Investigación Médica
Eliminar las lesiones cancerosas en la piel a «golpe de luz»
La terapia fotodinámica es una alternativa efectiva a la cirugía en determinados tumores cutáneos
La terapia fotodinámica es una alternativa efectiva a la cirugía en determinados tumores cutáneos
Una alternativa segura y efectiva al quirófano frente al cáncer de piel se encuentra en la terapia fotodinámica. Como explica María Calvo Pulido, jefa de Servicio de Dermatología del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid (Grupo Quirónsalud), «es un tratamiento principalmente indicado en aquellos pacientes con fototipos claros, antecedentes de quemaduras solares de infancia, daño solar crónico y por supuesto con antecedentes de cáncer de piel no melanoma». Esto último hace subrayar a la dermatóloga que «no está indicado en pacientes con cáncer de piel tipo melanoma», debido a que su desarrollo y especificidad no lo hacen propicio a solventarse mediante esta opción terapéutica.
Pese a este pequeño inconveniente, en este grupo de afectados por este tumor cutáneo en concreto, hay muchas más ventajas para el resto. «El principal beneficio es el tratamiento de lesiones de cáncer de piel no melanoma evitando muchos procedimientos quirúrgicos, así como la prevención del mismo al tratar las lesiones precursoras (queratosis actínicas)», explica Calvo Pulido. Junto a ello, la comodidad de este recurso terapéutico está en la administración y que se realiza de forma ambulatoria sin efectos secundarios en los pacientes.
Así, la jefa de Dermatología del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid detalla que «el procedimiento completo consiste en la aplicación de una crema fotosensibilizante, la cual debe estar incubando durante tres horas, y posterior aplicación de la luz durante siete minutos por campo a tratar, en función de la amplitud de la zona que tratemos serán de uno a tres campos por sesión». En total, como apunta Calvo Pulido, el número de intervenciones también depende de la lesión que queramos tratar, habitualmente entre una y cuatro citas, que se hacen con una frecuencia mensual.
Paso a paso
Aunque parezca un proceso tedioso por el tiempo de aplicación de los fotosensibilizantes, resulta sencillo y se realiza en la misma consulta del especialista. Y aunque, a priori, la aplicación de la luz puede resultar molesta en algunas zonas, gracias a las nuevas lámparas que permiten regular las potencias durante el tiempo de tratamiento se puede individualizar la manera de aplicarlo en función de la tolerancia del paciente. Tras la realización del tratamiento se produce una reacción inflamatoria necesaria para su funcionamiento, que da lugar a enrojecimiento, inflamación y aparición posterior de costras que será más o menos intensa dependiendo del daño solar del paciente. Con el seguimiento dermatológico adecuado, aproximadamente en siete o diez días se habrá producido una regeneración epidérmica completa. La ventaja de este tratamiento respecto a la cirugía convencional, es fundamentalmente estética, ya que permite la curación de lesiones de cáncer de piel sin cicatriz residual y el tratamiento de lesiones premalignas no visibles al ojo humano.
Frente a la opción quirúrgica, este proceso supone un gran avance terapéutico en el botiquín. Su acción compleja, como explica la jefa de Dermatología, consiste en que «la acción fotodinámica ocurre, de forma resumida, de la siguiente manera: tras la absorción de luz, el fotosensibilizante –el producto que se aplica en la zona a tratar– es transformado desde su estado base a un estado electrónicamente excitado e inestable, lo que denominamos en estado ‘‘singlete’’. Otra posibilidad es que el sensibilizante en estado triplete interaccione con las moléculas circundantes dando lugar a dos tipos de reacción fotooxidativa: reacción tipo I por transferencia de electrones, originando radicales libres del oxígeno (ROS) (peróxidos, anión superóxido y radicales hidroxilo), los cuáles inician reacciones en cadena de radicales libres; y reacción tipo II, mediada por la transferencia de energía, dando lugar a la formación de oxígeno singlete y el retorno del fotosensibilizante a su estado basal. Ambos procesos ocurren simultáneamente y en competición, sin embargo, parece que el oxígeno singlete es el mayor responsable del daño tisular producido durante la terapia».
Durante la terapia fotodinámica, «el fotosensibilizante es fotodestruido durante la exposición a la luz, proceso denominado fotoblanqueamiento. Asimismo, este es un mecanismo de interrupción de la reacción fotodinámica, lo que es importante tanto para restringir el daño tisular de la técnica al tejido tumoral como para eliminar la fotosensibilidad cutánea residual después de someterse al tratamiento –añade Calvo Pulido y continúa–. La especificidad se consigue mediante el empleo de fotosensibilizantes adecuados, capaces de llegar de forma específica y de distribuirse de forma homogénea en el tejido diana».
Otros usos
Tiene también una aplicación estética, consiguiendo un rejuvencimiento fundamentalmente en aquellas pieles con importante daño solar crónico. Se están llevando a cabo estudios clínicos para evaluar el uso de la terapia fotodinámica en el tratamiento de los cánceres de cerebro, piel, próstata, cuello uterino y cavidad peritoneal (el espacio dentro del abdomen que contiene los intestinos, el estómago y el hígado). Y se puede emplear con resultados variables en diversas patologías inflamatorias como: psoriasis, acné, infecciones por el virus del papiloma, linfoma cutáneo de células T, etc.
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