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Alimentación

Cereales integrales frente a la diabetes

Un estudio danés publicado en septiembre confirma que la ingesta elevada de granos enteros reduce el riesgo de esta alteración endocrina

La combinación de lácteos, frutas y cereales integrales es una buena opción para empezar el día
La combinación de lácteos, frutas y cereales integrales es una buena opción para empezar el díalarazon

Un estudio danés publicado en septiembre confirma que la ingesta elevada de granos enteros reduce el riesgo de esta alteración endocrina

En la lucha contra la diabetes existe un potente arma que está al alcance de todos. Se trata de la alimentación, una pieza clave del puzle que logra mantener a raya los niveles de glucosa en sangre. «La dieta, junto con el tratamiento farmacológico y la actividad física son los tres pilares fundamentales en el manejo del paciente con diabetes mellitus de tipo 2, de hecho, se ha demostrado que el tratamiento nutricional puede reducir la hemoglobina A1c (una forma de medir el grado de control de la diabetes) en torno a dos puntos al inicio de la enfermedad, y en un punto en aquellos pacientes con una evolución media de cuatro años», confirman Miguel Ángel Olmos, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, SEEN, en colaboración con María González Rodríguez, dietista-nutricionista de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.

En este sentido, los últimos avances científicos trabajan con el objetivo de limitar cuáles son los alimentos más adecuados para prevenir y controlar la diabetes. Lo último ha sido una investigación realizada por expertos de la Universidad Tecnológica Chalmers (Suecia) y publicada el pasado mes de septiembre que ha encontrado «una asociación consistente entre la ingesta elevada de productos integrales y un menor riesgo de diabetes tipo 2», tal y como asegura Javier Escalada, director de Endocrinología de la Clínica Universidad de Navarra. Los resultados de este estudio demostraron que lo que realmente importa es la cantidad que se consume y su regularidad, y no tanto el tipo de grano que se toma, ya que diferentes alimentos elaborados con distintos tipos de cereal integral ejercían el mismo papel preventivo y grado de protección frente a la diabetes tipo 2.

Prevención desde el plato

Adelantarse a esta patología endocrina es posible a través de unos hábitos de vida saludables y una dieta variada y equilibrada. «La prevención se puede resumir con un par de frases muy sencillas y fáciles de entender: “menos plato y más zapato” y “más mercado y menos supermercado”», aseguran los expertos de la SEEN, quienes confirman que «siguiendo estas sencillas indicaciones es probable que evitemos el sobrepeso y la obesidad, así como las comorbilidades que eso conlleva, entre las cuales se encuentra la diabetes mellitus tipo 2».

Una vez diagnosticada la enfermedad, el objetivo es mantener los niveles de glucemia y de hemoglobina A1c a raya, así como unas correctas cifras de presión arterial y un peso adecuado. «Se trata de individualizar la dieta según las circunstancias (tipo de diabetes, control glucémico, presencia de obesidad, tratamiento farmacológico, edad, etc.) y preferencias de cada paciente. En nuestro medio la dieta mediterránea es un patrón que puede servir como guía», apunta Escalada, quien recuerda que en estos pacientes lo más recomendable es llevar a cabo un patrón dietético de entre tres y cinco comidas al día y realizar un mínimo de actividad física de 2,5 horas a la semana.

Según los especialistas de la SEEN, en la despensa de una persona diabética deben primar «los vegetales (siempre intentando que sean de temporada, procurar que haya variedad de colores en el plato), las frutas (tratando de variar el tipo, y dando prioridad a las de temporada), los cereales enteros (integrales, no refinados) los frutos secos y aumentando la ingesta de pescados, lácteos desnatados, huevos y no abusar de la carne... Y siempre tratando de evitar alimentos procesados, aunque no hay ningún alimento que se tenga que prohibir de una manera rotunda, así como tampoco hay que caer en la creencia de que los «superalimentos» sean la panacea. Lo mejor es seguir la dieta mediterránea o la atlántica».