Arte

El Museo del Prado se queda con una parte de la colección Furió

La gran pinacoteca adquiere 265 grabados reunido por el catedrático catalán

Fachada del Museo del Prado
Fachada del Museo del PradoJuan BarbosaEuropa Press

No existen muchos coleccionistas de grabado antiguo en nuestro país. Vicenç Furió es una de esas excepciones como lo atestigua el importante fondo que ha ido reuniendo en las últimas décadas. No se trata de grandes firmas, que algunas hay, sino de cubrir una temática tan importante como es el de la representación del artista y de su trabajo.

Una parte de esta colección forma parte oficialmente desde ayer de los fondos del Museo del Prado. Así lo anunció en sus redes sociales la pinacoteca de la mano de José Manuel Mantilla, jefe de conservación de dibujos, estampas y fotografía del centro madrileño. Para Mantilla, según explica en el vídeo hecho público por el Prado, se trata de una compra importante que en estos momentos se encuentra en proceso de catalogación y que próximamente aparecerán en la página web del museo. Son un total de 265 estampas, una parte significativa de lo que ha logrado reunir Furió.

El Prado empezó a interesarse por la colección, como comenta Mantilla, a raíz del libro «La imagen del artista», un catálogo que tiene como punto de partida una exposición celebrada en la Fontana d’Or de Girona en 2008. Tiempo después, en 2016, Edicions de la Universitat de Barcelona realizó una segunda edición del libro, revisada y aumentada con más materiales, especialmente en lo referente a imágenes.

Las estampas están agrupados en cinco apartados temáticos. El primero de ellos es el dedicado al trabajo, es decir, obras que nos muestran al artista trabajando en el taller, el estudio o las primeras academias, algo que se hace en muchas ocasiones desde un punto de vista idealizado. Entre las piezas que forman parte de esta sección y que ya están en el Prado destacan un aguafuertes de Adriaen Van Ostade titulado «El pintor en su taller», en 1667, o de Thomas Rowlandson como es el caso de «Royal Academy» de 1811 y donde podemos ver a un grupo de aficionados al dibujo trabajando alrededor de una modelo que posa desnuda para ellos.

Otro apartado es el que se centra en el coleccionismo y el mercado, grabados en los que podemos ver la representación de coleccionistas y colecciones, especialmente de pintura, escultura y grabado. Así mismo se plasman en estas estampas todo lo relacionado con el mercado del arte, sus marchantes y sus formas de venta. En esta sección Furió tiene, por ejemplo, una verdadera obra maestra titulada «Tres hombres admirando el Gladiador a la luz de una candela», original del inglés William Peter, de 1769, fascinante por todo el trabajo de claroscuros.

La exposición del trabajo del artista es otro de los ejes de la colección comprada por el Prado. Una de las estampas más llamativas es «The Private View at the Royal Academy in 1881», de William Powell Frith donde el autor retrata a una serie de espectadores en la sala de la Royal Academy. Uno de ellos no es otro que el gran escritor Oscar Wilde.

Tampoco faltan los grabados relacionados con los conflictos y debates relacionados con los gustos personales de los artista, algo visible en una cómica composición de Daumier con un espectador contemplando con ojo crítico una pieza de Meissonier. El último apartado de la colección Furió en el Prado se centra en la representación idealizada que tienen los propios artistas ante su deseo de fama y alcanzar la gloria.

Fuentes cercanas al Museo del Prado aseguraron ayer a este diario que la compra se sitúa entre 230.000 y 250.000 euros, aunque no se ha querido concretar. Lo que sí se afirma con rotundidad desde la pinacoteca es que es una adquisición importante que se ha hecho a uno de los mejores coleccionistas en la materia que hay en nuestro país.