Cataluña
La Generalitat presiona con la reunión entre Sánchez y Aragonès: “Tiene que ser en julio”
ERC y Junts tratan a la desesperada de atajar el cisma que genera la relación con el Gobierno. Los republicanos dan un toque a los posconvergentes y blindan las decisiones del president
Después de iniciar un tímido acercamiento con la reunión entre el ministro Félix Bolaños y la consejera Laura Vilagrà en la Moncloa, Pere Aragonès y Pedro Sánchez escenificaron cierto deshielo este lunes en un acto con empresarios en el que coincidieron y mantuvieron un intercambio “cordial” de impresiones.
Eso sí, ambos ejecutivos confirmaron que no hubo ni un contacto personal y sólo se habló de cuestiones relacionadas con el acto de Pimec, la patronal de la pequeña y mediana empresa de Cataluña. “El contenido de las explicaciones que tienen que llegar por parte del Gobierno de España no se tienen que dar en el contexto del Camp Nou por muy importante que fuera”, aseguran en el Govern.
En el horizonte sigue pendiente una reunión oficial antes de las vacaciones, cita que de momento sigue sin fecha. Y la Generalitat presiona, asegura que hay “avances” y que el cónclave debe ser sí o sí dentro del mes de julio. La previsión con la que trabajan los equipos de ambos presidentes “es que la reunión se haga antes de que finalice el mes de julio”, presionan desde el Ejecutivo de Pere Aragonès. Una estrategia para tratar de atar en corto el evento y evitar que se posponga “sine die” como ha ocurrido con la mesa de diálogo, paralizada y pendiente desde enero.
En su turno de intervenciones, Pedro Sánchez insistió este lunes en Barcelona en tender la mano a Aragonès y defendió abiertamente apostar por el diálogo “por muy elevadas y duras que sean las crisis” y los desencuentros.
Este tímido acercamiento entre la Generalitat y el Gobierno tras el escándalo por Pegasus ha generado nuevas turbulencias en el gabinete de Pere Aragonès, con Junts a la greña y exigiendo explicaciones en público al president. Un gesto que no ha sentado nada bien en el seno del ERC, con la impresión de que los posconvergentes buscan controlar y desacreditar a los republicanos en público.
El independentismo trata ahora de tapar esta nueva hemorragia: los dos socios del Govern, ERC y Junts, han pactado mejorar su nivel de comunicación interna sobre asuntos espinosos como la relación con el Gobierno, y mantener sus discrepancias en un plano discreto para intentar evitar nuevos desencuentros públicos.
De la convocatoria de ese encuentro, anunciado por Plaja en la rueda de prensa del pasado martes, ERC informó a sus socios solo unas horas antes de explicarlo públicamente, lo que enervó a Junts. Los posconvergentes están en contra de “descongelar” las relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez sin que se haya resuelto el caso de espionaje, y menos hacerlo “unilateralmente”, como aseguran desde el partido de Laura Borràs.
Este fin de semana, la presidenta del Parlament instó a los republicanos a “consensuar” las decisiones que atañen al conjunto del Govern, y este lunes insistió el vicepresidente y portavoz de Junts, Josep Rius.
Para tratar de limar asperezas, ambos partidos abordaron la polémica en la reunión del órgano de coordinación al máximo nivel que comparten ERC y Junts. “Me consta que en las últimas horas se ha abordado la cuestión”, ha admitido la portavoz del Govern, Partricia Plaja, que ha reconocido el “compromiso” no solo del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y del vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, sino de sus dos formaciones, de “hacer el máximo traspaso de información cuando haya algún encuentro como el de la semana pasada” entre Bolaños y Vilagrà.
Tal es el desencuentro que ERC y Junts también se han comprometido a “tratar de manera discreta y privada las posibles diferencias y discrepancias sobre la cuestión que pueda haber”, un mensaje que puede interpretarse como un toque de atención hacia los posconvergentes.
“Siempre en todo hay posibilidades de mejora. Los órganos de coordinación funcionan, pero seguro que pueden funcionar aún mejor. Es lo que se habló ayer y a lo que se emplazaron los socios: a hacer un esfuerzo para que la coordinación sea mejor”, ha asegurado haciendo una ligera autocrítica. Y aunque ha recordado que en el Govern “nadie va por libre” y las decisiones se toman de forma “consensuada”, más allá de “disparidad de criterios o desavenencias sobre temas”, sí ha dejado claro que Aragonès tiene “libertad absoluta de agenda” y su actividad institucional tiene “vida propia”.
De esta forma, ha replicado a las voces de JxCat que reclaman que Aragonès les consulte sobre si debe o no reunirse con Pedro Sánchez antes de las vacaciones de verano, como ambos presidentes han convenido hacer para tratar de recomponer sus relaciones.