Sociedad
El papa nombra al vicario general de Burgos, Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol
“El temor, el temblor y la alegría son las tres características que afloran en mi corazón”, asegura
El papa Francisco ha nombrado al vicario general de Burgos, Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol, según lo ha comunicado la Nunciatura Apostólica en España a la Conferencia Episcopal Española. El obispo electo recibirá la ordenación episcopal el próximo 4 de septiembre en la Catedral de Mondoñedo, tomando después posesión de la diócesis. Al día siguiente, en la concatedral del Ferrol, celebrará su primera eucaristía como prelado.
Se trata, según calificó, en la Casa de la Iglesia, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, de “un nuevo regalo del Papa en el Año Jubilar”, al tiempo que reconoció que es “una enorme alegría para la diócesis”. En este sentido, valoró el clero que se ha encontrado en la provincia burgalesa desde que llegara hace medio año y le tildó de “excelente, bien preparado, disponible, generoso y austero”.
“Un clero entregado y bueno y lo hace en la persona de nuestro vicario general”, apostilló, a quien le definió como “un hombre de fe, un hombre de Dios castellano profundo e infatigable trabajador” que “enseguida sabe ver dónde están los nudos gordianos de los asuntos y encontrar una solución”. “Estoy convencido de que hará un trabajo excelente como ha hecho en nuestra diócesis”, enfatizó Iceta.
Tras dar a conocer el nombramiento García Cardiñanos aseguró que “el temor, el temblor y la alegría son las tres características que afloran en mi corazón”. Visiblemente emocionado, el hasta ahora vicario general de la diócesis burgalesa señaló que “la nueva misión que la Iglesia me encomienda es una tarea de servicio, no de poder” y agregó que “es una entrega, no un mando”.
“No es el fin de una carrera, sino un paso más en el camino de expropiación personal y de vocación. Así lo vivo yo, y así me gustaría que lo vierais… Tarea y misión que, sin la ayuda de Dios, sin su Espíritu y sin sus fuerzas, imposible poder realizar: Él siempre elige la debilidad para mostrar mejor su misericordia”, manifestó.
Asimismo, reconoció que desde ayer está atravesando “muy acompañado”, precisó, “un auténtico Domingo de Ramos, lleno de alabanzas, aclamaciones y vítores”. Sin embargo, auguró que “seguro que también llegarán momentos de Viernes Santo”, en los que deseó estar “tan bien acompañado, en la esperanza de que al final siempre vence la Pascua, que tiene la última palabra, y todos nos reunamos en la comunión y la alegría”.
Fernando García Cadiñanos definió esta etapa de su vida como “un momento tan importante y significativo en mi vida, en mi vocación, en mi respuesta a la única llamada del Señor”. Así, tuvo palabras de agradecimiento al Papa, su familia, la iglesia de Burgos, los arzobispos con los que ha colaborado, Cáritas de la que es delegado diocesano, la Facultad de Teología, a todas las parroquias, delegaciones pastorales y personal de la Curia, a las instituciones públicas y privadas, al VIII Centenario de la Catedral y a los medios de comunicación.
“Junto a este largo agradecimiento, también mi petición de perdón a todos los que, en algún momento, no haya podido servir, ni ayudar, ni atender como quisieran… me siento hoy frágil, débil, necesitado también de la misericordia y de su perdón”, añadió.
La diócesis de Mondoñedo se encuentra en sede vacante desde el pasado mes de diciembre, ya que su anterior obispo, Luis Ángel de las Heras, fue trasladado a la sede de León. Desde entonces, Antonio José Valín Valdés ha sido administrador diocesano. La diócesis de Mondoñedo-Ferrol, sufragánea de Santiago, abarca toda la zona norte de la provincia de Lugo y la parte más septentrional de la de A Coruña. Comprende una superficie total de 4.523,68 kilómetros cuadrados y 275.455 habitantes. Está dividida en siete arciprestazgos.
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