Pedro Sánchez
La ley del embudo
“Para mí lo ancho, para ti lo agudo”.Esa parece ser la norma del Dr. Sánchez para seguir como inquilino (okupa le llaman algunos) de la Moncloa. Lo que para otros no vale, para él sí.
Veamos: No hace ni ocho meses desde que el 2 de junio pasado tomo posesión como presidente del gobierno de España ante S.M. El Rey Felipe VI. Parece que ha transcurrido una eternidad a juzgar por la cantidad de cosas ocurridas en nuestro país, culminadas, apenas hace unos días, con el inesperado resultado en las elecciones andaluzas al que, una vez más, el señor Tezanos y su CIS ni la pedrea. Un histórico del PSOE, José María Múgica, hijo de Fernando Múgica asesinado por ETA, le pide públicamente la baja del partido, tras el comentario de Sánchez llamando “normalidad democrática” a la foto de Idoia Mendía dirigente del PSE con Otegi, inhabilitado para ejercer ningún cargo público hasta 2021. Los barones socialistas que gobiernan en otras comunidades se distancian de su política con Cataluña. El PSOE más sensato no aprueba sus alianzas para ganar la moción de censura contra Rajoy.
La política del gobierno socialista no puede decirse que haya contribuido a restañar las heridas de su propio partido, pero, si no lo ha logrado con el PSOE, aun lo ha hecho peor con Cataluña o con España. Su política de “Ibuprofeno” (según Borrell) con Cataluña, les ha dado alas a los independentistas que no se apean de sus exigencias de referéndum, solicitar la mediación internacional y animar a los violentos a tomar las calles.
Respecto a España, el resultado de las elecciones andaluzas es una muestra de esa división entre izquierdas y derechas que creíamos superada con la transición política y la Constitución del 78 y que se ha encargado de resucitar con una Ley de Memoria Histórica absolutamente sectaria, el traslado de los restos de Franco, el acercamiento y el compromiso adquirido para gobernar con partidos independentistas vascos y catalanes, incluso con los sucesores del terrorismo a cuyos líderes no duda en calificar como hombres de paz.
Ya lo he escrito en estas mismas páginas: “El fenómeno Vox” o “La tercera Ley de Newton: el principio de acción y reacción” . Vox surge como resultado del hastío y el cansancio de muchos españoles, 400.000 en Andalucía y muchos más en toda España, de las políticas de Zapatero y Sánchez, dos socialistas que nada tienen que ver con los Felipe González, Guerra, Leguina, Corcuera, Paco Vázquez, y muchos otros que tenían un alto sentido de Estado y gobernaron, con errores y aciertos, como todos, pero con el firme propósito de gobernar para todos los españoles.
Lo que es un auténtico sarcasmo es que ahora acuse al Partido Popular y a Ciudadanos, que ya ha ganado unas elecciones en Cataluña, de contar con los votos de Vox para gobernar Andalucía, acusando a este partido de extrema derecha, utilizando la prensa adicta para difamarlos poniendo en su programa y sus declaraciones principios y propuestas que Vox no ha formulado.
El Dr. Sánchez sí que gobierna respaldado por los separatistas y populistas de izquierdas, con solo 84 escaños en el Parlamento, la cifra más baja de los socialistas en su historiamoderna. Eso, según él, es democracia, no importa que los que le apoyan no lo sean, para luego aplicar la ley del embudo en Andalucía donde esa alianza encabezada por el PP ya no lo es.
Empieza un año complicado para España en lo económico, las previsiones apuntan a una parada en el camino de la recuperación; en lo social, con las divisiones sociales que el separatismo y las políticas revanchistas de Sánchez y Podemos, por una parte, y los separatistas catalanes por otro, han creado; y en lo político con elecciones municipales, comunitarias y europeas, de momento, con la irrupción de VOX. La contienda política nos llevará a una radicalización aún más pronunciada entre izquierdas, desde la más moderada del PSOE a la comunista de Podemos y sus alianzas, con el apoyo de los independentistas y las derechas, desde el centro a la derecha más radical de VOX.
Pidamos al año que comienza sentido común, el menos común de los sentidos, para nuestros políticos, y si es posible que se olviden de la partidocracia que han creado, unos y otros, y se apliquen en mejorar la vida de quienes les elegimos, pagamos el sueldo, el combustible del Falcon (¿283 € por viaje?) y la campaña de marketing.
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