Crítica de cine

Cate en la cama

Cate en la cama
Cate en la camalarazon

«¿Para qué voy a hacer un trío? ¿Para decepcionar a dos personas al mismo tiempo?», le responde un aburrido contable canadiense a su novia

«¿Para qué voy a hacer un trío? ¿Para decepcionar a dos personas al mismo tiempo?», le responde un aburrido contable canadiense a su novia de toda la vida cuando ésta le reprocha la escasa, por no decir nula, destreza sexual del chico. De ahí que ella decida pasar una semana separados y «practicar» con cuantos señores y señoras se le pongan a tiro, mientras Jordan, que así se llama esta bendita y un poco desesperante alma cándida, aterriza en Toronto y, de paso, intenta adiestrarse en las siempre complejas artes amatorias gracias a una stripper despilfarradora con vocación de cocinera. Desnudos integrales, vocabulario procaz, escenas bastante subiditas de tono... No se asusten, sin embargo: la atrevida propuesta de Sean Garrity pronto se transforma en una comedia romántica con todas las de la ley que responde ciegamente a los férreos cánones del género «made in Hollywood», aunque Jordan intente aprender los recovecos del cuerpo humano femenino con un melón. Por que, al cabo, tengan más o menos vergüenza, lleven o no fieros disfraces sadomasos, lo que ambos protagonistas necesitan es amor. Hombre, y si hay un poco de gra- cia en la cama, mejor aún...