Familias

Uno de cada 5 niños catalanes pasa frío en casa

La ONG Save The Children alerta que las familias de estos menores no tienen calefacción

Imagen de una familia atendida por Cáritas
Imagen de una familia atendida por CáritasLa Razón

A mediados del año pasado y tras el peor periodo de la pandemia, fue Cáritas Diocesana de Barcelona la entidad que alertó de que había unas 885.000 personas en Cataluña en riesgo de exclusión social y de pobreza.

Ha pasado casi un año, y la situación no ha mejorado, sobre todo en lo que respecta a los más pequeños de las casas. El 17,2% de los menores en Cataluña –más de 240.000– vive en hogares que «no pueden mantener una temperatura adecuada en invierno» porque no disponen de calefacción o no pueden afrontar los gastos de electricidad y gas, según un estudio realizado por Save the Children, «Pobreza energética en familias con hijos e hijas a cargo en España». La organización critica que «el bono social no está llegando a todas las familias que lo necesitan», y destacan que las familias numerosas tienen más riesgo de infrautilizar la energía y estar en una situación de pobreza energética escondida, en sus palabras.

Por ello, propone reformar el bono social para que se otorgue automáticamente a familias que están por debajo del umbral de la pobreza independientemente de la compañía eléctrica con la que tengan el contrato y convertir en permanentes ayudas temporales.

También habilitar espacios en los que tramitar las cuestiones informativas y de prestación y, a medio plazo, apostar por la rehabilitación de edificios.

Asimismo, la entidad valoró ha en su informe «muy positivamente el escudo social energético» del Gobierno, si bien insistió en que –textualmente– se puede hacer más.

Save the Children calificó de «desproporcionado» el impacto de la pobreza energética en la infancia y adolescencia –especialmente en los primeros años de vida–al considerar que los menores pasan más tiempo en casa que los adultos.

«Los niños siempre son los que salen más malparados», avisó el director de la entidad, Antoni Pérez, quien avisó que esta situación provoca problemas respiratorios e impacta en su salud mental.

La organización también vincula la precariedad energética con riesgos en materia de seguridad, al considerar que intentar mantener el hogar caliente puede provocar incendios.

En este sentido, y según estima la entidad, solo el 16% de los hogares que no pueden calentar su casa tienen acceso a la ayuda del bono social, que consiste en un descuento en la electricidad. Además, casi un 17% de familias españolas tienen un gasto desproporcionado en energía y más de un 10% consumen menos energía de la que deberían por miedo a no poder pagarlo, añade el mismo informe de la ONG.

«A diferencia de los hogares constituidos solo por adultos, las familias con hijos o hijas a cargo afrontan más situaciones de endeudamiento, ya que priorizan su bienestar. Mientras que en el gasto desproporcionado destacan los hogares monoparentales, las familias numerosas tienen un riesgo mayor de verse en una situación de pobreza energética escondida, es decir, infrautilizan la energía», recoge el informe.

Varias investigaciones apuntan a que la pobreza energética puede estar asociada al absentismo escolar y a un peor rendimiento en la escuela, junto a situaciones de estigma y aislamiento. Así, un niño que no tiene cubiertas sus necesidades básicas, que tiene frío o calor, está más nervioso, más inquieto, y afecta a su concentración.