Alimentación
¿Por qué sabe mal la comida del avión? Hay una explicación científica
Es un hecho, a muy poca gente le sabe bien la comida dentro de un avión. Un nuevo estudio de la Universidad de Cornell ha encontrado una respuesta a este fenómeno, que tiene que ver con el aire seco de la cabina del avión. Resulta que, el ambiente ruidoso, seco y hasta claustrofóbico que se experimenta dentro de la cabina realmente puede cambiar el sabor de la comida que se sirve.
Es un hecho, a muy poca gente le sabe bien la comida dentro de un avión. Un nuevo estudio de la Universidad de Cornell ha encontrado una respuesta a este fenómeno, que tiene que ver con el aire seco de la cabina del avión. Resulta que, el ambiente ruidoso, seco y hasta claustrofóbico que se experimenta dentro de la cabina realmente puede cambiar el sabor de la comida que se sirve.
En el estudio, 48 personas probaron toda una variedad de alimentos basados en los sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo... y comieron en silencio mientras llevaban puestos unos auriculares que con unos 85 decibelios de ruido, diseñados para imitar el zumbido de los motores a reacción a bordo de un avión. Lo que los investigadores encontraron es que, si bien estar a bordo de un avión no era determinante para el cambio en sabores como el salado, agrio y amargo, los entornos ruidosos sí hicieron variar el sabor dulce.
"Nuestro estudio confirma que en un entorno de fuerte ruido, nuestro sentido del gusto se ve comprometido. Sobre todo en el sabor dulce, que se ve mucho más alterado”, dijo Robin Dando, profesor asistente de ciencias de la alimentación. "Las propiedades multisensoriales del entorno en el que consumimos nuestros alimentos pueden alterar nuestra percepción de los alimentos que comemos."
Esta no es la primera vez que las compañías aéreas han tratado de averiguar la razón que hay detrás de que sus pasajeros no disfruten e la gastronomía a bordo. El Instituto Fraunhofer, un instituto de investigación con sede en Alemania, hizo un estudio sobre por qué un plato que sabe muy bien en tierra, es luego "tan aburrido” en el aire.
Investigadores alemanes intentaron pruebas de sabor, que revelaron que la atmósfera presurizada a más 8000 pies, donde se combina un aire en cabina fresco y seco, adormece las papilas gustativas (una sensación parecida a cuando tenemos un resfriado). De hecho, la percepción del sabor salado y la dulzura se reduce en alrededor del 30% en la altura. Por si fuera poco, el ambiente de la cabina seca las membranas mucosas de la nariz, embotando así los sensores olfativos que afectan el sabor.
La buena noticia es que, según publica la revista Time, esta investigación puede ayudar a las aerolíneas a encontrar una manera diferente, y por supuesto mejor, de hacer las comidas a bordo mucho más apetecibles. La clave, según Mickles, puede estar en el uso de ingredientes o alimentos que contengan una gran cantidad de umami (palabra japonesa para definir los sabores salados). La aerolínea Lufthansa ha detectado que sus pasajeros siempre toman mucho zumo de tomate y es que resulta que la presión de cabina atrae el sabor salado de las cosas de color rojo.
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