en la aplicación de las pruebas PCR para detectar el virus”.
Pérez Yruela afirma que en el futuro “las sociedades deberían ser conscientes de que hay que estar prevenidos para posibles catástrofes de este tipo y tener 'stocks’ suficientes de lo que sea necesario” para “no tener que volver a improvisar sobre la marcha”.
Con la vista puesta en ese mañana y teniendo en cuenta lo que ha dejado al descubierto el Covid-19, anima a intentar otra transformación. “Hemos vuelto a ver que tenemos una dependencia muy fuerte del sector turístico, que es muy frágil ante eventos como el que vivimos, además de que cualquier dificultad que surja en el mundo transfronterizo o global, afecta a la movilidad”, indica. Por ello, recomienda que la sociedad española en general, y la andaluza en particular, se preocupe más por “tener un modelo económico que no dependa tanto del turismo”. “Esto no es fácil”, reconoce, “pero se pueden hacer cosas para intentar que así sea”, apostilla
En conclusión, para el profesor del IESA, “las cosas seguirán siendo como eran cuando haya pasado el proceso de resistencia a la infección, sobre todo ya con la vacuna, y habrá oportunidades de cambios a mejor”. Y abrocha: “No espero a corto o medio plazo que haya cambios espectaculares ni radicales y sí que la frase de ‘nada será igual’ valga sólo para los primeros meses" pos confinamiento. Luego la normalidad avanzará hasta romper la timidez.
✕
Accede a tu cuenta para comentar