Opinión

Feliz Navidad, compañero

El belén de Alhama de Granada, uno de los monumentales más grandes del país
El belén de Alhama de Granada, uno de los monumentales más grandes del paísMIGUEL ANGEL MOLINA.Agencia EFE

Empiezo felicitando la Navidad porque eso de felicitar las fiestas siempre me ha parecido un absurdo. Se felicita el cumpleaños, una boda, un aniversario, pero no una fiesta.

Quizás sea la forma de esconder la palabra Navidad, es decir el nacimiento del Hijo de Dios, Dios mismo para los creyentes, que con su doctrina y su ejemplo nos marcó no solo un camino, sino que dio origen a una cultura y a una forma de vida de la que somos herederos una parte importante de la humanidad y que ha evolucionado dando lugar a un sistema de valores, que desde luego es mucho mejor y más humano que en otros lugares del planeta.

Y, añado, la palabra «Compañeros», especialmente dedicado a aquellos hombres y mujeres que esta Navidad como otras, sólo podrán disfrutar de sus hijos y de sus esposas o maridos a través del ordenador, porque están desde el Líbano hasta Mali y en otros muchos países, vistiendo un uniforme y defendiendo nuestra libertad. Por eso mi primera felicitación va para ellos junto a la de mi familia y amigos a quienes lo hago personalmente.

Navidad es tiempo de Fe y de nostalgia también por los que no están, nuestros santos particulares. En mi caso son mi padre, mi abuelo, mi compañero y amigo Juan Carlos y este año mi tío Álvaro, un hombre que hizo muchas cosas en la vida pero su mayor orgullo fue siempre haber sido en su juventud Teniente de Infantería de Marina. Por ellos, para todos, también para mi fiel camarada Lucas de cuatro patas, lo tantas veces cantado «La Muerte No es el Final» y la vieja despedida «Nos vemos en la otra vida».

Feliz Navidad también, para lo único verdaderamente importante, la familia por la que uno lo daría todo y los amigos con los que hay que estar siempre. A ellos, el consejo leal, frente a otros con razón o sin ella.

Feliz Navidad para nuestros ángeles de la guarda, vistan de verde, de azul, con uniforme de mosso o de policías locales. Su trabajo diario es nuestra seguridad.

A otros también felicidad, a algunos con advertencia de que por mucho que intenten tensionarnos ese es su problema. El nuestro es vivir día a día y trabajar honradamente. Incluso felicidad para quienes se consideran mis enemigos, los que jamás me olvidan aunque sea para meterse conmigo.

Felicidad para todos ustedes queridos lectores. Por mi parte que Dios me mantenga con salud a mí y a los míos y me de fuerzas para el resto.

Sencillamente Navidad, ha nacido un año más el Hijo de Dios, Dios mismo.