Ciencia

Los motivos reales por los que la Tierra podría ver su final

Desde asteroides hasta las guerras nucleares, pasando por la absorción del sol, nuestro planeta podría desaparecer antes de que nos demos cuenta

El planeta Tierra es un cuerpo relativamente joven si lo comparamos con la edad de la galaxia. Apenas tiene 4.500 millones de años y, hasta el momento, es el único capaz de albergar vida, gracias a características propias como la existencia de agua, su actividad tectónica que recicla continuamente su superficie y por su atmósfera que protege la vida de las radiaciones del Sol, entre otras muchas.

Pero como ocurre con cualquier sistema vivo, la Tierra no durará eternamente. Cualquier alteración en el universo o de un proceso superior al planeta azul supondría una grave amenaza para nosotros y la desaparición. Así, vamos a repasar algunos de los casos que realmente sí podrían ocurrir y que conllevarían el fin de todo lo que conocemos.

El impacto de un meteorito

No sería la primera vez que un asteroide acaba con la vida de este planeta. Hace 66 millones de años, los dinosaurios conocieron su final de esta forma, cuando una roca de 11 kilómetros de diámetro se precipitó sobre la superficie terrestre arrasando con todo a su paso. Irónicamente la desaparición de los dinosaurios supuso el nacimiento de los mamíferos y, por consiguiente, el nuestro. Y si sucedió una vez, ¿por que no podría volver a ocurrir?

Los expertos no creen para nada descabellado que un nuevo meteorito golpease el planeta otra vez. Las consecuencias dependerían del tamaño del meteorito, ya que si es superior a los 10 kilómetros de diámetro, podemos decir adiós a la vida en la tierra o, al menos, gran parte de ella. En cualquier caso, hay protocolos para este tipo de situaciones y tratar de reducir los daños.

La Tierra convertida en un infierno por el cambio climático

Nuestro planeta está protegido por una serie de capas atmosféricas que impiden que la radiación dañina del sol afecte a los seres vivos. Con el paso del tiempo, el oxígeno de la superficie hizo posible que los seres vivos colonizaran la tierra firme. Sin embargo, la contaminación producida por la emisión de gases contaminantes está debilitando esa capa protectora, siendo como consecuencia el calentamiento global. Según estudios realizados por expertos, este calentamiento podría convertir la Tierra en un volcán gigantesco, con temperaturas similares a Venus.

El Sol podría ser nuestro verdugo

El astro rey tiene unos 4500 millones de años, que según los científicos, es la mitad de la vida del Sol o lo que es lo mismo, le queda la mitad de su existencia. Cuando desaparezca, se llevará consigo la Tierra. Con el consumo de hidrógeno, el sol irá aumentando de tamaño, lo que hará que rompa sus capas externas con tal fuerza que desplazara al resto de planetas hacia sus límites exteriores.

Aunque nuestro hogar desapareciese, otros planetas con características prometedoras de albergar vida podrían finalmente dar a luz a nuevos organismos nunca antes vistos. En lo que a nosotros respecta, el calor se volvería insoportable, los océanos se evaporarían y todo microorganismo se extinguiría.

La siempre posible guerra nuclear

Posiblemente el caso donde el ser humano más influya. Desde que se descubriese la reacción física en el siglo XX, la energía nuclear se ha utilizado para muchos propósitos, incluyendo la guerra. Así, por ejemplo, apareció la bomba atómica. Esto sumado a los continuos conflictos entre naciones abriría la puerta a una posible guerra nuclear con cientos o incluso miles de estas bombas, que no solo acabarían con la vida en la Tierra sino que además la dejarían gravemente dañada.

Hacia el interior de un agujero negro

Los expertos afirman que todas las galaxias tienen en su centro un agujero negro. En el caso de la nuestra, la Vía Láctea, tenemos a Sagitario A, cuya gravedad, millones de veces superior a la del sol, funcionaría a modo de engranaje de toda la galaxia.

Claro que al igual que sostiene toda la estructura planetaria, también podría destruirla sin miramientos. Solo bastaría con un acercamiento de nuestro planeta hacia el agujero negro. Nada puede escapar a su indescriptible fuerza, ni siquiera la luz. Realmente no se sabe que hay en el interior de un agujero negro, pero ni siquiera el tiempo-espacio sería como lo conocemos.