Libros
El hombre que entrevistó a medio Hollywood y vivió para contarlo
El periodista Toni Garcia Ramon recoge en “Mata a tus ídolos” sus experiencias hablando con Al Pacino, Tom Hanks o Jack Nicholson
Durante años, el periodista Toni Garcia Ramon se ha dedicado a recorrer los principales festivales de medio mundo para entrevistar a las grandes estrellas de Hollywood para diversos medios. En Venecia, Cannes o San Sebastián ha podido conversar con actores como Al Pacino, Tom Hanks, Johnny Depp o Jack Nicholson; actrices como Helen Mirren, Scarlett Johansson, Naomi Watts o Nicole Kidman; o directores como David Lynch, Oliver Stone, Abel Ferrara o John Carpenter. Todas experiencias forman ahora parte de un libro, “Mata a tus ídolos” (Catedral), en el que no faltan las anécdotas, además de los consejos para lidiar con según qué egos. El autor habló con este diario en la siguiente entrevista.
-¿Ha escrito un libro antimitómanos?
-No sé si es antimitómano, pero sí en todo caso de precaución, como cuando ponen una valla en una obra para que no pases y no te caiga un ladrillo en la cabeza. Es eso. Visto desde lejos ellos parecen una cosa y de cerca son una cosa totalmente distinta. Es el tener cuidado con gente que pertenecen a una esfera totalmente distinta a la que tú nunca tendrás acceso. Solo te permiten entrar en ella durante unos minutos con una misión muy específica. Por eso, no sé si es un libro de desmitificar sino que cuanto mayores son las expectativas son más claras las posibilidades que te vayas a tomar viento con tu mitomanía.
-¿Eso es lo que ha hecho que haya querido entrevistar a Gene Hackman?
-Pues sí. Es un señor potente a la hora de expresarse y si no le gusta una pregunta te lo dirá. Por otro lado, era uno de los grandes totems de mi padre, por lo que me daba mucho miedo irme a su casa a entrevistarle y a hablar de libros porque él está retirado y se dedica a escribir novelas. No quiere preguntas sobre cine porque no le interesa. Ir allí para pervertir el concepto que yo tenía de Hackman me parecía peligroso para mi propia higiene mental. No quería enterrar a ese mito.
-Leyendo el libro se descubre que los nombres con los que ha hablado son humanos y, a veces, hasta se les va de las manos esto. Pienso en el caso de Anthony Hopkins.
-Creo que Hopkins me odio. No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas. Cuando me ve entrar en la habitación debe pensar “ya está aquí este imbécil”. Sí, hay actores con los que tienes una relación buena porque cuando te cogen cariño, porque creen que haces buenas preguntas... Y otros que te odian desde el principio, como me pasa con Hopkins. La entrevista que cito en el libro es una de esas que cuando acabas te dan ganas de saltar por un balcón. Él, como a Ben Kingsley, necesitan que constantemente les doren la píldora y eso a mí me cuesta un poco.
-También necesitan que se les tire de las orejas, como cuenta de una entrevista con Nicole Kidman de una entrevista a la que acudió aburrida y fue regañada por un periodista.
-En eso los ingleses son muy directos y utilizan una fórmula que es quieres jugar o no. La mayoría entiende que estamos allí no porque no tengamos otra cosa que hacer sino porque es nuestro trabajo. Nos hacemos un favor recíprocamente. Si eres un actor gritándole a las nubes, nadie te hará ni caso. En cambio, si me lo cuentas a mí y yo lo publico en un periódico, igual la gente lo sabe y va a ver la película. No me gusta esa idea de que me hacen un favor hablando conmigo. La mayoría de todos estos actores hacen muy bien la promoción, aunque siempre hay alguno que te lo pone difícil. Está es una profesión en la que hay reciprocidad.
-¿Antes era más fácil entrevistarlos?
-Eran iguales que ahora, pero quizás estaban menos protegidos con lo que podías captar una parte distinta de lo que eran. Recuerdo entrevistar a Steven Sodenbergh en Venecia y decirme que tomáramos algo mientras esperábamos al siguiente periodista. Estuvimos como una hora hablando, algo que sería hoy imposible porque habría un publicista que se lo llevaría a otro sitio y no estaría a su aire. Luego hay casos como George Clooney que no quiere que haya nadie más en la habitación mientras lo entrevistas porque ya es mayorcito para sacarse las castañas del fuego. Pero también pasa que hay quienes necesitan diecisiete publicistas en la habitación para que le protejan por si le preguntan algo polémico.
-¿Hay mucha diferencia entre hablar con un actor y un director de Hollywood?
-Sí, pero me pondré un poco gallego y diré que depende. Hay actores como Matt Damon o George Clooney que tienen un nivel de articulación acojonante. Incluso Daniel Day-Lewis cuando te cuenta por qué no quiere contarte cómo es el proceso para llegar a un determinado personaje. Da gusto oírlos hablar. Lo que pasa es que luego tienes a directores como David Lynch, Todd Haynes o Martin Scorsese que son tipos con una lucidez y una capacidad para envolverte, casi abrazarte que te da igual preguntar porque te pasarías horas escuchándoles hablar de lo que fuera. Tienen esa capacidad de llevarte a otros sitios.
-Me gustaría que me definiera algunos nombres que ha entrevistado. Empiezo con John Carpenter.
-Un genio insoportable.
-Abel Ferrara.
-Un chiflado.
-Oliver Stone.
-La primera parte de su carrera es una brutalidad y la segunda no. Es un sabio venido a menos.
-Al Pacino.
-Un ídolo.
-Helen Mirren.
-La octava maravilla del mundo.
-Anthony Hopkins.
-Pasapalabra.
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