Gastronomía
Vila Viniteca lo vuelve a hacer
¡30 mil euros para la pareja ganadora este pasado domingo!
Acaba de transcurrir la edición 12, y yo llevo desde la octava acompañándoles. Así avanza, pues, el Premio Vila Viniteca por Catas por Parejas.
Y es que, en esta ocasión, los afortunados han sido dos parejas de catalanes y otra de pucelanos.
Juan Munné, enólogo de Raventós i Blanc, y Álex Peris, propietario de Olives Blai Peris, ambos del Penedès, son los ganadores de los 30.000 euros del 12º Premio Vila Viniteca de Cata Por Parejas.
El segundo puesto de la clasificación -7.000 euros- se lo lleva la pareja formada por Félix Crespo y Manuel Cantalapiedra, ambos bodegueros de La Seca (Valladolid); el primero al frente de Barco de Corneta y el segundo de Isaac Cantalapiedra Viticutores.
En esta 12ª edición del Premio, la pareja de cata formada por Jaume Cuscó y Juan Antonio García, ganan el tercer puesto con un premio de 3.000 euros. Cuscó regenta la Vinoteca l’Àngelus de Vilafranca del Penedés, y García es ingeniero de Vilanova i la Geltrú.
Para los que no conocéis la dinámica aún, las 120 parejas (240 catadores, tanto aficionados como profesionales), repartidas en 2 salones, prueban 7 vinos en la Fase clasificatoria -por la mañana-. Sólo 10 parejas pasan a la Gran Final -por la tarde-, donde se catan 7 vinos más. Aquellas parejas que más características acierten de cada uno de los vinos seleccionados serán las ganadoras. Además del concurso, Vila
Viniteca ofrece, en paralelo, para los que quieran asistir como público, un showroom de vinos con más de 40 bodegas y, al mediodía, un buffet de quesos.
Y es que la semana pasada el restaurante de Paco Roncero ha acogido a unos diez periodistas del mundo de los vinos y la gastronomía para presentar esta edición y también someternos a una divertida cata a ciegas. En la comida coincidí con nuestro compañero de La Razón papel, Andrés Sánchez Magro, el ‘gato gourmet’, entre otros colegas del gremio.
Abrimos el almuerzo con el cava TORELLÓ 225 (que se aprecia en las fotos); y, después de coquetear con diversos blancos, continuamos con un Sauvignon Blanc CHÂTEAU DE FIEUZAL de Burdeos. Fue una velada gastronómica en la que no faltó el famoso ‘huerto’ de Paco Roncero en el Casino de Alcalá (los chipirones algo pasados de sal, a mi gusto; tenía que decirlo, Paco...).
Y el broche final (ya que me salté a conciencia el postre) fue a cargo de un vino (cuya variedad de uva adiviné en pocos segundos) elaborado a partir de la Pinot Noir: FELTON ROAD de Nueva Zelanda de 2017, de Central Otago.
Después de 5 vinos blancos, mi paladar necesitaba esta emoción tinta, aun con esa variedad cuyo vino sale tan “ligero” (me matarán los expertos, pero a mí la Pinot Noir me sabe a “agüita” tinta, eso sí, riquísima, al menos esta). Durante la cata a ciegas no daba pie con bola, o en este caso: no daba paladar con uva. Hasta que degustamos el primer y único tinto, que ahí tuve clarísimo que era una Pinot Noir; y Kim (el alma de Vila Viniteca) y compañía, me aplaudieron. Bueno, ya saben que el ‘gato gourmet’ me presenta como ‘Katy, fan de ella misma’, así que la modestia la he guardado con los calimochos.
Si hubiera tenido que elegir una región para el tinto, habría dicho que es un vino californiano. Así que hice bien en beber y callar, que por la boca muere el pez, y por la boca entra el vino. Investigando el FELTON ROAD veo que la botella está cerca de los 60 euros. ¡De haber sabido que es tan caro, le habría dado más bombo en mi Instagram! No sé qué dicen los enólogos de este vino (y la verdad es que no me interesa), pero en lenguaje de emociones diré que es un vino bello, seductor y discreto.
Me preguntaréis que porqué FELTON ROAD me reconduce a esos tres adjetivos. Pues muy bien. Es bello como una mujer; seductor porque el alcohol se aprecia con cierta lentitud (como el ser que seduce lentamente); y discreto, porque ni su aspecto ni su olor es presumido, pero su verdad dice mucho.
El cartel de esta ocasión, que cada año es diseñado por un artista diferente, es una obra de Josep Guinovart. Resulta curioso apreciar claramente una copa de vino y con mucha sutileza unos labios femeninos bebiendo de tal copa. Así que, una vez más, enhorabuena a Kim y a todo el equipo. ¡Cada año os superáis! Y estoy feliz de ser testigo de ello. Cada año que nos reunimos
el Madrid tiene una Champions más (aunque este año me temo que no...) y yo tengo una “disciplina” menos: antes lo preguntaba y lo apuntaba todo. Ahora estoy en modo sentir y recordar.
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