Valencia
Paola Dominguín: “Me operé de presbicia para mejorar mi calidad de vida”
Hija de un torero, Luis Dominguín, y una actriz italiana, Lucia Bosé, Paola fue apadrinada por Picasso. Puso rumbo a París con 17 años para desarrollar sus aptitudes como bailarina en el conservatorio “Marcel Moureau”. Con el paso del tiempo, dirigió su vida hacia la moda y se convirtió en empresaria. Hoy en día, con plena tranqulidad, vive en Valencia.
Según un estudio llevado a cabo por la Clínica Baviera, un 54% de los españoles a partir de los 40 años padece presbicia, que se define como la pérdida de capacidad de enfocar objetos cercanos. ¿Por qué decidió operarse?
-Por comodidad, para mejorar mi calidad de vida. Después de tantos años llevando gafas tenía muchas ganas de quitármelas.
-¿Tardó mucho desde que empezó a convivir con los síntomas?
-Empecé a tener gafas desde que tenía 40 años. Tras dos décadas, al final, tomé la decisión. Fue un acierto.
-¿En qué notaba que le molestaba esta patología?
-Estéticamente sí me importaba llevar gafas de ver. No me gustaba. De hecho, un día me vestí con peineta y mantilla, además de las gafas, y me recordaba a un personaje de Forges. Eso sí, como moda no tengo problema debido a que la montura se puede cambiar y, así, adaptarla al estilo que quiera. No cambiar de gafas en tres años es como no cambiar, en el mismo lapso de tiempo, de zapatos. Me siento rejuvenecida.
-¿Qué miedos tenía antes de pasar por quirófano?
-Una vez que me decidí no tenía miedos. No obstante, en los años anteriores sí. En la cabeza tenía «bueno ya veré». Todo se debía a que no me lo habían explicado bien, además que tenemos una fantasía desbordante con las películas y nos pensamos que va a ser como en «La naranja mecánica», pero resulta lo más suave del mundo.
-¿Qué tipo de operación le realizaron? ¿Por láser o intraocular?
-Intraocular. Por láser lo hacen cuando eres más joven y para otro tipo de problema. El mío era clarísimo de presbicia, así que me metieron la lentilla –es artificial y simula al cristalino–. No me enteré de nada salvo el líquido que me metieron en el ojo. Sólo veía una luz potente que me apuntaba. A los diez minutos me dijeron «ya está», y me quedé asombrada.
-Después, ¿en qué consistió la rehabilitación que tuvo que realizar?
-La primera semana te operan de un ojo. A la siguiente del otro. Después, durante varias semanas, acudes a diversas revisisiones donde te hacen un seguimiento exhaustivo.
-¿Cómo es la diferencia entre el antes y después?
-Básicamente que desde que me levanto estoy viendo. Antes no veía nada –realiza el gesto de alejarse de los ojos el móvil– y me dificultaba todo mucho.
-¿Ve que hay falta de información en la sociedad?
-Sí, pero también la Oftalmología ha evolucionado mucho. Tienen experiencia y ya no eres la primera «cobaya».
-Finalmente, ¿recomienda operarse para solucionar la presbicia?
- Sí, es calidad de vida. No importa esperar al momento en el que creas que es conveniente someterte a la operación. Vale la pena, sin duda.
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