Asoma entre mapas de incidencia. El coronavirus no da tregua en una partida de «Risk» pandémica en la que el virus –«traicionero»– no es ningún juego. El consejero de Salud, literalmente, se reúne hasta en sueños. La fatiga Covid invade la fase REM y, aunque su nivel de actividad lo desmienta, la procesión, va por dentro. «Me veo con fuerzas por mi equipazo. Con mi equipo voy al fin del mundo», defiende Jesús Aguirre, quien llegó a la Consejería con vocación de cianobacteria, promotor de cambios con el objetivo de dar lustre a la desgastada «joya de la corona», y se ha visto convertido en mariscal de la batalla inmunológica.
¿Cuál es la situación?
Hay un cambio de nivel 2 a 1, pero la situación es de alerta. Mientras que la cepa Delta ya tiene un 95,8% de incidencia, hay otras cepas que nos preocupan: la colombiana y otra variante de la sudafricana. Son cepas posiblemente más virulentas porque no son tan sensibles a los anticuerpos por vacuna.
¿Pero vamos a mejor?
En conjunto, progresamos adecuadamente. La cifra de incidencia ha bajado. La presión hospitalaria va a seguir bajando de una forma importante pero tenemos que estar muy ojo avizor y además ya tenemos mucha experiencia con el virus del Nilo, con la listeria, con el coronavirus. Una cosa es transmitir cierta tranquilidad de cara a la apertura del curso académico y otra es bajar la guardia. El futuro es incierto. Tenemos una pandemia y pensamos que, porque en Andalucía hemos vacunado más porcentualmente, podemos relajarnos. Y no es cierto: África ha vacunado un 2%, Oceanía o Asia, un 5%. Tenemos un virus pandémico que puede mutar en cualquier sitio y llegarnos una cepa resistente y tener un problema. Por eso, mucha cautela. Mascarilla y las medidas, poco a poco. Eso nos dice la experiencia.
¿Cuándo la normalidad?
Cuando decaiga el estado de pandemia. Aún nos quedan uno o dos años en los cuales nos acostumbraremos a convivir con el virus y se hará endémico y tendremos vacunaciones a determinados colectivos y lo trabajaremos igual que la gripe. Dentro de la vacuna de la gripe siempre está la H1N1, que es la pandémica de 1918. Meteremos posiblemente una de coronavirus. Pero todavía es una incógnita todo.
¿Qué hace especial a este virus respecto a otros?
Empezó que parecía de tipo respiratorio. Por la información que llegaba de China se pensaba que era una gripe un poco más complicada. Luego vimos que afectaba al torrente circulatorio, que provocaba embolias. Luego vimos que afectaba también a la piel; y luego vimos que afectaba a todo el sistema. Es un virus muy traicionero y no sabemos por dónde nos va a atacar. Ha ido mutando. Empezamos con la cepa primitiva de Wuhan. En enero, entró la cepa británica por el Campo de Gibraltar. Se expandió, fue mayoritaria, desplazó a la cepa primitiva. Y se la comió la cepa Delta. Lo que no sabemos es qué nuevas cepas nos podrá deparar el futuro.
¿Habrá Semana Santa?
Hay que llegar a cierta normalidad. Tenemos un protocolo específico para las bandas de tambores y cornetas. Hemos hablado con el Obispado y con hermandades y transmitimos la importancia de mantener la mascarilla; que los pasos vayan mejor a hombros; que el recorrido sea en avenidas anchas y lo más airadas posibles. Es decir, un mínimo de condiciones para intentar llegar a una cierta normalidad pero va a tardar muchísimo. La primera procesión fue en Mancha Real y fue bien y tenemos que empezar a normalizarlo. Es un ambiente, como otros, que tenemos que recuperar.
¿Y cabalgatas de Reyes?
Para navidades, porfía muy lejos. No me atrevería a hacer ningún cálculo. Hemos aprendido con este virus a vivir la vida momento a momento. La evolución ahora mismo es muy buena. La incidencia acumulada a siete días me está diciendo que esta semana estaremos por debajo de 100. Las proyecciones hospitalarias son de una clara tendencia a la baja pero no podemos hablar de aquí a un mes. Esperemos que todo siga la misma tónica. Lo que me da esperanza es la vacuna. Menos del 1% la ha rechazado en Andalucía. Otros países europeos hablan de una sexta ola y de los problemas por los no vacunadas. Minimizamos ese impacto en Andalucía por las cifras tan altas de vacunación. Es algo singular. Con todo eso, vamos a hacer una gran campaña de vacunación para la última semana de septiembre y queremos hacer un llamamiento a los últimos descolgados, ahora tenemos más de 750.000 personas por encima de 12 años que o bien no han acudido o han pasado la infección y hay que ponerles una vacuna de recuerdo.
En el 1% que rechaza la vacuna hay trabajadores de residencias, ¿qué pueden hacer?
Lo primero es concienciarlos. Hay que ser conscientes de cuál es tu trabajo. El eslabón más débil de toda la cadena epidemiológica son las residencias. La vacunación es la solución. Tenemos que salvaguardar las residencias. Antes del estado de alarma, ya habíamos tomado medidas de aislamiento. Hemos sacado un BOJA instando a la vacunación obligatoria de todos los sociosanitarios. Pedimos consulta al TSJA y nos dijo que no. Hemos pedido casación al Supremo. En el siguiente BOJA, pedimos que, mientras decide el TS, los sociosanitarios que no se han querido vacunar se hagan dos PCR semanales. Y, a través de una asociación, hubo una paralización cautelar y hemos recurrido al Supremo. Hemos pedido FFP2 para todos los trabajadores de residencias, la enfermera gestora de casos decide si se aísla la residencia, si hay un positivo cómo se separa, si hay que medicalizar... Pero no comprendo ni comparto que tengamos 660 trabajadores de residencias sin vacunar. Teníamos que concienciarlos nosotros y a través de los familiares de los propios internos y de las propias empresas de la importancia de la vacunación. ¿Hasta qué punto un derecho individual debe prevalecer sobre un derecho del bien común y máxime en pandemia? ¿Por qué un juez tiene que tomar unas decisiones en el tema sanitario cuando un comité de expertos ha tomado una decisión? Yo no lo comprendo.
¿Le faltan instrumentos?
Comprendo, y así lo he hablado con el TSJA, el pronunciamiento de los jueces. No tenemos una ley y los jueces lo que hacen es aplicar la ley. En marzo del año pasado presentamos una proposición de ley en el Parlamento nacional para una modificación de la ley general de sanidad. Sólo se pedía darle herramientas a las comunidades cuando decayera el estado de alarma. Una serie de temas que los van echando para atrás de forma continua. Hemos pedido todas las comunidades, incluso las gobernadas por el PSOE, una ley de pandemias. Según el Tribunal Superior de Justicia, te lo echan para atrás o no. Pero a nosotros con un agravante, si presento una petición de cierre perimetral en Granada me lo echan para atrás. Si lo presento en Sevilla, con la misma documentación, me lo conceden. No puedo aplicarlo en Málaga, Granada, Almería o Jaén. Y es el mismo documento pero la interpretación del juez es diferente. Posiblemente porque no hay una ley base escrita. El Gobierno central hizo una dejación de funciones. Ha habido una indolencia, una falta de previsión y nos encontramos con esos avatares de según qué comunidad y qué tribunal tienes instrumentos o no. Todavía estamos a tiempo y así se lo he manifestado a la ministra porque la pandemia no ha terminado ni mucho menos. La quinta ola la damos por finiquitada pero lo que el futuro nos deparará es una incógnita.
En resumen, a un ciudadano le pueden hacer una prueba de alcoholemia o tiene que llevar a un perro guía atado pero en una residencia se puede ir a trabajar sin saber si se es positivo. ¿Puede la ciudadanía comprenderlo?
La ciudadanía ni nadie comprende que personal tan sensible como sanitarios y sociosanitarios no estén vacunados. Y que no tenga yo la capacidad como consejero de Salud de poderle obligar en beneficio del bien común a hacerse un test dos veces a la semana. Tengo que jugar con las herramientas que me han dado y muchas me las han dado envenenadas.
¿Habrá tercera dosis?
Hay un grupo de personas que son inmunodeprimidos y tenemos que protegerlos. Tenemos un volumen suficiente de vacunas y empezamos con este grupo el viernes. En residencias hemos empezado un estudio de seroprevalencia para ver el desarrollo de anticuerpos. La tercera dosis la barajamos incluso teniendo en cuenta que empezamos la vacunación de gripe para octubre, si es necesario sería a la vez y todo en las residencias.
Sólo en fondos extraordinarios, el Covid lleva más de 660 millones. ¿Cómo va la Consejería de fondos?
Todas las consejerías se han volcado con Salud y no han faltado fondos. Tenemos 19.000 trabajadores más en el sistema sanitario público de Andalucía. Miraremos lo idóneo para garantizar la calidad, tendremos que tener un buen retén de personal por si fuera necesario. Todo esto supone muchísimo dinero y espero poder mantener el máximo de personal sobre todo en atención primaria. Los grandes centros de vacunación los vamos a cerrar poco a poco y todo ese personal lo vamos a trasladar a primaria para darle un empujón muy importante.
Las mayores quejas están precisamente en atención primaria, con las demoras.
Siempre ha tenido actividad presencial, nunca ha estado cerrada. Al contrario, ha estado al 150%. Esta última ola ha tenido menos impacto hospitalario pero muchísima gente ha acudido con patologías menos graves porque estaban vacunados y han sido seguidos y atendidos por Atención Primaria. Se han puesto en marcha nuevos modelos de trabajo, donde hay un triaje. Todo el que lo necesita se atiende de forma presencial, todo lo que se puede solucionar si el paciente lo ve oportuno lo estamos haciendo por vía telemática y así quitamos presión a la sala de espera. Y los que tienen que verlos físicamente van y son atendidos sin problema. Al médico hay que mirarle a los ojos. Estamos abriendo ya en todos los centros de salud para que haya un punto para que, aunque no tengas una patología exacerbada, puedas contarle a tu médico y transmitir esa empatía.
Pero ha habido problemas.
Claro que tenemos problemas. No encontramos batas blancas, ni aquí ni en ninguna comunidad. Tenemos un déficit de personal sobre todo en atención primaria, médicos de familia y pediatría. Eso es lo que estamos intentando conjugar con el buen funcionamiento de la enfermería y con el triaje. Creo que Primaria está muy bien normalizada y esperemos un invierno sin gripe.
Por la mascarilla. ¿Aboga por su uso futuro?
Viendo el buen comportamiento clínico que ha tenido, habrá que plantearse cuando pase la pandemia qué hacemos. No digo que estemos como ahora pero cuando una persona tenga un catarro o infección respiratoria alta o vaya en transporte público, no veríamos mal una normativa para el uso de mascarilla en determinadas circunstancias y épocas. Al menos desde el punto de vista de educación para la salud, como primer paso, y concienciación. La mascarilla puede ser el freno para las enfermerdades respiratorias.
¿En que situación está el virus del Nilo?
Hemos tenido cinco casos. Es un virus que está para quedarse. En marzo presentamos un plan de abordaje integral. Los ayuntamientos se encargan de desratizar, desinfectar. Nosotros hemos puesto unos niveles según la humedad, la temperatura, el número de mosquitos. Hemos puesto contadores de mosquitos. Según tengamos caballos con positivo o humanos, se decreta el nivel. Los protocolos han hecho que la incidencia sea mínima respecto al año anterior.
¿Ve comicios anticipados?
No son necesarios. Yo no sé si el que está a mi derecha o mi izquierda es de PP o Cs. Somos un equipo. Andalucía va bien. Tenemos que dedicarnos a legislar. No ha habido ni crisis de Gobierno. Hay que negociar pero la negociación no es mala. A no ser que se nos pongan zancadillas continuas... Sé de forma clara y contundente que la idea del presidente es agotar la legislatura. Aquí no prevalecen los intereses ni de partido ni de personas. Sólo los intereses de Andalucía.