Salud
«Nuestro programa recupera hasta un 60% de los pacientes con ictus»
Entrevista a Alberto Giménez Artés, presidente del Grupo Casaverde
- Han presentado recientemente un informe sobre el ictus en nuestro país. Un documento extenso y profundo que aborda el curso de este accidente cardiovascular en España con firmas muy relevantes en este área. ¿A qué nos enfrentamos?
-Estamos ante un problema de gran envergadura, en pleno siglo XXI hablamos de una de las dolencias que más discapacidad produce. Más de 120.000 personas son dadas de alta cada año en España tras sufrir un ictus. La tendencia en la tasa de hospitalización va en aumento de forma independiente al envejecimiento de la población y se espera un incremento del 20% en los próximos 10 años.
-¿Por qué resulta crítico una remodelación del sistema para disminuir el impacto de estas cifras?
-El ictus es una enfermedad compleja desde el punto de vista asistencial. A día de hoy tenemos bien controlada la etapa aguda: tenemos el Código Ictus en Madrid, la atención del 112, los hospitales tienen unidades para su tratamiento... Pero fallamos en el antes y el después, en la prevención de que suceda el accidente cerebrovascular, a través de la promoción de la salud, y en la rehabilitación posterior, cómo debemos intentar recuperar al paciente tras el incidente para devolverle la mayor calidad de vida y autonomía posible.
-¿Cuáles serían los pilares básicos para trabajar en esto?
-Tres. Primero, hay que controlar los factores de riesgo desencadenantes del ictus; todos, menos la edad, (o sea un 80% de ellos), podemos manejarlos: la diabetes, el sedentarismo, la hipertensión, la obesidad... Vamos hacia atrás en calidad de vida. Si esto falla, llegamos al segundo pilar: la fase aguda; en ella somos un ejemplo, ya que hemos reducido la mortalidad de un 34 a un 12%, somos un modelo en Europa. Cuando esto sucede, pasamos a la fase de rehabilitación, el tercer pilar. Y aquí de nuevo hay muchas carencias. Pero debemos verlas como un campo en el que podemos mejorar y ser referentes en la atención de crónicos a nivel global. Esta oportunidad hay que aprovecharla.
-¿Cómo trabajan en esta tercera etapa desde la Fundación Casaverde?
-Aquí tenemos mucha experiencia que podemos poner al servicio de todos. En concreto, hemos llevado a cabo un proyecto de investigación de campo en el que hemos conseguido recuperar hasta un 67% de los pacientes gracias a la rehabilitación intensiva y temprana. Se ha pasado de la dependencia severa, con trastornos graves, a la independencia y cuidados de este grupo de afectados. Esto evita que, en el futuro, se conviertan en dependientes del sistema.
-Sin este sistema, ¿hay datos económicos que avalen su eficiencia?
-Claro. En nuestro país se dan unas 120.000 altas por ictus, si sólo recuperamos un tercio, hablamos de que hasta 25.000 pacientes pasarán a necesitar a la ley de dependencia. Mientras que podemos reducir estas cifras si llegamos a los dos tercios.
-¿En qué consiste el programa que emplean en sus centros?
-Se trata de un hospital que se concibe de estancia media, de unos 60-70 días. Al entrar, se diseña un plan de actuación. Se programan de forma multidisciplinar las necesidades del paciente desde todas las áreas sanitarias involucradas.
-¿Cómo implican a los pacientes?
-Se habla con ellos, y también con la familia y se marcan metas compartidas.
-Su modelo, ¿cómo sería exportable y compaginable con el sistema sanitario público?
-En algunas comunidades, como Extremadura, tenemos una serie de conciertos en los que, tras pasar por un comité de evaluación pasan a nuestros centros y así se consensua su recuperación.
A vuela pluma
No sólo se encuentra al frente de la Fundación Casaverde, sino que preside la Fundación Economía y Salud. Tiene un profundo conocimiento de cómo deberían cambiarse los protocolos de atención a los pacientes para pasar de un sistema de agudos, que el SNS atiende «con excelencia», a uno nuevo focalizado en la prevención y en el abordaje de enfermedades crónicas.
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