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Arte

Las mujeres que pintaron mucho

Una exposición reivindica en el Museo Diocesano de Barcelona a algunas creadoras modernas

La exposición 'Creadoras' visibiliza la contribución de las artistas a las vanguardias Marta PérezEFE

En los últimos años estamos viendo la puesta en marcha de numerosas iniciativas que tratan de dar voz a creadores que injustamente quedaron ocultas por motivos que en ocasiones poco tenían que ver con el arte. Es algo necesario, pero para ello también hay que contar con obras de peso que permitan construir un discurso sólido, no limitado a lo puramente anecdótico. Hay que contar con obras que permitan definir el discurso que se quiere dar.

El Museo Diocesano de Barcelona inauguró ayer una muestras que bajo el título de «Creadoras» busca visibilizar la contribución de las mujeres vinculadas con la vanguardia, un término muy amplio en el que caben muchos nombres. Sin embargo, para la ocasión, se ha optado por 21 mujeres a partir de medio centenar de trabajos, entre grabado, dibujo, pintura y fotografía. El listado de autoras presentes es, a primera vista, bastante sugerente gracias a nombres como Marie Laurencin, Dora Maar, Françoise Gilot, Olga Sacharoff, Carmen Laffón, Cristina Iglesias o Susy Gómez. La pena es que estas buenas intenciones no se traduce en la exhibición de piezas de primer nivel.

El caso más llamativo es el de Dora Maar quien comparte sala, no es casualidad, con Françoise Gilot. Es decir, dos de los nombres más importantes en la vida de Picasso en un mismo lugar. Dora Maar fue una extraordinaria pintora y, sobre todo, uno de los grandes hitos de la fotografía de vanguardia del siglo pasado. Por eso, es llamativo que entre todo lo que hizo Dora Maar se haya escogido un pequeño dibujo de sus últimos años, cuando buscó consuelo en la religión.

Eso contrasta con la serie de dibujos de Françoise Gilot, una auténtica sorpresa y un recital de su calidad como dibujante. En ellos podemos constatar que Gilot tenía la fuerza para decir mucho con poco, de sorprender al espectador con un estilo personal, aunque en ocasiones para entreverse la sombra alargada de cierto malagueño. Pero Gilot sabe imponerse en estos retratos de una impresionante fuerza.

Alguna vez alguien tendría que pensar en hacer una gran exposición sobre Marie Laurencin, una estupenda pintora y grabadora, además de una diseñadora teatral, especialmente para los Ballets Rusos. En la exposición nos tenemos que conformar con cuatro grabados realmente interesantes, aunque el público se queda con las ganas de más. Es una modesta aproximación a una verdadera y fascinante voz propia en lo que fue el París de principios del siglo pasado.

Una de las piezas más importantes en el exposición del Museo Diocesano es un óleo de Carmen Laffón, uno de los más importantes referentes del realismo. En el óleo «La alberca y la figura roja», de 1961, está todo el mundo de Laffón, su comprensión de la intimidad gracias a su magistral pincel, una composición en la que la poesía se adueña de las intenciones de la artista.

Más cercana a nosotros geográficamente, Olga Sacharoff, también se presenta en la exposición con una pintura de 1930, una pintora que hace tiempo que debería haber protagonizado una gran retrospectiva en el Mnac.