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Recuperar la sanidad

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Isabel Bonig denuncia un aumento en las listas de espera de la Sanidad de la Comunidad Valenciana

Los ciudadanos de la vieja Europa nos sentimos reconfortados cuando conceptos como el derecho a la libertad, la educación, la sanidad y a un trabajo digno se reflejan en la vida diaria de las personas. No son o no deberían ser lugares comunes que formen parte de eslóganes de campañas políticas y todos ellos, con asombrosa facilidad, están pervirtiéndose en los últimos años de la mano de gobiernos donde el populismo y el sectarismo se imponen a la razón.

Nos aferramos a esos pilares, que son referentes de Estados avanzados, donde el bienestar social es una absoluta prioridad y en el PP no vamos a permitir que se socaven esos cimientos de la construcción europea que han permitido a España situarse entre los países vanguardistas en el concierto internacional. El mercadeo político al que Pedro Sánchez está sometiendo a los españoles es un mal aliado del progreso y hay que evitar que siga desmoronándose el edificio democrático que tanto esfuerzo nos ha costado levantar.

La legislatura de Sánchez nació muerta y ahora existe un gran vacío de poder donde la gestión, sorprendentemente, es la última de las preocupaciones. Ese desgobierno, agravado con la devolución de los Presupuestos Generales del Estado, brinda mayor protagonismo a las Autonomías que, además, tienen grandes paquetes de competencias transferidas.

Los valencianos sufrimos un doble parón, el nacional, de Pedro Sánchez, y el autonómico, de Ximo Puig. La dejación de funciones del Gobierno y de la Generalitat sume a los cinco millones de habitantes de Valencia, Alicante y Castellón en un abandono que se ha acentuado en el último año tras la moción de censura que puso fin al Gobierno de Mariano Rajoy –quien tenía adquiridos importantes compromisos inversores con la Comunidad Valenciana– y que Sánchez no ha respetado.

Es una de las competencias transferidas, la sanidad, una de las principales preocupaciones para quienes dirigimos el PPCV, porque esa ausencia de gestión ha deteriorado el sistema sanitario valenciano hasta unos estándares de calidad en la prestación asistencial muy preocupantes.

Si miramos hacia atrás la lista de espera de pacientes para ser intervenidos quirúrgicamente era de 57.000 con el último gobierno autonómico del PP –y había previsiones de una rebaja sensible– pero la llegada de Ximo Puig, Mónica Oltra y sus socios de Podemos a la Generalitat ha supuesto, tres años y medio después, que esa lista aumente en 8.500 personas hasta las 66.488 actuales.

El tiempo medio de espera además ha crecido hasta los 115 días en procedimientos quirúrgicos no urgentes con cirugía programada y en algunas especialidades esa demora se alarga hasta los 165 días. Es una barbaridad. La salud no espera a nadie y la improvisación absoluta de la Conselleria de Sanidad y del conjunto del Gobierno valenciano lleva a los pacientes a arriesgarse a que su dolencia se agrave durante esa larga demora.

Vamos a poner coto a esta disfunción y en el programa para las elecciones de mayo incluiremos un compromiso para fijar por ley unos tiempos máximos de espera transcurridos los cuales el paciente podrá elegir si continúa en su centro de referencia o en cualquiera de los concertados.

Hay situaciones que hablan por sí solas y si en el Hospital del Vinalopó, en Elda, hay que esperar 16 días para una ecografía, habría que preguntarse por qué para la misma prueba hay que esperar 721 días en el de Alcoy. Es difícil pensar qué gestión se está realizando para se den situaciones tan dispares.

El deterioro de la sanidad pública valenciana es reversible y vamos a frenarlo. Por supuesto que vamos a eliminar la ideología y el sectarismo de la administración porque ejemplos como la reversión del concierto con el Hospital de la Ribera en Alzira demuestran a las claras el fracaso del actual gobierno. Un centro que funcionaba bien ha derivado en uno donde todo el personal sanitario manifiesta su hartazgo por la masificación de pacientes y la falta de planificación.

Ese retroceso en la calidad asistencial se va a presentar también en el Hospital de Denia cuyo concierto también quiere ser revertido por Ximo Puig antes de las próximas elecciones de mayo. Ni siquiera comprobando que su primer concierto eliminado ha sido un desastre son capaces de frenar un segundo. Pura ideología trasnochada.

La salud de los valencianos no puede seguir en riesgo por una dirección que ha deteriorado la atención primaria dejándola a niveles del año 1995 cuando el socialista Joan Lerma estaba al frente de la Generalitat. Ximo Puig era su jefe de gabinete y ha debido copiar todo lo malo de la etapa del expresidente.

Carmen Montón, primero, y ahora Ana Barceló, han sido incapaces de frenar el descontento del personal sanitario, la masificación, los retrasos y la inseguridad jurídica de la sanidad pública valenciana. Hasta cuestiones como el transporte sanitario domiciliario siguen sin resolverse, ya que algunos médicos disponen de coche con conductor, otros de ambulancias y otros de coches sin conductor...

Es un desastre, un batiburrillo jurídico y con aumento de gasto como consecuencia de la falta de previsión en un área que no admite improvisación. Tenemos que actuar ya por el bien de los valencianos y recuperar la sanidad.