
Opinión
Y Albert Rivera tenía razón
Durante años, y tras lo acontecido con Ciudadanos seguí pensando que yo tenía razón y él se había equivocado, pero ahora debo reconocer que la razón la tenía él

Mi relación con Albert Rivera ha sido siempre esencialmente de amistad, que empezó con su padre, un tipo sensacional y valiente que nos dejó hace poco tiempo.
Ciudadanos nació desde la izquierda, y fui de los primeros, por no decir el primero diríamos de derechas que se acercó al núcleo que daría lugar a su fundación Francesc de Carreras, Félix de Azúa, Félix Ovejero, etc.
Albert era un candidato perfecto, joven, buen orador, con sólidos conocimientos jurídicos, y apasionado por la política. Todos creímos que era el candidato idóneo, casi ninguno creía (yo tampoco) que en aquellas primeras elecciones al Parlament de Cataluña sacásemos nada, pero salieron tres diputados, y la euforia de aquella noche en el hotel Calderón es un recuerdo imborrable.
Me quedo con ese origen, y me quedo con que Albert siempre quiso que además de amigos, mis compañeros de Madrid y yo fuésemos sus abogados.
Acompañé y participé en el primer acto de Albert en Madrid, y vi el entusiasmo que despertaba en la gente, era la gran esperanza y además catalán.
Madrid me entusiasma, pero además del hecho de no tener mar, hay otra cosa allí que me aleja de sus encantos, los círculos del poder.
Las conspiraciones, los intereses, las traiciones, los juegos por detrás no van conmigo, yo y perdonen mi simpleza, siempre me he movido mejor pensando, equivocado o no, escogiendo bando, con la Guardia Civil y la policía contra ETA, con los constitucionalistas contra los independentistas, la verdad me gusta tanto la lucha, como odio las conspiraciones, nunca entenderé que quien está a tu lado, esté a su vez conspirando contra ti.
Madrid se enamoró de Albert, y Albert de Madrid, casi le dio el poder, y yo equivocado y abusando de la confianza le insistía para que lo cogiese, muchas veces le dije:
-Albert, pacta con Pedro Sánchez, influye en la política fiscal y sobre todo en la de Cataluña.
Siempre me respondía:
-Estás equivocado José María, éste no le dice la verdad ni a la almohada, y aunque le dijera que sí, trataría de utilizarme para luego dejarme tirado.
-Es tu oportunidad, Albert, tienes que intentarlo.
-No es de fiar José María, créeme.
Durante años, y tras lo acontecido con Ciudadanos seguí pensando que yo tenía razón y él se había equivocado, pero ahora debo reconocer que la razón la tenía él, que aunque ese fuese el principio del fin del sueño llamado Ciudadanos, era o eso o traicionar todo aquello por lo que habíamos luchado, aunque yo sin cargo alguno porque así se lo pedí.
Hablo con él de vez en cuando, sigue su camino y se frustró una vocación, pero por lo menos puede mirar a la gente a los ojos. Tenías razón amigo, con Sánchez no se podía ir a ningún lado.
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