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¿Por qué la comida bebida nos da dolor de cabeza?

Los helados, los refrescos o un batido pueden levantarnos un fugaz dolor de cabeza, pero ¿por qué?

Dolor de cabeza
Dolor de cabezaDreamstimeDreamstime

Una de cada tres personas ha disfrutado del exquisito dolor de cabeza que despiertan los alimentos fríos. Es una sensación extraña y pasajera que no nos disuade de seguir devorando helados y batidos. Apenas suele durar unos segundos, diez minutos como mucho y, aunque sintamos que miles de agujas atraviesan nuestras sienes, la recompensa parece mayor que el castigo, por lo que, una vez recuperados, volvemos a llenarnos la boca. Así es como vivimos la sensación de “cerebro congelado”, como popularmente se conoce este fenómeno, pero ¿a qué se debe? ¿Hay alguna forma de evitarlo? Para responder a todo eso tenemos que recurrir a la ciencia.

Y, si queremos estudiarlo desde la ciencia, lo primero que tenemos que hacer es buscar el nombre correcto, el término con el que se referirán los expertos, porque “sensación de cerebro congelado”, no es una expresión ni precisa ni eficiente. Normalmente, veremos que en los textos académicos se refieren a este efecto de ingerir alimentos fríos como “cefalea por estímulos fríos”, algo muy descriptivo teniendo en cuenta que “cefalea” significa eso, “dolor de cabeza”. Otro término aceptado es “ganglioneuralgia esfenopalatina” o, dicho de otro modo, “dolor del ganglio esfenopalatino”. Este último término ya nos empieza a dar pistas de lo que ocurre, pero son solo eso, pistas, porque en realidad todavía desconocemos muchos detalles de este proceso.

Cefaleas

Normalmente los dolores de cabeza se dividen en secundarios o primarios y, los secundarios, a su vez, en neurológicos y sistémicos. “Segundario” en este ambiente médico, significa que es consecuencia de un mecanismo conocido, como, por ejemplo, una infección o un traumatismo. Las cefaleas secundarias neurológicas son las que están originadas en el cráneo, mientras que las secundarias sistémicas suelen tener un origen más difuso por el cuerpo, como un problema metabólico o el consumo de una sustancia. Por otro lado, las primarias son las que no tienen un origen claro, como la famosa cefalea tensional, la cefalea de racimos y, por supuesto, la cefalea por estímulos fríos.

En realidad, hay un tercer tipo de cefaleas secundarias que en cierto modo podría encajar con la de estímulos fríos, las debidas a una lesión de los nervios craneales. Sin embargo, en la cefalea por estímulos fríos el nervio no se daña o, al menos, eso creemos. Ahora bien, ¿qué es lo que sí sabemos?

Una corazonada

Existen varias posibles explicaciones para estar relación entre el consumo de sustancias frías y el dolor de cabeza, pero, posiblemente, la más apoyada, sea la que habla sobre vasos sanguíneos que se contraen y se dilatan súbitamente. Los capilares, las arterias y las venas que transportan sangre a lo largo de nuestro cuerpo no tienen siempre el mismo calibre. Responden a estímulos como la temperatura para cambiar su grosor y, así, redirigir el flujo sanguíneo a donde más falta haga. Por ejemplo, cuando hace frío, el cuerpo da prioridad a conservar calientes los órganos vitales, por lo que contrae los vasos sanguíneos periféricos, como los que recorren brazos y piernas, para que su sangre se quede en el cuerpo, mucho más voluminoso en relación con su superficie y, por lo tanto, más dado a conservar el calor en una situación así. Por eso el frío extremo ha hecho que algunos montañeros pierdan los dedos de los pies. Hay personas que, de hecho, son especialmente sensibles a estos cambios. Por ejemplo, quienes padecen la enfermedad de Raynaud pierden la circulación en los dedos en ante temperaturas ligeramente frías, sin tener que tratarse de situaciones extremas.

Pues bien, el frío en la boca haría que los vasos sanguíneos del paladar y la pared posterior de la laringe se contrajeran. Pero, como el frío en este caso es muy pasajero, tan pronto traguemos lo que teníamos en la boca, la temperatura volverá a subir y, según lo rápido que sea nuestro cuerpo adaptándose, hará que los vasos sanguíneos vuelvan a dilatarse. Esta contracción y dilatación continua irrita a los nervios que pasan cerca de estos vasos, concretamente al ganglio esfenopalatino y ese sería el motivo de la cefalea.

Diagnóstico y tratamiento

Para poder decir que somos parte de ese tercio de la población que sufre cefaleas por estímulos fríos tenemos que cumplir varios requisitos. Si hemos tenido al menos dos episodios en los que un estímulo frío en nuestro paladar o la pared posterior de la faringe (la garganta) y estos se resolvieron en menos de 10 minutos, tendremos que diagnosticar una cefalea por exposición al frío, a no ser, claro, que pueda explicarse con otro diagnóstico más sencillo. Es más, en los casos más extremos este dolor puede desencadenarlo incluso la inhalación de aire frío.

En casos extremos, cuando el nervio se ve afectado por otros problemas, se puede “neutralizar” mediante lo que se conoce como “bloqueo” o, directamente, destruir el nervio con radiofrecuencias. La mayoría de nosotros no necesitaremos tratamiento y, con tragar más lento, esperar más entre un sorbo y otro, calentar la comida en la boca o pegar la lengua al paladar, consiguen regular mejor la temperatura, reduciendo los episodios de dolor. Ahora que sospechamos cómo funciona, podemos prevenirla para seguir disfrutando del frío.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Es posible que la ingesta de un alimento frío despierte un dolor de cabeza que dure más de 10 minutos, pero no será una cefalea por estímulos fríos de más de 10 minutos, sino una cefalea ocasionada a partir de una cefalea por estímulos fríos que, a su vez, estuvo desencadenada por un alimento frío. Los nervios y otra serie de factores pueden facilitar que la cefalea se perpetúe como una cefalea tensional, por la contracción sostenida de músculos del cuello y el cuero cabelludo.

REFERENCIAS (MLA):