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Marchamo de calidad

“No hay que ser, ni de lejos, aficionado al bádminton o haber seguido la trayectoria de Carolina Marín para quedar atrapado en esta serie gracias a cómo está narrada”

Imagen vinculada a la serie documental sobre la deportista Carolina Marín
Imagen vinculada a la serie documental sobre la deportista Carolina MarínLa Razón

A propósito de su presentación en el Festival de cine de San Sebastián se recomendaba, en este mismo espacio, la miniserie documental «El Estado contra Pablo Ibar», que podrá verse en breve en HBO. Al final de ese artículo se indicaba que sería la primera de otras series de televisión de similar calidad, realizadas en clave documental y dirigidas por andaluces, que serían elogiadas en estas líneas. Es el caso de la excelente «Carolina Marín: puedo porque creo que puedo», formada por tan sólo cuatro episodios, que suman algo más de dos horas en total.

Tras firmar el guión de aclamados documentales, el jerezano Jorge Laplace reconstruyó magníficamente el asesinato de García Caparrós el 4 de diciembre de 1977 en «23 disparos», disponible en Filmin. A continuación dirigió «Equipo D: los códigos olvidados», sobre la apasionante historia de los españoles que contribuyeron a descifrar Enigma, artilugio empleado por los nazis durante la II Guerra Mundial. Para la miniserie sobre Carolina Marín, incluida desde el pasado viernes en el catálogo de Amazon, Laplace ha vuelto a contar con dos estrechos colaboradores, los andaluces Hugo Cabezas y Alejandro Toro, responsables de la fotografía y el montaje.

No hay que ser, ni de lejos, aficionado al bádminton o haber seguido la trayectoria de Carolina Marín para quedar atrapado en esta serie gracias a cómo está narrada. Los inicios, la nada sencilla relación con su entrenador, el granadino Fernando Rivas, que merecería su propio documental, la superación de una grave lesión, el sacrificio de una deportista de élite, derrotas y decepciones, renuncias personales y momentos dolorosos forman parte de «Carolina Marín: puedo porque creo que puedo», tan adictiva como para verse sin respiro.

Mucho talento, delante y detrás de las cámaras, es el que se encuentra en «Un país para escucharlo», disponible en RTVE a la carta. Al igual que Jorge Laplace, el gaditano Juan José Ponce, director de la misma, procede del documental, género en el que debutó hace algo más de quince años con «Incha Allah», al que siguió poco después «Maldita calle», ambos rodados en Marruecos, donde residió durante un par de años. Sus dos últimos documentales, sobre los pasos de García Lorca en Nueva York y Buenos Aires, contaron con el respaldo del productor Pepe Flores, uno de los más destacados del panorama televisivo andaluz y que está detrás de «Un país para escucharlo». En esta serie, Ariel Rot recorre espléndidos rincones de España de la mano de algunos de los mejores músicos de cada ciudad, que nos regalan temas de su repertorio y que hablan distendidamente. En las dos temporadas realizadas hasta el momento se le puede ver con Kiko Veneno transitar por Sevilla con La Tremendita y Rocío Márquez, Cádiz con «El Selu» y Jerez con Tomasito; en el capítulo dedicado a Málaga la anfitriona es Vanesa Martín, que coincide con Pablo Alborán y «La Mari» en las cuevas de Nerja. La serie es un placer para los oídos y la vista, que se disfruta con auténtico deleite gracias a la calidad del sonido y de imagen (a cargo de los andaluces Juan Cantón y Antonio Galisteo), así como al ritmo ágil de su montaje, en el que ha contribuido la también andaluza y directora de documentales, Vanesa Benítez Zamora.