Pesca

Pez espada: una talla mínima que no es tal

Aunque su población es un 70% menor que hace 30 años, carece de un plan de gestión

Pez espada: una talla mínima que no es tal
Pez espada: una talla mínima que no es tallarazon

Antes de 2011 la talla mínima de captura de la población del Mediterráneo era 120 cm. Desde entonces es 90. Los científicos consideran que el tamaño debería ser mayor (142), ya que las hembras llegan a la edad de madurez sexual cuando alcanzan casi el metro

La talla mínima se fija como objetivo general de la política común pesquera para la protección y la conservación de los recursos marinos. Eso es en la teoría, en la práctica no sólo los consumidores compran pezqueñines a sabiendas, sino que en algunas especies la talla mínima hace que se estén comprando y comiendo legalmente juveniles que no han llegado a la madurez sexual, que es lo que realmente permitiría la recuperación de una especie. Es el caso del pez espada en el Mediterráneo, «cuya talla mínima pasó de 120 centímetros a 90 en el año 2011 por decisión del ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico), ya que cuando se aprobó esta medida había países del Mediterráneo que no tenían ni talla mínima», precisa Ilaria Vielmini, científica marina de Oceana. Es decir, que se bajó el tamaño mínimo legal para que todos los países aceptaran la medida. En el caso de España, la talla no varió. En 1995, la talla mínima era 120 cm (Real Decreto 560/1995 del 7 de abril), pero ya en 2006 (2 de agosto) se cambió a 90 cm. Y todo ello sin tener en cuenta (o no lo suficiente) que el tamaño legal es mucho menor al que los ejemplares llegan a la edad de madurez sexual: 130 cm en el caso de los machos y 149 las hembras, que, al igual que en otras especies, son más grandes. Y en un contexto en el que el stock de la especie estaba ya disminuyendo a pasos agigantados (desde la década de los años 80).

En concreto, según denuncia Oceana, el stock ha descendido un 70 por ciento en las últimas tres décadas (dos terceras partes). Si no se produce ningún cambio, el declive continuará, porque en la actualidad el 75 por ciento de las capturas en el Mediterráneo están compuestas por juveniles, según Oceana, lo que impide la recuperación biológica del pez espada. De ahí que en los últimos 30 años haya caído en un 88 por ciento la biomasa de los ejemplares reproductores. «Eso es muy grave. Urge una intervención en la población del Mediterráneo para recuperar el stock y para que la pesquería sea sostenible a largo plazo», explica Vielmini. La científica marina recuerda que «la talla mínima para esta población debería ser 142 cm; ése es el tamaño de referencia de los científicos» y que en la actualidad «no hay ningún plan de gestión sobre esta población».

Esta situación explica que las capturas de la población del Mediterráneo (que no las del Atlántico) «hayan caído entre 1988 y 2014 en un 48%, los niveles más bajos de capturas reportados en los últimos dos años, salvo en el caso de España, cuya flota aumentó las capturas; lo que puede deberse a dos factores: porque han pescado más reproductores (misma cantidad, pero más peso) o que están capturando juveniles y reproductores». Un dato que contrasta notoriamente con el serio decrecimiento reportado por Italia, Grecia y Malta, «responsables» del 60% del total de capturas de la población del Mediterráneo.

Del 14 al 21 de noviembre tendrá lugar la reunión de la Comisión del ICCAT. De nuevo, el Comité Permanente de Investigación y Estadísticas (SCRS) les ha avisado de la necesidad de que adopten un plan para tratar de recuperar los niveles sostenibles de este stock. Algo que han repetido en los últimos diez años (2007, 2010 y 2016).

Los expertos piden que se active un plan de recuperación inmediato, con un aumento de las tallas mínimas y prolongando la veda. «Es necesario revisar la talla mínima, hacer un plan de recuperación que incluya las cuotas de captura, y ejercer un mayor control, tal y como se hizo con la población del pez espada del Atlántico. Desde Oceana pedimos ampliar la veda que se hace en otoño. En la actualidad, la veda es de octubre a noviembre y nosotros proponemos que sea de septiembre a diciembre para todo el palangre».

«Y urge, de no aprobar un plan de recuperación real para este año, las proyecciones del stock serían tan bajas que sería necesario el cierre de la pesquería».

«La UE pesca más del 75% por ciento de este stock y tiene la responsabilidad de asegurar su total recuperación. No hay lugar ni para la autocomplacencia ni para justificar los retrasos», afirmó en un comunicado Lasse Gustavsson, director ejecutivo de Oceana en Europa.

Y es que de los 30 stocks gestionados por el ICCAT –organismo responsable de la conservación de atunes y especies afines en el Atlántico y Mediterráneo–, el pez espada del Mediterráneo es el que más ha sufrido. Tres décadas de sobrepesca constante, poco reflejo de las recomendaciones científicas y falta de valor político para supervisar adecuadamente la gestión de la pesquería han causado que haya un 70% menos de pez espada.

También urge reducir la pesca ilegal. Entre 1992 y 2010 las capturas de pez espada del Mediterráneo se calcula que alcanzaron las 40.78 toneladas, es decir, el 15 por ciento de las capturas. Sólo en Italia, al menos el 33 por ciento de las capturas anuales del país entre 1992 y 2010 no fueron reportadas por Italia.

El plan del Atlántico

Ante esta alarmante situación, los científicos quieren que los políticos miren cómo mejoró la población del Atlántico, que ante las señales de alarma se diseñaron y aplicaron planes de recuperación y desde entonces se han visto signos de mejora, en línea con una gestión sostenible. En este sentido cabe recordar que en 1995 SCRS comunicó que en 1994 la biomasa de la población del Atlántico norte era un 68 por ciento de lo que debería ser para alcanzar el nivel máximo de sostenibilidad.

Desde que el ICCAT escuchó esta recomendación, «el pez espada del Atlántico está gestionado bajo un plan de recuperación que se puso en marcha a partir de los años 90 y que se actualiza regularmente. La talla mínima de pez espada atlántico es 125 cm, pero la talla de madurez está calculada a 179 cm», recuerda Vielmini. Estas medidas permitieron que «la biomasa de esta población aumentase un 57 por ciento entre 1997 y 2011 (el último año en que se han hecho los calculos), pero todavía es necesario tener precaución». Eso y porque los peces jóvenes crecen muy rápidamente y alcanzan tallas superiores a los 130 centímetros a los dos años.

Si la Unión Europea pretende alcanzar el objetivo legal del Rendimiento Máximo Sostenible en 2020, como marca la Política Pesquera Común, debe detener toda la pesca de pez espada en el Mediterráneo o pedir a los países de ICCAT que activen un plan de recuperación inmediato. En este sentido, todas las miradas observan a la UE para ver si finalmente toma las riendas, dado que tenemos el 75% de todas las capturas y el 80% de la flota.

El «acento regional» del bacalao

Los peces pueden tener «acentos regionales» para comunicarse o atraer a su pareja de manera distinta en diferentes partes del mundo, como se había descubierto anteriormente con otros animales como los pájaros cantores o los cachalotes, según un estudio dirigido por Steve Simpson, profesor de Biología Marina y Cambio Global de la Universidad de Exeter (Reino Unido). Simpson, informa Servimedia, ha escuchado las vocalizaciones de peces utilizando sofisticados equipos de escucha submarina y ha identificado variaciones en las «voces» de bacalao de América y de Europa. Así, los americanos hacen un «staccato» o sonidos cortos y separados, mientras que los europeos emiten «gruñidos sordos y profundos», según informó la Universidad de Exeter. Este investigador trabaja en analizar si peces como el bacalao y el eglefino, que viven en diferentes zonas de Gran Bretaña, podrían tener acentos locales, ya que se reúnen en las mismas zonas de desove generación tras generación.

¿Cuál es el pescado de temporada de octubre?

En octubre es época de aguacate (noviembre ya no), chirimoya, granada, kiwi, plátano, mango, pera, manzana. Pero, y ¿de pescado? Con la guía elaborada por Greenpeace, pescadodetemporada.org, podrá saberlo, ya que si uno accede a través del móvil se le pondrá un icono que detecta el mes en curso. En octubre recomiendan consumir besugo, bonito del norte, caballa, lenguado, dorada, maragota, llampuga, melva, pez de San Pedro, pez limón. También es un mes para tomar pulpo, mejillón de acuicultura, navaja y almeja fina. Pero «no sólo hay que mirar la especie, sino también de qué caladero recomiendan y arte pesquera», explica Celia Ojeda, responsable de Océanos y Pesca de Greenpeace.

¿Por qué es importante consumir pescado de temporada?

Porque «aumenta la probabilidad de que haya sido capturado en caladeros próximos, con artes pesqueras artesanales y que se hayan respetado las vedas», precisa Ojea. Por ejemplo, «pulpo hay todo el año y uno puede pensar que es gallego porque pone que es procedente del Atlántico, pero hay temporadas, que el pulpo gallego está en veda, por lo que lo más probable es que proceda de África».

Mejor de caladeros cercanos

Greenpeace explica que «es una manera de consumir productos capturados por métodos de pesca más sostenibles, algo muy importante porque el 48 por ciento de las poblaciones de peces en aguas europeas del Atlántico y más del 90 por ciento en el Mediterráneo están sobreexplotadas».

¿Por qué es importante conocer el método de pesca?

Para evitar promover con nuestro consumo las malas artes pesqueras. Desde Greenpeace recomiendan optar por la pesca extractiva con artes pesqueros sostenibles frente a la acuicultura y que el pescado sea local o de zonas más cercanas. Si tiene alguna duda, recuerde que siempre puede preguntar al pescadero, tienen obligación de suministrar este tipo de información al consumidor.