Energía

¿Qué debe hacer España para evitar que se superen los 2 ºC?

Para impedir ese aumento de temperatura, la descarbonización de la economía mundial debería ser del 6,2% anual de aquí a 2100, casi siete veces más que lo que se ha hecho hasta ahora. Los expertos inciden en que no sólo hay que cambiar el modelo energético, también el socioeconómico

¿Qué debe hacer España para evitar que se superen los 2 ºC?
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Para impedir ese aumento de temperatura, la descarbonización de la economía mundial debería ser del 6,2% anual de aquí a 2100, casi siete veces más que lo que se ha hecho hasta ahora. Los expertos inciden en que no sólo hay que cambiar el modelo energético, también el socioeconómico

Aunque aún no se conoce cuál será el objetivo a largo plazo que España deberá asumir para la descarbonización en 2100 tras el Acuerdo de París (la UE tiene que reducir un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2030 respecto a los niveles de 1990), lo que no hay duda es que tendrá que hacer un importante cambio para poner freno a las emisiones. Mientras los ecologistas plantean decir adiós a los combustibles fósiles sin apoyarse en la nuclear, no todos los científicos y expertos se muestran tan optimistas en que este cambio sea factible. A esto se le añade que, según Foro Nuclear, el abandono de la nuclear provocaría un incremento del 24,9% de las emisiones respecto a 1990. Este suplemento ha preguntado a cuatro expertos en energía para dibujar cuáles serían los pasos a seguir:

Para conseguir que el incremento de temperatura esté «muy por debajo de 2 ºC» e intentar que sea sólo de 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales, por la parte que nos toca, «España debería apostar por fuentes bajas de carbono, y me refiero a renovables y a la energía nuclear. Hoy resulta imposible cerrar los ciclos combinados, porque las nucleares no son suficientemente ágiles para responder a un imprevisto de forma rápida hasta que no se tenga realmente solucionado el problema del almacenamiento», explica Mariano Marzo, catedrático de Estratigrafía y profesor de Recursos Energéticos y Geología del Petróleo en la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona. «Hay que analizar cuántas centrales de ciclo combinado se necesitan para que el mix sea, además de sostenible, seguro. Es decir, valorar en cuánto se tiene que incrementar la potencia renovable y ver qué potencia de gas, que es un combustible fósil pero es el más limpio, se necesita para que no se caiga la red», añade.

Para José María Baldasano, catedrático de Ingeniería Ambiental de la UPC, la descarbonización de la energía eléctrica debe pasar «primero por dejar de usar de inmediato el carbón. Segundo, potenciar las energías renovables, incrementando la potencia instalada de eólica y de solar fotovoltaica, lo que además tendría repercusión en mejorar nuestro sistema industrial y de investigación, como está haciendo Alemania. Y por último, potenciar la autogeneración, es decir, no limitar ni condicionar el autoconsumo».

Opinión que coincide con la del profesor de Física de la Universidad de Alcalá de Henares, Antonio Ruiz de Elvira, que añade que «España, además de apostar por la solar y potenciar el autoconsumo, para lo que habría que anular el decreto aprobado, debe autorizar la instalación de centrales termosolares de 500 MW».

En este mismo sentido se expresó el experto en energía, Javier García Breva, de la Oficina Javier García Breva, que insistió en que «es necesario cambiar la actual regulación por otra que desarrolle la generación descentralizada para integrar masivamente las renovables en los edificios con autoconsumo y gestión de la demanda con contadores energéticos».

La descarbonización del sector eléctrico es clave y según el informe «El Cambio Climático en España, 2033: Hacia una economía baja en carbono», es posible conseguir un decrecimiento de entre un -7 y un -17% de las emisiones energéticas si se apuesta por la innovación y por un decidido desarrollo tecnológico que permita la innovación en todos los sectores productivos, ligado también a un cambio de hábitos y costumbres que permitan mayores ahorros energéticos. En este sentido, el informe incide en que hay que optar por un mayor desarrollo de las renovables para lograr que el mix eléctrico generase 150 gramos de CO2 por kilovatio hora (kWh) producido, en vez de los 300 gramos de CO2 que generó de media en 2012 o los 400 que producía por kWh en 2005.

No valen medidas tímidas

Pero «descarbonizar el mix eléctrico (que supone el 25% del consumo de energía) es sólo una parte. Queda pendiente la electrificación del parque móvil, que habría que ir transformándolo poco a poco. Más del 40% del consumo de energía derivado de petróleo es por el transporte. El de carretera es muy importante pero no hablamos sólo del transporte de pasajeros, también del de mercancías en camión, aéreo y naval». Y es que, aunque se cayeran de la negociación del Acuerdo de París estos dos últimos sectores, lo cierto es que «el 94% de todo el transporte de mercancías del mundo se hace por barco, que consume fueloil. No se puede electrificar, sólo sustituir, y a largo plazo, con Gas Natural Licuado (GNL)», afirma Marzo.

En este campo, Baldasano hizo hincapié en que «además de promover el coche eléctrico de una forma decidida como están haciendo Noruega y Holanda, por ejemplo, lo que a su vez arreglaría el problema de la calidad del aire de ciudades como Madrid o Barcelona, hay que mejorar la red de tren de cercanías».

De Elvira incide en que hay que «substituir los grandes autobuses por flota eléctrica y un plan PIVE pero sólo para coches híbridos y eléctricos, potenciar el trabajo en casa y eliminar las horas comunes de apertura de oficinas y comercios para reducir los atascos».

En cuanto al sector de la edificación, la mayoría de los expertos consultados inciden en la importancia de adoptar «un programa decidido de rehabilitación energética. Hoy se está impulsando, pero de una forma muy tímida», precisa Baldasano. Una rehabilitación que pasa por «aislar todas las viviendas existentes mediante placas de Pladur con aislante en las paredes y doble vidrio en las ventanas, así como instalar films reflectantes en los techos de las viviendas para eliminar su calentamiento», detalla Ruiz de Elvira. Y a esto se añade «acelerar un programa de renovación en iluminación decidido», afirma Baldasano.

Respecto al coste, las opiniones difieren. Breva asegura que «en España los fósiles cuestan diez veces más que las renovables. Las importaciones de combustibles fósiles cuestan 40.000 millones de euros, un rescate bancario cada año, frente a los 6.000 millones de euros que cuestan las primas renovables». En cualquier caso, incluso aunque todas estas medidas se lleven a cabo España seguiría sin ser neutra en emisiones. Y es que «lo que no se puede confundir son deseos con realidades apremiados por la necesidad que tenemos de hacer algo. Si no costara nada ya lo habríamos hecho», precisa Marzo, que incide en que «las negociaciones en la lucha contra el cambio climático son difíciles porque no es sólo modificar el modelo energético, hay que cambiar el modelo socioeconómico». Pero por algo hay que empezar, y es que de no implantar más actuaciones que las que están en marcha, España podría incrementar entre un 72 y un 83% sus emisiones energéticas no en 2100 sino en 2033, según PwC, que tiene en cuenta que la recuperación económica prevista podría suponer una vuelta a un incremento notorio de emisiones, un factor al que hay que sumar el problema de la demografía. Y es que para evitar un aumento de 2 ºC, la descarbonización de la economía mundial debería ser del 6,2% anual de aquí a 2100, casi siete veces más que la tasa media de reducción entre los años 2000 y 2013.