Pacientes
Haloterapia: respirar sal para mejorar la bronquiolitis
Esta terapia, que consiste en exponerse a un ambiente cargado de micropartículas de sal suspendidas en el aire, se muestra eficaz para tratar afecciones respiratorias y problemas de la piel
Esta terapia, que consiste en exponerse a un ambiente cargado de micropartículas de sal suspendidas en el aire, se muestra eficaz para tratar afecciones respiratorias y problemas de la piel
Se imagina que tan solo con pasar un tiempo en una ambiente saturado de sal pudiera mejorar su asma?, ¿o la bronquiolitis de su hijo?, ¿o la dermatitis? Pues estas son algunas de las aplicaciones de la haloterapia, un tratamiento natural no sanitario tan sencillo como respirar micropartículas de sal de roca cien por cien natural.
«Las soluciones salinas se han usado desde siempre para limpiar las vías respiratorias altas –explica Claudia Arango, representante de la Comisión de Haloterapia de la Asociación de Profesionales de las Terapias Naturales (APTN Cofenat) y dueña del Centro Saltium–. En el caso de la haloterapia, las micropartículas de sal se mezclan con el aire y son inhaladas por los pacientes, consiguiendo así llegar a todas las partes del sistema respiratorio, hasta los alveolos, y limpiar las vías». De esta forma, continúa, se consigue fluidificar el moco y, posteriormente, que éste se expulse.
Por todo ello esta terapia esta recomendada «en cualquier paciente que presente hipersecreción mucosa de manera habitual y que curse con infecciones respiratorias recurrentes que precisen antibioterapia y/o mala calidad de vida como consecuencia de las mismas», como apuntan los doctores Luis Maíz Carro y Rosa María Nieto Royo del Servicio de Neumología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
El primero en estudiar sobre las bondades de respirar en ambientes hipersalinos fue el doctor Feliks Boczkowski, que era el médico de los trabajadores de las minas de sal de la localidad polaca de Wieliczka. Sus sospechas sobre los efectos positivos de las cuevas de sal surgieron al comprobar que los mineros no sufrían problemas pulmonares, respiratorios o de tuberculosis como el resto de la población.
Boczkowski llegó así a la conclusión de que el ambiente que respiraban impregnado de micropartículas de sal era lo que los protegía y, en 1843 publicó sus primeros trabajos con pacientes con problemas respiratorios en las minas de sal que, con el tiempo, se han ido ampliando. Así revistas científicas tan prestigiosas como «New England Journal of Medicine» o el «European Respiratory Journal» han dedicado estudios a los beneficios de la haloterapia. «La inhalación de la solución salina hipertónica es una terapia muy eficaz en pacientes con hipersecreción mucosa, tanto aquellos con bronquiectasias secundarias a fibrosis quística como en bronquiectasias de otras etiologías. También es eficaz, aunque hay menos evidencia, en pacientes hipersecretores», explican Maíz Carro y Nieto Royo. Sin embargo, advierten, en pacientes con asma crónica «no tiene indicación y probablemente tiene más riesgo de efectos secundarios (broncoespasmo)».
En nuestro país se está popularizando mucho su uso en niños, especialmente para el tratamiento de la bronquiolitis. Ese fue el caso de Guille quien, con cuatro meses y al poco de empezar en la guardería cogió bronquiolitis. «Tomaba mucha medicación pero no terminaba de curarse», explica su madre, Almudena Travesi. Tanto fue así que, después de varios meses tuvieron que sacarle de la guardería. «La neumóloga nos dijo que no podía ir porque, incluso cuando estaba mejor, y aunque el niño estaba contento seguía teniendo “pitos” al respirar y no se le terminaba de quitar la bronquiolitis».
Pese a ello en septiembre volvieron a intentarlo: «Estaba tomando medicación de forma preventiva (singulair combinado con budesonida por la mañana y por la noche), pero a los dos meses volvió a ponerse malo y hubo que ponerle cortisona. Se recuperaba, pero a los 10 días volvía a recaer y le ponían de nuevo los corticoides. Así hasta tres veces», recuerda su madre.
Ante esta situación fue el propio pediatra el que les recomendó recurrir a la haloterapia. «Ya había mandado a otros niños y les había ido muy bien. Le llevé 10 sesiones seguidas y desde el primer momento notamos mejoría, cambió la tos de seca a húmeda y a expulsar todo el moco. La mejoría fue tal que el médico me dijo que le podía ir quitando la medicación de forma gradual», asegura Travesi. Ahora le lleva una o dos veces por semana «como mantenimiento» y no ha vuelto a tener que darle medicinas.
La haloterapia también consigue mejorar algunas patologías de tipo dermatológico. Así, y aunque «a nivel cutáneo los estudios son más escasos que a nivel respiratorio –como explica la doctora Paloma Cornejo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerealogía (AEDV)– parece ser de ayuda en pacientes con atopia, psoriasis, acné... Posiblemente el ambiente relajante ayude a muchas dermatósis en las que el estrés es un factor agravante».
Además, concluye, la experta, «no existe contraindicación en cuanto a edad y situaciones como el embarazo y no hay ninguna patología que se sepa pueda empeorar con la haloterapia».
-¿Cómo funciona? Las sesiones se llevan a cabo en una sala con las paredes, el techo y el suelo total o parcialmente cubiertos por sal mineral. En ella hay un dispositivo que produce y libera la sal triturada necesaria para recrear el ambiente de las minas de sal.
-¿Cuánto tiempo hay que estar? Las sesiones son acumulatorias. Las de los adultos duran 50 minutos y las de los niños 40 .
-¿Cuántas veces hay que ir? Se recomiendan 10 sesiones para problemas respiratorios y 15 para los dermatológicos.
-¿Qué hay que ponerse? Basta con llevar ropa cómoda. A las cuevas se accede con patucos para no manchar la sal.
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