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Ciencias humanas

La modificación del ‘ADN basura’ podría ser clave para hacer frente a la diabetes tipo 1

Una décima parte de los polimorfismos asociados con esta enfermedad está localizado en ARNs largos no codificantes

Los ARNs no codificantes juegan un papel crucial en la regulación de múltiples proceso | AP
Los ARNs no codificantes juegan un papel crucial en la regulación de múltiples proceso | APlarazon

Una décima parte de los polimorfismos asociados con esta enfermedad está localizado en ARNs largos no codificantes

El 10% de los polimorfismos asociados con la diabetes tipo 1 está localizado en ARNs largos no codificantes (lncRNAs), es decir, lo que hasta ahora se consideraba “ADN basura”. Trabajos de investigación realizados en España están ayudando no sólo a caracterizar mejor su función, sino que sugieren la posibilidad de que estas moléculas juegan un papel esencial en la aparición y desarrollo de esta enfermedad. Se abre de esta forma una nueva vía de investigación para el desarrollo de futuras terapias.

Así lo considera Izortze Santín Gómez, profesora de la Universidad del País Vasco e investigadora del Instituto de Investigación Biocruces Bizkaia, que en el XXX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes ha mostrado sus estudios más recientes sobre la implicación de los lncRNAs en la destrucción de la célula beta pancreática en la DM1. A pesar de que hace un tiempo se pensaba que el genoma no codificante era basura y no servía para nada, hoy en día se sabe que los ARNs no codificantes juegan un papel crucial en la regulación de múltiples procesos, como por ejemplo la expresión génica. En los estudios que está realizado Santín se ha observado que “algunos ARNs largos no codificantes que contienen polimorfismos asociados a diabetes tipo 1 regulan rutas intracelulares muy importantes en la patogénesis de esta enfermedad, como la inflamación o la muerte de la célula beta pancreática”.

Partiendo de estos hallazgos, “parece lógico pensar que estas moléculas son fundamentales en la patogénesis de la enfermedad”. Según especula la experta, “la caracterización de su función a nivel de célula beta pancreática ayudará a clarificar los mecanismos genético-moleculares por los que la célula beta pancreática es destruida en la diabetes tipo 1 y proporcionará la información necesaria para el desarrollo de terapias basadas en la modificación de estos lncRNAs”. Con todo, se asume que todavía se sabe muy poco sobre la función de éstos en la destrucción de la célula beta. Por ello, “lo primero sería caracterizar su función, para luego proceder a diseñar estrategias que permitan modificar el impacto deletéreo de estos lncRNAs asociados a diabetes tipo 1 en la viabilidad de la célula beta pancreática”.

Otro de los temas debatidos se ha centrado en desvelar el impacto del riesgo cardiovascular oculto en el paciente con diabetes, es decir, el riesgo residual que persiste cuando se han modificado todos aquellos factores de riesgo considerados importantes. El problema es importante, ya que hasta un tercio de pacientes aparentemente libres de peligro cardiovascular acaban teniendo un infarto.

Un ejemplo claro de esta situación es el colesterol, según ha expuesto en su conferencia Josep Ribalta, profesor de la Universidad Rovira i Virgili de Reus. Presentar niveles elevados de esta sustancia es uno de los principales factores de riesgo para tener un infarto; sin embargo, “más de un 30% de los infartos ocurren en personas con un colesterol LDL aparentemente normal”. Esa normalidad se fundamenta en hallazgos derivados de analíticas rutinarias, pero con el empleo de herramientas analíticas más especializadas se puede percibir, por ejemplo, que las partículas LDL son más numerosas y pequeñas, que sus HDL funcionan de manera menos efectiva y que hay unas lipoproteínas que al organismo les cuesta eliminar.

Por lo tanto, Ribalta propone dos líneas de trabajo para ayudar a los clínicos a identificar estas situaciones de riesgo que escapan a las analíticas de rutina. Por una parte, aconseja la utilización metodologías como la resonancia magnética nuclear que permitan visibilizar estas características, siendo necesario que tengan una aplicación rutinaria en la clínica en un futuro no lejano; a su juicio, “la resonancia magnética nuclear es una herramienta útil para detectar la dislipemia diabética de una manera precisa, y con posibilidades de ser aplicada a la clínica”.

Por otra, este experto recomienda analizar exhaustivamente otras propiedades de las lipoproteínas que hagan que a concentraciones normales puedan ser más propensas a depositarse en las arterias. Así, se sugiere que puede resultar muy informativo estudiar su carga eléctrica, las modificaciones postraduccionales de algunas de sus proteínas o los restos de pared bacteriana que arrastran una vez son producidas en el intestino... En definitiva, “si somos capaces de identificar los parámetros que ponen de manifiesto este riesgo y si mejoramos nuestro conocimiento sobre qué los causa y cómo modificarlos, estaremos dando pasos importantes para prevenir las consecuencias del riesgo cardiovascular oculto en personas con diabetes”.