Islam
Seròs inaugura el primer minarete en una mezquita desde la Edad Media, símbolo de una nueva etapa social y cultural
La nueva mezquita se encuentra en la calle de la Costa y cuenta con una moderna edificación que incluye dos amplias salas de oración
El municipio de Seròs, en la comarca leridana del Baix Segre, ha inaugurado el primer minarete musulmán construido en la zona desde la Edad Media. Forma parte de la nueva mezquita que sustituye a la antigua, ubicada en la calle Rosari. La torre, que se alza al pie de las ruinas del castillo medieval, recupera un elemento arquitectónico emblemático de la época de dominio islámico en la región.
El arqueólogo local Joan Ramon González subrayó el valor simbólico e histórico del minarete, al tratarse de la primera construcción de este tipo en la comarca desde hace siglos. “Es un símbolo de la convivencia entre culturas y religiones que caracterizó a esta zona durante mucho tiempo”, afirmó.
La nueva mezquita se encuentra en la calle de la Costa y cuenta con una moderna edificación que incluye dos amplias salas de oración, separadas por sexos: una para hombres y otra para mujeres. Además, el edificio incorpora elementos decorativos que remiten tanto a la tradición islámica como al legado histórico del lugar.
Aunque el uso del minarete estará restringido y no se utilizará para el llamado a la oración, su presencia destaca en el perfil urbano de Seròs, en diálogo visual con la iglesia de la Nativitat. El alcalde, Josep Antoni Romia, aseguró que esta limitación estaba prevista desde el inicio del proyecto y no ha generado ningún conflicto.
La construcción del minarete trasciende lo arquitectónico y refleja un profundo cambio social en Cataluña. En una región con una población autóctona envejecida y tasas de natalidad muy bajas, es la inmigración, en particular la comunidad marroquí —la más numerosa de España—, la que sostiene el crecimiento demográfico.
No obstante, este proceso de transformación cultural no está exento de tensiones. Las diferencias en valores y prácticas, especialmente en ámbitos como la educación o el trato hacia las mujeres, siguen generando fricciones. Sin ir más lejos, recientemente la Generalitat intervino en una mezquita de Salt tras conocerse casos de castigos físicos a menores durante actividades religiosas.