Cataluña
Coronavirus: Verminofobia, la enfermedad que ahora todos padecemos
La fobia a las bacterias y virus se ha instalado en la sociedad y los expertos dudan sobre si nos recuperaremos de ella tras la pandemia
Aunque el arco de posibles contagiados por coronavirus en España podría variar entre los casi 100.000 oficiales y el más de un millón, si hacemos caso a los últimas estimaciones estadísticas, hay una enfermedad de la que todos nos hemos contagiado, la verminofobia o la fobia a las bacterias y los virus. Sólo hace falta realizar este test estándard para saber si sufrimos verminofobia, en teoría, un miedo irracional, pero que ahora tiene más razón de ser que nunca:
- ¿Tiene miedo a los gérmenes con frecuencia?
- ¿Este miedo a los gérmenes le impide realizar ciertas actividades?
- ¿Intenta evitar las situaciones en las que siente más miedo a los gérmenes?
- ¿Este miedo le impide una relación normal con su familia, pareja, amigos o compàñeros de trabajo?
- Por último, ¿este miedo le impide desarrollar su vida cotidiana de forma normal?
Si ha contestado sí a las cinco preguntas anteriores, usted sufre de verminofobia, y no está sólo, porque la gran mayoría de la población, hasta un 91 por ciento, también sufre lo mismo. Sino, enhorabuena, o es un imprudente y la vida le da igual o es un valiente y sabe mirar a los ojos al peligro. En un mundo confinado en su domicilio, sin posibilidad de salir salvo por situaciones de primera necesidad, es difícil no sufrir verminofobia. El 68 por ciento de la población incluso dice sentir cierta preocupación o angustia a la hora de salir al supermercado a comprar e interactuar, aunque sea a una distancia prudencial de dos metros, con otros seres humanos. La problemática continúa en casa. Muchas parejas reconocen que sienten cierto reparo en besarse o, incluso, abrazarse, con sus seres queridos por temor, no a contagiarse, sino a contagiar al otro. La preocupación, ahora, por parte de los psicólogos es si esta verminofobia continuará una vez termine el confinamiento, la curva de la pandemia se relaje y podamos recuperar cierta vida normal.
Datos sobre números de gérmenes
A pesar de que pueden existir factores genéticos, la mayoría de verminofobos se producen como consecuencia de situaciones traumáticas relacionadas con la higiene. El confinamiento es la mayor causa de estrés relacionada con la higiene que ha ocurrido nunca, así que el número de verminófobos después de esta crisis será espectacular. En la actualidad, se estipula que el 0,8 por ciento de la población tiene un trastorno obsesivo compulsivo relacionado con la limpieza. Según los expertos, la crisis del coronovirus multiplicará, por lo menos, por diez, sino más. En una población de 50 millones de españoles, cerca de 5 millones tendrán un problema con la suciedad y los gérmenes a partir de ahora si no realizan una fuerte terapia de choque.
Entre las acciones más comunes de los verminófobos está el lavado compulsivo de manos. A partir de 40 veces al día se considera una patología severa. También está la necesidad de guardar en bolsas de plástico la ropa de la calle antes de lavarla, algo que ahora las autoridades sanitarias se nos aconseja hacer después de regresar de ir a comprar o a trabajar. También suelen llevar mascarillas al hablar con extraños y, por supuesto, está la desinfección constante de lavabo y cocina, lugares más asociados con los gérmenes.
Lo cierto es que convivimos de forma natural con diferentes tipos de gérmenes a diario. Lo hemos hecho antes y tendremos que hacerlo cuando la pandemia pase. Por ejemplo, en un auricular de teléfono puede haber hasta 25.000 gérmenes diferentes; en un teclado, hasta 3.000; y se calcula que en un carrito de compra, esto que utilizamos ahora con miedo, pueden albergarse hasta un millón de estas microscópicas partículas. Ahora bien, lo que se nos adhiere entonces a las manos se reduce hasta un 0,5 por ciento. Es decir, que si el 10 por ciento de todos estos gérmenes fueran el virus de la gripe (un total de 100.000), tendríamos en las manos 500. Sólo necesitas uno de estos virus para enfermar, es cierto. Por ello, la importancia de lavarse las manos.
En la historia ha habido verminófobos célebres como Howard Hugues o NIkolai Tesla, dos genios obsesivos compulsivos que convirtieron a los gérmenes en sus mayores enemigos. Tesla se lavaba las manos al menos cada quince minutos y su odio a los gérmenes le llevó a no hablar nunca con mujeres con perlas, al considerarlas sucias y nocivas. Tampoco tocaba a nadie y siempre llevaba guantes. Por su parte, Hugues llegó a enclaustrarse en una habitación de hotel y no permitir que entrase nadie. Desde luego, sus mentes eran brillantes, pero su sociabilidad dejaba mucho que desear. ¿El mundo después del coronavirus nos volverá insociables, pero geniales?
Existen varias variantes al término verminofobia, pero todas sus patologías se repiten. Está la misofobia, que es pánico a la suciedad o la bacteriofobia/germofobia, y según los expertos es muy difícil “curarla”. Lo que sí que se puede lograr es mitigar al mínimo sus secuelas de inhibición social. La terapia cognitivo conductual puede derivar las emociones adscritas a este trastorno quitándoles sentido y, por tanto, relevancia. También existen técnicas de autocontrol y, por supuesto, el uso de antidepresivos para silenciar la pasión que estos trastornos necesitan para llevarse acabo.
¿Seremos todos verminófobos cuando la pandemia acabe y haya vacuna contra el coronavirus? No, todos no lo seremos, pero ese no es el problema. El problema es que lo serán un 10 por ciento de la población y eso son 700 millones de personas.
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