Reformas en Cuba
Mis deseos para Cuba
Por Luis Lorente
Yo no soy de los que se alegran de las desgracias ajenas como la muerte, pero la muerte del dictador Castro (sí, uso el término dictador), puede abrir el camino para la esperanza y la democracia en la isla. Pero para que llegue la democracia, los diferentes actores deben actuar con inteligencia y pragmatismo. Un ejemplo de lo contrario fue el famoso bloqueo económico de EEUU a Cuba, que en la práctica no hizo caer al régimen, sino que lo fortaleció. Y el deshielo de las relaciones que Obama ha conseguido si se mantiene puede ser muy positivo para el futuro.
Si Cuba se abre económicamente al comercio internacional esto significará abrirse a las distintas ideas políticas. En mundo tan globalizado como este, en donde los estados-naciones han sido ampliamente superados por organizaciones superiores, un país no puede vivir aislado del resto y tener éxito.
La economía cubana depende mucho de Venezuela, que es donde prestan sus servicios el 70% de los alrededor de 50.000 profesionales de sanidad (la mitad médicos y el resto asistentes de distintos grado) que proporcionan a Cuba su mayor fuente de ingresos en divisas: entre 7.000 y 9.000 millones de dólares anuales frente a, por ejemplo, los alrededor de 3.000 millones provenientes de un turismo internacional cada vez más pujante, eso sí, gracias al deshielo diplomático y económico pactado en diciembre de 2014 con Obama. Hasta 2014, el gobierno de Maduro proporcionaba a Cuba más de 100.000 barriles diarios de petróleo en condiciones muy favorables, con los que además el Gobierno de los Castro hacía negocio al revender un 20% y obtener así más de 700 millones de dólares.
Pero Venezuela está en muy malas condiciones económicas y sociales, y Castro lleva años diversificando sus relaciones comerciales con la vista puesta sobre todo en China, Rusia y determinados países europeos, sin dejar de estrecharlas con Canadá ni de mantenerlas con España. EEUU se equivocará si vuelve a la idea de la confrontación, porque solo conseguirá que el régimen se vuelva a la defensiva. La oposición cubana no está lo suficientemente organizada como para tener una fuerza real de cambio en la isla. Pero dentro del propio régimen es muy probable que se dé una lucha entre las distintas facciones. En 2018 Raul Castro ha prometido dejar el poder para que tome el control una nueva generación más joven.
En esas más que seguras luchas internas, habrá aquellos como la vieja guardia del Partido Comunista Cubano, que se opondrán a los cambios; y por otro lado, estarán los que querrán una etapa de transición, algo parecido a lo que sucedió en España. Creo que plantear una revolución que expulse del poder a Raul Castro no es viable ni realista, porque no hay una oposición fuerte organizada, y porque no tendría el apoyo militar. Será retóricamente muy efectivo, pero no soluciona nada. Yo apostaría por un proceso a la española que desemboque en unas elecciones libres y plurales que den paso a la democracia.
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