Pacientes
La telemedicina revoluciona la atención del paciente con diabetes
Más de 387 millones de personas conviven con diabetes en el mundo. Esta enfermedad crónica, que celebra este sábado 14 de noviembre su efeméride, tiene su origen en el páncreas, que no es capaz de sintetizar la cantidad de insulina (una hormona encargada de mantener los valores adecuados de glucosa en sangre) que necesita el organismo. La Federación Internacional de Diabetes estima que cada siete segundos fallece en el mundo una persona por esta enfermedad. La falta de control y el infradiagnóstico, que afecta a una de cada dos personas con diabetes, son las principales causas que provocaron las 4,9 millones de muertes por esta enfermedad en 2014.
A pesar de estas cifras, los avances producidos en los últimos años han permitido a los pacientes con diabetes llevar una vida normal cuando son diagnosticados de forma correcta y realizan un seguimiento adecuado de su enfermedad. Según el endocrino, Alberto Ordóñez, doctor del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, los avances más importantes están relacionados con nuevos fármacos más eficaces, con menos efectos secundarios y más cómodos de tomar y con nuevos tipos de insulina con menos problemas de inmunogenicidad, pero, si hay algo que, en su opinión, ha revolucionado la asistencia del paciente con diabetes es la telemedicina: «La aplicación de tecnología de la información y la comunicación al servicio de la diabetes tiene enormes beneficios para el paciente, este puede enviar los datos y el médico revisarlos y realizar las recomendaciones a tiempo real».
Para Ordónez, la telemedicina, definida como cualquier actividad médica que implique el uso de un elemento a distancia en el ámbito de las telecomunicaciones, permite cambiar el modelo tradicional de asistencia por otro más eficaz en el que el paciente participe del control, en lugar de seguir las indicaciones paternalistas del médico. Pero el doctor Ordónez advierte que esta técnica no está abierta a cualquier paciente: «Es una herramienta que tiene que ofrecerse a una persona interesada, que pueda o tenga a alguien que realice los envíos con la periodicidad correcta. No todo el mundo quiere, al igual que no todo el mundo está dispuesto a hacer rehabilitación del brazo cuando se lo ha roto». La eficacia de esta herramienta está, además, estrechamente ligada a una formación correcta del paciente: «No basta con dar un panfleto, se necesita cierta proximidad, explicar qué pasa con la insulina si no se pone, qué pasa con la pastilla si no se toma, qué pasa si el paciente tiene fiebre. Todo esto debe ser de forma individualizada».
✕
Accede a tu cuenta para comentar