Salamanca
Alfredo Pérez Alencart: “Me indigna la cretinez que comanda nuestro planeta
Entrevista de Mauricio Cifuentes al poeta hispano-peruano y colaborador de LA RAZÓN
El destacado poeta Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca y columnista de La Razón, acaba de publicar “Tríptico de la indignación” (Trilce Ediciones, Salamanca, 2020). El libro tiene prefacio del teólogo y ensayista puertorriqueño Luis N. Rivera-Pagán y pinturas del leonés José Carralero, Premio Castilla y León de las Artes. A los tres textos del peruano-salmantino, le acompañan las traducciones de Kirill Korkonósenko (ruso), Vikash Kumar Singh (hindi), Yohanes Manhitu (indonesio), Yong-Tae Min (coreano), Helge Krarup (danés), António Salvado (portugués), Margaret Saine (inglés y alemán), Sarah Walizada (pastún y persa-darí), Abdul Hadi Sadoun (árabe), Noemí Vizcardo Rozas (quechua), Bernadette Hidalgo Bachs (francés), Violeta Boncheva (búlgaro) y Gianni Darconza (italiano). Como epílogo se insertan breves comentarios de Rafael Soler (España), José Eduardo Degrazia (Brasil) y Marga Mangione (Argentina).
-Ante el título de su nueva obra, lo primero que deseo preguntarle es: ¿qué le indigna al poeta Alfredo Pérez Alencart?
-En primer término me indigna la cretinez de buena parte de los líderes que comandan nuestro mundo, en todos los niveles. No me estoy refiriendo solamente a los más visibles, aquellos que gobiernan propalando sandeces, ofensas y mentiras, cuando no incitando o tolerando el odio por la raza y la orientación sexual. No estoy señalando sólo a aquellos que hablan de la defensa de la vida por no mencionar directamente el aborto, pero que en la práctica cotidiana dejan morir a niños en campos de detención fronterizos o en las pateras que van a la deriva por alta mar. No. Me refiero a buena parte de los dirigentes de otros estamentos que en cada país sustentan a los primeros, disfrazándose de corderos pero aplaudiéndolos y votándolos; orando por todos, pero rechazando la atención sanitaria de los indocumentados; hablando del amor y la hospitalidad que debemos al prójimo, pero cuestionando a gobiernos que prestan cierto apoyo a los solicitantes de asilo. Y así seguiría.
-Entonces, ¿entiendo que por ahí va el contenido de sus poemas?
-Por ahí y por la pobreza cuyas principales víctimas, al menos las más inmediatas, son los niños, sean del continente que sean. Me indigna que se deje morir de inanición a cientos de miles, a millones de niños cada año, cuando sus gobiernos dilapidan en armas compradas para solventar el negocio de Occidente; cuando sus líderes esquilman el erario patrio en un desenfreno de corrupción, muchas veces propiciado por empresas o empresarios corruptores que tenemos muy cerca de nosotros.
-Veo que sus poemas son de contenido social ¿Por qué publicarlos ahora, cuando el mundo está más pendiente de la cuestión sanitaria derivada de la pandemia?
-Porque la pandemia que menciona está arrastrando consigo una hecatombe laboral cuyos efectos serán, sin duda, devastadores no sólo para la población más desfavorecida del planeta, sino también para familias de la denominada clase media que, por despidos o cierres de empresas, verán cómo su sustento cae en ese abismo próximo a la indigencia y a tener que pedir ayudas para comer y cubrir los gastos más elementales de su hogar.
-Eso que señala, muy importante en verdad, ¿qué tiene que ver con la poesía?
-Todo, porque la Poesía no es, o no debería ser, tan sólo una damisela ataviada como para que la cortejen los domingos. La poesía tiene muchos trajes de fiesta y celebración, es cierto, pero también tiene otros tantos para realizar la dura faena de clamar por la justicia social, por advertir, con decantada voz, contra las innúmeras tropelías que algunos seres cometen contra sus congéneres. La historia de la Poesía con mayúsculas ampara mi parecer. Cuestión diferente es la temperatura del lenguaje, ese voltaje o chispa necesaria para que un texto se convierta en poema y que el mismo contenga versos cargados de poesía y no palabras de cartón y rima, o que se trate de una mera octavilla política. A eso debe aspirar un poeta que manifiesta su empatía por las causas de los más vulnerables.
-He leído sus poemas y compruebo que son más de tres y que los entiendo a plenitud ¿Ha sido deliberada la comprensibilidad de los mismos?
-Le agradezco que haya prestado atención al revisar los textos. Efectivamente, tres son los poemas centrales que han sido traducidos a quince idiomas. Pero hay otros dos más, sólo en castellano: uno que preside el librito y antecede al prólogo firmado por mi buen amigo Luis Rivera Pagán; y otro final, a modo de colofón, tras los comentarios epilogales de Soler, Degrazia y Mangione. También le agradezco por su comentario como lector. Efectivamente, cuando escribo mis poemas a veces me adentro o escabullo, y otras veces dejo que me vean o sientan como suyas las desgracias y adversidades que abaten a los demás. Tengo libros como “Prontuario de Infinito” o “Barro del Paraíso” que no son de fácil comprensión, aunque la poesía burbujee por doquier. En cambio, he escrito otros para una lectura sin trincheras, como “Hombres trabajando” o “Madre Selva”. Los cinco textos del Tríptico orbitan bajo este segundo eje.
-Finalmente, ¿coméntenos el por qué a quince idiomas?
-El número no obedece a ningún motivo premeditado. Fueron llegando las traducciones realizadas por amigos y conocidos de distintos países e idiomas. Hubieran sido muchos más si hubiera sugerido su traducción a otros excelentes “trasvasadores” del castellano a sus idiomas natales. Recuerde que mi plaqueta “Tras la bruma” contiene un poema traducido a cincuentaitrés idiomas. El mérito de “Tríptico de la indignación” es, en todo caso, de estos generosos y rigurosos trujamanes modernos. Por ellos mis poemitas serán leídos aquende y allende, pues buscan dar un coscorrón a tantos despropósitos que priorizan la seguridad y el boato de unos cuantos, en detrimento de la inmensa mayoría de la población mundial. Esas conductas meramente crematísticas, deteriorando dignidades y el propio planeta, de seguro traerán consecuencias más nefastas para todos.
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