Ministerio de Sanidad
La amenaza de una peligrosa infección dormida
En 2010 se encontraron los primeros especímenes de la garrapata que seis años más tarde se ha cobrado la vida de una persona y ha supuesto el contagio de otra.
En 2010 se encontraron los primeros especímenes de la garrapata que seis años más tarde se ha cobrado la vida de una persona y ha supuesto el contagio de otra.
Poco probable pero factible. Así lo indicaba un documento del Ministerio de Sanidad hace cinco años, «Informe de situación y evaluación del riesgo de Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo en España», y citaba que el principal vector implicado en la transmisión del virus «se halla distribuido ampliamente en el territorio nacional y las condiciones ecológicas y climáticas son favorables para su proliferación». Por lo que la aparición de dos casos –al cierre de esta edición– esta semana de Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo en nuestro país, pese a las alarmas, no debería haber supuesto una sorpresa, sobre todo a nivel de los expertos.
Hace seis años, un grupo de investigadores riojanos encontró la primera señal de que la denominada globalización empezaba a manifestarse. «Cuando nosotros encontramos el virus en 2010 pensamos que la explicación podría venir por las aves migratorias o por el movimiento de ganado no controlado. Este último supuesto pienso que es complicado en España porque hay control. Para demostrar nuestra hipótesis tuvimos la suerte de disponer de ejemplares de la garrapata que transmite la infección (Hyalomma marginatum) recogidas sobre diferentes especies de aves con potencial migratorio a la Península Ibérica, procedentes de Marruecos, y nos encontramos con la presencia del mismo virus que habíamos detectado en las garrapatas de España. Curiosamente, estos virus no son de la misma estirpe que los virus que están circulando por los Balcanes. Son similares a cepas africanas», explica a A TU SALUD José A. Oteo, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro y director del Centro de Rickettsiosis y Enfermedades Transmitidas por Artrópodos Vectores del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR).
Como la experiencia es un grado, en España el no tan lejano caso de ébola dejó importantes lecciones aprendidas y las acciones de prevención están en marcha con la vigilancia de casi los dos centenares de posibles contagiados y el internamiento y aislamiento de la enfermera contagiada. «En España sólo hay experiencia en el tratamiento de fiebres hemorrágicas a raíz de la epidemia de ébola. En Europa occidental no se han tratado pacientes afectados por la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo», subraya Oteo. Además del ébola, los descubrimientos del equipo del investigador riojano no fueron en balde: «A raíz de nuestro hallazgo se elaboró un documento por parte del Ministerio en el que se indicaba la necesidad de establecer un plan de vigilancia. Por nuestra parte solicitamos una serie de becas al Instituto de Salud Carlos III que nos fueron concedidas para seguir estudiando el problema detectado». Tras el informe del Ministerio se proponían recomendaciones como la vigilancia del vector portador del virus en nuestro país: «El principal grupo de riesgo serían los trabajadores relacionados con animales portadores de garrapatas, especialmente ganaderos, agricultores y cazadores que viven de forma habitual en contacto con animales», Javier Arcos, médico adjunto del Servicio de Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid).
¿Autóctono?
En la actualidad hay teorías que barajan un origen autóctono de la infección, puesto que el virus ya circulaba por nuestras tierras o por el contrario que haya sido importado por un ave migratoria. La respuesta válida la darán los estudios que se están realizando con las muestras actuales. Arcos explica que «no se han producido casos autóctonos hasta el momento en regiones donde el vector transmisor (la garrapata Hyalomma) no se encuentra presente. Cualquier país con presencia del vector, tienen un riesgo potencial de presentar el virus y, por tanto, de desarrollar la enfermedad».
Por ello, Oteo opina de igual manera al afirmar que «en todos los países en los que circulan garrapatas Hyalomma marginatum puede darse la infección. Así, es posible que esto pueda suceder en Francia en donde también hay garrapatas de este tipo (por poner un ejemplo)». Esto hace que desde la Unión Europea se vigile de cerca el desarrollo de los acontecimientos, como expresaba el pasado jueves el portavoz de Salud de la Comisión Europea, Enrico Brivio –en declaraciones recogidas por Europa Press–. Pese a que esta infección «es endémica en el continente africano, en la región de los Balcanes, en Oriente Medio y en Asia, al sur del Paralelo 50 Norte, que delimita las zonas en las que se encuentra presente el vector transmisor de la enfermedad, también se han dado casos esporádicos en viajeros o trabajadores procedentes de países como Afganistán o Pakistán», explica Arcos.
Sin embargo, Oteo manifiesta que «la prevalencia de infección es desconocida comunicándose escasos y eventuales casos. Hasta ahora se han publicado datos procedentes de Bulgaria, Grecia, Albania, Georgia y Turquía. Suelen ser esporádicos en pacientes picados por garrapatas o que manipulan carne fresca en los mataderos». Si uno mira fuera de Europa y fundamentalmente en la zona de Irán y en la región no europea de Turquía, sí que parece existir mayor incidencia con publicaciones de casos, explica el director del Cibir: «La última serie que he visto publicada procede de una región de Irán (Khuzestan). Recogen 42 pacientes de los que sólo son confirmados 17 entre 2003 y 2010. En esta serie la mortalidad fue del 30%. Hay un estudio en Georgia (antigua URSS) que en un año recoge 22 casos (dicen que algo totalmente inusual)».
Esto lleva a preguntarse si estamos ante un problema endémico que precise de una alarma global. La respuesta es prudente, pero deja la puerta abierta: «Es muy difícil contestar fehacientemente a esta cuestión. Sí que se puede afirmar que la distribución geográfica del virus parece haber aumentado. También hoy se sospecha más y hay mejores medios de diagnóstico y de divulgación que puede contribuir a un falso sentimiento de que está aumentando. Lo que sí puedo decir es que en España han aumentado el número de personas que son picadas por esta especie de garrapata si lo comparamos con lo que sucedía hace más de 10 años», concluye Otero. A lo que se une Arcos: «es esperable que en el futuro pueda haber nuevos casos de forma muy esporádica o puntual, la presencia del virus en nuestra geografía así lo presagia».
¿Peligro inminente?
Tras la noticia del internamiento de la enfermera que trató al hombre que murió por la picadura de la garrapata en el Instituto Carlos III, la imagen que viene a la cabeza es el reciente y alarmante caso de ébola. Aislamiento, cuidados intensivos, vigilancia 24 horas a los posibles contagiados... Y sin embargo, los expertos se muestran prudentes y seguros de que está lejos lo que ocurrió hace dos años. «Se estima que sólo una de cada cinco personas expuestas al virus desarrolla la enfermedad. Esto es importante. En lo referente a la supervivencia de las personas que desarrollan la enfermedad hemorrágica es difícil de contestar. He encontrado mortalidades que oscilan en un rango del 10 al 60 por ciento con una media de entorno al 30 por ciento», apunta el médico de la Jiménez Díaz.
El virus de la FHCC «se transmite al ser humano por picadura de garrapatas portadoras o por contacto con tejido o sangre de animales infectados, especialmente ganado ovino, bovino, caprino y ciervos, por eso es mas frecuente en trabajadores agrícolas, de mataderos o veterinarios. El contagio entre humanos es prácticamente inexistente fuera del entorno hospitalario, según la experiencia registrada en los países en los que es endémico», detalla Arcos.
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