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Conciliación

El drama de la conciliación: “Mi marido tiene que subirse a los niños a la furgoneta para hacer el reparto”

La abogada del Club de las Malasmadres recoge testimonios desgarradores de familias que no pueden conciliar. La campaña “Esto no es conciliar” recoge más de 170.000 firmas para reclamar ayuda al Gobierno

Inicio de la Fase 2 en Euskadi. Baño en playas
Familias junto a la Playa de la Concha.Nagore Iraola / Europa Press25/05/2020Nagore IraolaEuropa Press

España ha sido siempre uno de los países a la cola en lo que a teletrabajo se refiere en el contexto europeo. En 2018, solo un 7,5% de empleados trabajaba en su domicilio particular, ya sea de forma puntual o bien al menos la mitad de los días laborales, mientras que Portugal y Francia duplicaban entonces este porcentaje, con un 14,7% y un 20,7% respectivamente. Hace dos años, lideraban esta clasificación países como Suecia, donde un 34,7% de empleados teletrabajaba, o los Países Bajos (35,7%). El año pasado y según la publicación de la EPA anual 2019, el teletrabajo creció pero muy poco, apenas un punto porcentual respecto al año anterior, sin embargo, la crisis del coronavirus ha cambiado el panorama. A tenor de los datos que arrojan las encuestas sobre el coronavirus realizadas por Funcas desde mediados de marzo, en torno a un tercio de las personas empleadas está trabajando desde su domicilio, de manera que todo apunta a que se habría triplicado esta cifra desde que se iniciara el confinamiento. Y si bien, según los datos recogidos por la compañía Colliers International, a cuatro de cada cinco trabajadores encuestados les gustaría teletrabajar uno o más días a la semana cuando la crisis del coronavirus llegue a su fin, lo cierto es que en muchos casos, en los próximos meses el teletrabajo va a ser más una necesidad que una opción.

Con los niños sin posibilidad de regresar a las aulas y sin los abuelos como alternativa para su cuidado puesto que son el principal colectivo de riesgo, son muchas las familias que se encuentran ante un grave problema de conciliación. Con el inicio de la progresiva desescalada hacia la normalidad, hay empresas que están exigiendo a sus empleados regresar a su puesto de trabajo de forma presencial, pero entonces, ¿quién se va a hacer cargo de los menores? En este contexto, son muchas las voces que han reclamado al Gobierno medidas eficientes para poder gestionar de la mejor manera posible esta situación excepcional que ha generado la pandemia, ya que los problemas de conciliación familiar podrían llevar a muchos trabajadores, sobre todo mujeres, a renunciar a su trabajo o incluso a dejar a los menores solos en casa.

Es por ello, que el Club Malasmadres, a través de su asociación ‘Yo no renuncio’, ha impulsado desde Change.org una iniciativa destinada a recabar firmas con el fin de exigir al Gobierno esas medidas de conciliación.

Perjuicio para las mujeres y los niños

En este sentido, las impulsoras de la petición, que ha logrado más de 170.000 firmas, aseguran que “las familias nunca hemos sido la prioridad en esta sociedad y ni siquiera una pandemia global ha hecho que esto cambie”. “Muchas mujeres ya se han visto obligadas a renunciar a su trabajo, ya sea mediante excedencias, reducciones de jornadas o permisos no retribuidos e incluso abandonando el puesto de trabajo en los casos más extremos” De hecho, tal y como apunta Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres, en un estudio que realizamos en 2017 sobre corresponsabilidad, ‘Somos Equipo’, seis de cada 10 mujeres encuestadas aseguraban haber renunciado a su carrera profesional al ser madres”.

En esta línea, Emilia da Sousa, abogada de derechos de las mujeres, especializada entre otras cosas en laboral-maternal y colaboradora de Malamadres, señala que “en los últimos días son muchas las mujeres que se han puesto en contacto conmigo para consultarme acerca de sus problemas laborales y de conciliación familiar”. “Incluso me escribió una mujer contándome que ella tenía que salir pronto a trabajar por la mañana y su marido, que es repartidor, tenía que subir a los niños a la furgoneta y hacer el reparto con ellos”, recuerda Emilia para a continuación añadir que “lo peor era que entre que el padre pasaba el testigo del cuidado de los hijos, menores de 10 años, a la madre, había un descuadre de dos o tres horas, durante las cuales los niños tenían que quedarse solos en casa” “Esto no puede seguir pasando”, asegura la abogada, quien denuncia que a partir de la crisis del coronavirus “se ha montado todo un país muy rápidamente para atender las necesidades de todos los sectores, con medidas para la restauración, para el alquiler, ERTES, el cobro del subsidio por desempleo sin haber cotizado lo suficiente... pero no se ha hecho nada por las familias”.

Teletrabajo, una imposición

Así pues, en la campaña que acaba de arrancar sus promotoras proponen tres medidas principales. En primera instancia, que se establezca el teletrabajo como imperativo legal, más allá del fin del estado de alarma, al considerar que la situación que dio lugar a su implantación no ha cambiado sustancialmente. “Por ahora, en el BOE solo se habla de una prórroga del carácter preferente del teletrabajo, pero mientras el empleado cumpla eficientemente con su trabajo y ello no suponga un perjuicio para la empresa, debería ser una imposición para el empresario, al menos hasta septiembre, cuándo conozcamos cómo será la vuelta a las aulas”, comenta al respecto Emilia.

En cualquier caso, si ello no fuera posible, la petición exige que se den las facilidades para la adaptación de jornada y la reducción de la misma sin pérdida salarial, siendo el Estado quien asuma el coste.

Por último, si ninguna de las dos opciones anterior fuera viable, se propone la implantación de una ayuda retributiva para la contratación de personal cuando los progenitores o tutores legales deben acudir a su puesto de trabajo de forma presencial, una medida que también apoya la Sociedad Española de Pediatría.

Tal y como apunta Emilia, en el caso en que “una mujer, en las circunstancias actuales, recurriera a la vía judicial porque su empresa no le permite llevar a cabo cualquier medida de conciliación, siempre y cuando demostrara que tiene la necesidad de recurrir al teletrabajo por motivos de conciliación familiar o a la adaptación de su jornada laboral para garantizar cuidados y atención a sus hijos, con toda probabilidad ganaría el juicio, pero eso podría tardar años”. “Además, no tiene sentido hacer pasar a esas mujeres por ese proceso en el momento actual”, añade Emilia, por lo que lo más diligente es evitar que estos episodios puedan tener lugar mediante medidas excepcionales, como las que ya se han puesto en marcha en muchos otros ámbitos. “Durante el estado de alarma se han hecho muchas cosas excepcionales”, recuerda la abogada, quien se pregunta: “¿por qué en este caso no? Y más por cuanto son medidas temporales y correctivas”.

Por todo ello, Malasmadres ha decidido poner en marcha esta recogida de firmas con la intención de “que la propuesta llegue al Gobierno, que se dé cuenta que no somos tres locas las que exigimos estas medidas de conciliación, sino que es algo que reclama gran parte de la sociedad y, en consecuencia, el Ejecutivo nos escuche y se siente a hablar de conciliación”, indica la abogada. Pese a todo, Emilia da Sousa es consciente de que probablemente el teletrabajo en confinamiento “tampoco es la panacea”. No solo resulta verdaderamente complicado simultanear el cuidado y atención de los hijos con el trabajo a distancia desde el domicilio, sino que además éste frecuentemente lleva asociada una ampliación de la jornada laboral, que, según un análisis de NordVPN publicado en Forbes, puede ser de hasta dos horas diarias. De hecho, la encuesta Funcas revela que solo 3,4 trabajadores de cada diez querría seguir teletrabajando cuando acabe el confinamiento. Aún así, ésta parece a día de hoy la mejor opción, al menos, la “menos